Capitulo 12: Dime lo tuyo y te diré lo mío

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Sabrina POV

La adrenalina siempre ha sido uno de mis vicios, en general tengo una largaaaa lista de cosas que no puedo dejar de hacer y que podrían matarme en cualquier instante.

El subidón de endorfinas que me recorre las venas cuando la velocidad de cualquier vehículo rebasa por mucho el límite establecido es un ejemplo perfecto, en Rusia, Tasha y yo eramos las encargadas de ganar dinero mediante las carreras, pero mientras que ella competía en moto yo solía estar detrás del volante de un carro.

Amaba la sensación de estar en control de una maquina que me hacía sentir super humana, siempre tuve una debilidad por este tipo de cosas, por eso no fue una sorpresa que encajara con tanta facilidad en la parte trasera de la moto de mister musculitos.

O al menos esa es la versión que me digo en mi cabeza, porque definitivamente no tiene nada que ver con el enorme mastodonte malhumorado que me había esposado a su cama unas noches atrás.

No.

Imposible.

Aunque sí me admito a mi misma que este es sin lugar a dudas el mejor paseo en moto en el que he estado, a pesar de haberlo hecho infinidad de veces antes con Caleb e Ivan, hay algo en este momento que me tiene atrapada en el presente, no se si el el silbido del viento, la manera en la que hace que mi cabello vuele por todas partes, el calor de los rayos del sol sobre mi piel, o la curiosa calidez del cuerpo que se encuentra enfrente mío.

La realidad es que no sabía si era una estúpida por subirme a la parte trasera de la motocicleta de la misma persona que me había mandado en un frenesí de emociones segundos antes.

Toro no tenía ningún maldito derecho a indagar en mi pasado de la manera en la que lo había hecho.

Y restregármelo en la cara...

Eso fue un golpe bajo por donde lo veas.

Sino hubiera estado demasiado ocupada ahogándome en los recuerdos del pasado que había despertado le hubiera hecho una cicatriz gemela en otra parte de su cuerpo para que se diera cuenta de lo mala idea que fue meter su nariz donde no le importa.

Rey ya me advertía con regularidad del peligro que suponen mis recuerdos, los flashbacks no respetaban ni momento ni lugar, e incluso, algunas veces como ahora, me mandaban en un espiral de pánico, dolor y debilidad.

Lastimosamente mi salud mental nunca fue una prioridad en nuestra precaria situación, siempre había otra entrega que hacer, otro hoyo de bala que remendar, comida que traer a la mesa.

Eso fue antes, ahora habíamos pasado página y todos nos estábamos esforzando en crear una nueva vida, mejor y alejada de todo lo que solía pesarnos sobre los hombros.

Era hora de liberarme de mis cadenas ya no le permitiría tener ese poder sobre mí.

Aunque no me hallaba segura de que hacerlo con el ejecutor de los cuervos fuera la mejor idea...

Más bien había sido un impulso, una corazonada, un destello de confianza lo que me empujo a seguirlo a un lugar desconocido donde me expondría de una manera en la que no lo había hecho con nadie antes.

Esperaba por todos los dioses que no me saliera el tiro por la culata, y que por una vez en su vida el mastodonte recordara que era un simple mortal como todos y se bajará de su nube para tener un poco de empatía por mi situación.

Porque si trataba de tenerme lastima iba a aventarlo de un barranco.

¿De dónde iba a sacar un barranco?

No lo sé, pero ya me preocuparía por eso si llegaba a ese punto.

Después de al menos una hora de andar en el tráfico, nos alejamos de la caótica ciudad mientras subíamos una colina empinada.

Te Reto a DescifrarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora