You can hear me? Mike Wheeler

#16

Mackenzie

¡NO!

Destape mis ojos agitada. Fue bastante información...

Me costaba controlar mi respiración. Me asustada escuchar todo... Todo lo que sufrió...

A Eleven le paso mismo. Y Becky se dio cuenta y nos dio un abrazo.

—Mackenzie... Tus oídos.—dijo Eleven apuntándome.

Toque mis orejas y... Es raro pero... Están sangrando, pero no siento dolor...

—¿Se encuentran bien?—preguntó Becky.

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—¿Se repetía sin parar?—preguntó.

—¿Repetir?—dijo El confundida.

—¿Cómo un circulo? ¿Mostraba una y otra vez la misma imagen?

—Me mostraban a la niña de la sala.

—¿La sala del arcoíris?

No recuerdo haber escuchado a alguna niña. Pero creo que Eleven vió una.

—Sí.—respondió.

—¿Cómo e-era e-ella?—pregunté.

—... Diferente.

—¿D-diferente a ti?—ella asintió con la cabeza.

—Creo que por esto mamá quería hablar.

—¿Para mostrarte a la niña?—preguntó Becky y ella volvió a asentir.

El miró a su madre.

—... Creo que quiere que la encuentre.

Becky nos llevó a ver algunos documentos.

—Cuando Terry te buscaba, fue recopilando estos archivos sobre otros niños desaparecidos. Niños que, según ella, eran como tú.—Mientras hablaba iban tirando las carpetas que encontraba.—Quizá esa niña esté por aquí. Tal vez... Aquí.

Nos dio una carpeta. Tenía algunas páginas de periódicos que tenían información de ella.

"Adolescente de Cleveland desaparece en Indiana."

"Desaparecen madre e hija de Pawtucks."

"Bebé secuestrado en hospital del condado"

—¿R-reconoces a a-alguien?—pregunté tocándole el hombro. El seguía mirando las páginas.

"¡Se esfumó! Niña india desaparecida en Londres."

El se quedó mirando esa página y la sacó. Tenía una foto de una niña morena con trenzas.

—¿Es e-ella?—pregunté. El me miró seria y asintió.

Pusimos de nuevo la tele con estática y Eleven se cubrió los ojos intentando encontrar a esa niña. Yo ya no puedo hacer nada, solo ella puede encontrarla.

Después de un rato, se destapó los ojos.

—¿La encontraste?—preguntó Becky.

—... No...—respondió.

Bueno. Supongo que no podemos hacer nada más.

Llegó la noche y Becky nos preparó una cama para las dos.

Eleven seguía mirando su foto.

Y yo me había quedado hablando con Becky.

—Entonces, ustedes no son hermanas pero viven juntas.