Rencor

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La segunda salida a Hogsmeade llegó unos días después del episodio de Black. Emma no quiso ir, no estaba de ánimo. En vez de eso salió, yendo a la cabaña de Hagrid. Sabía que él no se encontraba bien por lo de Buckbeak.

Hagrid la recibió con una sonrisa melancólica. Como siempre, le ofreció una taza de té, que apenas pudo servir. Tenía las manos temblorosas.

—¿Cómo ha ido el juicio en la Comisión para Criaturas Peligrosas?

—Mal—dijo Hagrid más triste, sonándose con la maga de su chaqueta—. Lo condenarán a...—se pasó el dedo índice por el cuello de manera horizontal.

—Ah...¿No hay nada que pueda hacer? Por lo que tengo entendido se puede volver a apelar.

—Lo sé, pero no creo que haya algo para...para...salvarlo—se secó las lágrimas con la otra manga.

—¡Claro que hay! Buscaremos argumentos en otros casos. Ya verás que no le tocarán ni una pluma.

—Si los del Ministerio comprendieran como tú...

—Yo trabajé ahí, Hagrid. Son difíciles de persuadir. A menos que...

—¿Qué?—exclamó Hagrid entusiasmado.

—Tengo contactos. Trataré de hablar con ellos. No te prometo nada, Hagrid.

—¡Gracias!—saltó Hagrid encima de Emma, casi asfixiándola—. ¡Muchas Gracias! Toma, toma, llévate más toffes. Tú y los chicos me han ayudado mucho. No sé como agradecerles.

—¿Los chicos?

—Harry, Ron y Hermione...—sus ojos quedaron como plato— No debería hacer dicho eso. No deberá hacerlo hecho—continuó alterado.

—No le diré a nadie, pero no quiero que vuelvan a venir sin ningún profesor. Que me llamen a mí.

Emma salió de la cabaña. Ya era de noche. Sacó su varita, que al principio parecía un tronco, que después de transformaba en espirales paralelos, terminando unos centímetros antes, tomándola con firmeza.

En su pieza de nuevo, escribió una carta, manteniendo la promesa que le acababa de hacer a Hagrid.

Estimado señor John:

Junto con saludarlo, escribo esta carta con el motivo de informarle de una situación un tanto falta de justicia.

Hace un par de meses, mi colega Rubeus Hagrid, fue acusado de tener un animal peligroso en su asignatura (Cuidado de Criaturas Mágicas). El animal den cuestión es un hipogrifo, de nombre BuckBeak, quien es a, mi parecer, una simple criatura que se defendía.

Para contextualizarlo en la situación, le contaré que en la primera clase del profesor Hagrid, hubo una lección sobre hipogrifos. El profesor recién mencionado les dio las instrucciones claramente, recordándoles constantemente que debía de ser respetuosos con los animales, ya que así es el trato. Un estudiante de Slytherin, Draco Malfoy, desobedeció las instrucciones del maestro, acercándose a la criatura sin ni siquiera hacer una pausa, reverenciando. El hipogrifo, como resulta natural, se asustó y rasguñó al estudiante en el brazo.

Si se da cuenta, y tiene buen juicio, el animal no hizo más que defenderse ante la amenaza, por instinto natural. Creo prudente volver a tomar el caso y no producir ninguna sentencia apresurada. Estoy dispuesta a declarar bajo juramento ante la Comisión para las Criaturas Peligrosas del Ministerio de Magia.

Te imploro que trates de hacer lo posible, y que el ministro tenga en cuenta el favor que le he hecho a principio de curso.

Cordialmente,

II. Hechizo en sepiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora