Buckbeak

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Emma:

Buckbeack ha sido sentenciado. El verdugo vendrá hoy por la tarde. Gracias por tus esfuerzos.

Hagrid.

Emma no lo podía creer. Tenía que ir fuera como fuera con él.

Emma estaba en clase de Encantamientos con los de primero, pero su mente donde BuckBeack. Esperó a que la última de las alumnas se fuera por el pasillo para salir ella también.
El Bosque Prohibido se veía como una masa dorada por los rayos del sol, en los segundos que quedaban de día. Se podía distinguir un poco de azul en lo alto del cielo. Vio como Hagrid abría la cabaña desde lejos, y la volvía a cerrar.

Emma tocó la puerta y Hagrid le abrió muy pálido. Al entrar, vio a Harry, Ron y Hermione.

—Saben que no tienen que salir sin un profesor—dijo Emma.

—Les dije que no vinieran—dijo Hagrid.

—No podemos dejar que lo maten—argumentó Hermione.

—Yo no quiero eso, Hermione, pero si los ven acá. Imaginen que yo los delatara. No sería la primera vez que los encubro.

—Por favor, profesora...—dijo Ron.

—No quiero que me expulsen—dijo Hermione.

—¡Sólo queríamos ayudar!—exclamó Harry.

—No diré nada, pero tienen que devolverse conmigo ahora.

Hagrid estaba sirviendo el té y Hermione pegó un grito ahogado.

—¡dijo!—dijo Ron— Pensé que tu gato lo había matado—le dijo a Hermione.

—Hagrid, no pueden...—dijo Harry refiriéndose a lo del hipogrifo.

Hagrid, sin embargo, se dirigió a la ventana, apoyando sus gruesa codos en la orilla.

—Ahí vienen—dijo Hagrid, volviéndose—. Deben irse. Tú también Emma.

—Pero Hagrid, yo...

—Deben irse. Nadie tiene que estar aquí.

Harry Ron y Hermione se taparon con una manta plateada y desaparecieron.

—¿Qué...?—exclamó Emma paralizada.

—Capa de invisibilidad—dijo Ron rápido.

—Tiene que irse—volvió a repetir Hagrid, yendo a la puerta de atrás—. Váyanse. Estarán en un momento

—¡Espera! ¡Poetemos contarles lo que de verdad pasó!—gritó Harry al salir.

—Podemos testificar a tu favor—dijo Ron.

—Ya es tarde. No hay nada que ceden hacer. Váyanse antes de que se metan en más problemas—dijo Hagrid retrocediendo hasta la cabaña—. Que no los vea.

Emma y los tres chicos se escondieron detrás de la cabaña hasta que escucharon la puerta cerrarse de nuevo.

—Vámonos rápido—dijo Hermione—. No quiero estar aquí cuando....

Los cuatro de apresuraron a subir la colina en silencio. En la cima, escucharon como la puerta de la cabaña se abría con mucha fuerza.

—¿Dónde está?—dijo el hombre con la hoz.

—Allá—se escuchó la voz de Hagrid entre sollozos.

—No puedo ver—dijo Hermione.

—Al menos estará más tranquilo y....

Un sonido de hoja de cuchillo cortó el aire.

—Ya está, lo han hecho—dijo triste la niña.

—Será mejor que nos vayamos—dijo Ron sosteniendo a su rata, que me movía como loca en su bolsillo.

II. Hechizo en sepiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora