Capitulo 10: Los Cuervos son mi familia

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Cinco años antes...

Las personas somos seres curiosos, lo digo en muchos aspectos, y la curiosidad es un arma de dos filos, puede sacar lo mejor y lo peor de cada persona. Todos vemos las cosas de manera muy distinta, las palabras que decimos no son las mismas que la otra persona escucha, por eso es que las interacciones con otros pueden llegar a causar tantos problemas.

Un pequeño error en la comunicación y tu pareja puede pensar que no te preocupas por ella, o tu profesor creerá que lo traste de engañar. Y los problemas suelen empeorar mientras creces.

Pero esta vez no hubo tal error, esto fue una simple y llana traición.

Una que debí haber visto venir.

–¿Estas seguro de lo que vas a hacer?– me pregunto Bullet mientras entraba a la armería y me veía elegir mis armas– ¿Al menos tienes un plan?–.

–Matar a cada hijo de puta que se atrevió a traicionarme y hacerlos desear nunca haber nacido– dije mientras comprobaba los cargadores– ¿Tienes algún problema con eso?–.

Contesté mientras comprobaba unos cargadores.

–Yo no dije nada de eso, pero soy viejo y la preocupación me viene con la edad–.

Rodé los ojos con escepticismo.

–Ni siquiera me conoces lo suficiente–.

–Tienes un chaleco con nuestros colores y un parche, eres un hermano ahora, mañana y siempre. Eso es suficiente para preocuparme chico, hemos sido familia desde la primera vez que aceptaste el nombramiento, y la familia se cuida entre sí–.

Un silencio se formo en cuestión de milisegundos, sus palabras estaban cargadas de verdad, ya no estaba solo, a partir de este momento tenía un hogar.

Algo muy parecido al anhelo me recorrió entero.

Hace mucho que no consideraba una casa un hogar, ni siquiera cuando Hades me dio la bienvenida al club y me asigno un cuarto para poder descansar.

¿Cómo iba el dicho que solía decir mi abue?, a veces las tragedias suelen unir más a las personas que los milagros.

–Supongo que tener un tío cascarrabias no suena tan mal–. Fue lo que termine diciendo, sin aún creer del todo que los hermanos del club me perdonarían mi cagada con tanta facilidad.

Antes del incidente no era el miembro de los cuervos más abierto con los demás, siempre dispuesto a compartir una cerveza o un juego de billar pero nunca di más detalles de mi mismo más allá de los necesarios.

Y aunque nadie me había presionado para compartirlos, sentía esa barrera que nos separaba por mi falta de confianza, así que no sería una sorpresa si después de lo que paso desconfiaran aún más.

–Supongo que no– una especie de sonrisa adorno el rostro del canoso, la visión era tan surreal que tuve que desviar la mirada a los explosivos que tenía enfrente, silenciosamente debatiéndome si debía llevarme algunos– En serio, entiendo que el Prez quiera que seas tú el que se encargue de esto, pero yo tengo dos ojos sanos todavía, y si esto es demasiado personal...–.

–Lo es, es personal, y es por eso justamente que no puedo permitir que nadie más lo resuelva– corto antes de que sugiera lo que esta a punto de sugerir– No podría dormir en las noches si dejo que alguien mas haga esto por mi–.

–¿Quién mejor que un viejo que ha vivido durante décadas para entender la necesidad de ocuparse de sus propios asuntos?– se queda callado durante unos segundos antes de volver a hablar– ¿Vas a llevar a Hell?–.

Te Reto a DescifrarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora