Capítulo 2

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-A ver, Queen no puedo traer una desconocida a casa... pero si todavía no sé ni lo que es exactamente... que no voy a juzgar a nadie ya lo sabes pero hay mucha criatura suelta con dietas muy variopintas..-

La gata se restregaba contra su cuello y se movía con elegancia por los cojines del sofá, realmente podía entender a su humana aunque no pudiera hablar. Se fue hasta el reloj de la mesa y miró a Alba durante unos segundos hasta que la bruja se dió cuenta.

-Mierda, Queen...¡Baba nos va a matar! Esta vez sí, me va a quitar los poderes por el resto de mi eternidad y usará nuestros huesos como decoración navideña.- Gritaba alterada mientras cogía el frasco que contenía la poción que le mandó hacer su yaya. Se fue rápidamente en busca de su riñonera de cuero, se retocó la bandana del pelo y cogió la gata en brazos.- Los siento cariño pero vamos demasiado justas de tiempo. Sabía que Queen odiaba esa manera de viajar pero no podían entretenerse,no si quería conservar la cabeza donde estaba.

El pequeño animal podía intuir lo que venía a continuación así que maulló como gesto de desaprobación a lo que Alba contestó con un pequeño beso sobre su cabeza.

El poder de aparecer en otros lugares lo aprendió muy joven, quizás incluso demasiado para controlarlo. Su madre le advirtió desde un principio que siempre debía saber a dónde viajaba o podría quedarse en el limbo, así que aprendió rápido.

Apareció en la puerta de la casa de su abuela, madera de roble algo desgastada y un imperceptible grabado de una flor de loto en el pomo.

-Alba cielo... para aparecerte en la puerta bien podrías entrar directamente- dijo Baba desde dentro de la casa.

Cazada.

Baba era una mujer muy mayor, una bruja poderosa que, durante muchísimo tiempo, había sido la matriarca de un aquelarre poderoso de brujas que vivía al sur. Era una señora de denso pelo blanco, vestía con pantalones anchos y tenía siempre collares adornando su cuello repleto de arrugas por el paso del tiempo.

Alba se dió cuenta de que había visita, así que soltó a la gata enfadada en el pasillo y se fue a la cocina a dejar el brebaje que le había encargado.

Lo único que conocía de aquella clienta es que era una mujer que buscaba desesperadamente a su hermana pequeña, por eso la poción, para localizarla.

-Alba, tráete la poción y el mapa cuando vengas por favor.-

-¡Ahoramismo!.-

Por otro lado, una cambiaformas estaba en un pequeño recibidor lleno de plantas, pergaminos, piedras y cuencos con la cabeza hecha un lío. "¿podía ser ella? Era su voz, podía oler su perfume desde el otro lado de la puerta..."

Y ahí estaba la cambiaformas, boquiabierta, con los sentidos trabajando a mil por hora solo para confirmar que era la misma rubia que había conocido en el club.

-Baba, no encuentro por ningún lado el ma- Na- ¿Natalia?- preguntó atónita. ¿Qué probabilidad había de que su cliente fuera la mujer guapísima que conoció anoche?. Estaba petrificada, primero por la impresión y segundo, porque estaba guapísima. Iba vestida con unos vaqueros negros y ajustados, una camisa azul estampada y una chaqueta a juego muy grande.

-Al-Alba...-

Baba interrumpió el silencio entre las chicas mientras dejaba unas cartas del tarot sobre la mesa y se fue en busca del mapa. -No creo en las casualidades así que os dejo un momento a solas...-

La anciana salió de la salita, Queen entró y se posó sobre el alféizar.

-¿Es tu abuela?-

-¿Esa poción es para tu hermana?-

Darkness magicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora