Capítulo 5

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-Tienes una casa preciosa.- admiró Natalia entrando al piso. Era un piso pequeño de una habitación pero con un salón amplio y una terracita repleta de plantas.

Elena estaría segura en casa de Baba, tenía que eliminar las toxinas de su cuerpo y descansar. Su yaya no se equivocaba nunca y si decía que tardaría al menos un día en despertar es porque tardaría. El piso de su abuela era muy pequeño y si Elena ocupaba su cuarto, no tenían espacio. Al principio Natalia no quería separarse de su hermana pero estaban a pocos minutos y estarían de vuelta por la mañana.

Queen fue la primera en entrar y acomodarse en el sofá mientras que Alba guió a la morena hasta el baño.- Aquí te dejo toallas, ropa limpia y cómoda.- comentó con una pequeña sonrisa. No podía ofrecerle más porque estaba como si un camión le hubiera pasado por encima.

Natalia agradeció el gesto e hizo uso de su baño, sus heridas estaban curándose, no tan rápido como pudiera ser pero se curaban. Salió dejando un rastro de vapor y con un aspecto mucho mejor de como entró.

Encontró a la bruja sentada en la encimera, estaba con la mirada perdida. Aún tenía restos de sangre en la ropa y la pequeña herida de la cabeza con sangre seca y un pequeño cardenal que se extendía por la sien.- ¿Dónde tienes el botiquín?- preguntó Natalia con suavidad posando su mano en el hombro de Alba. Se habían preocupado mucho por ella y su hermana pero se veía afectada.

-No te preocupes, de ver-

-Es en serio brujilla, bastante habéis hecho por mí, me toca.- interrumpió Natalia.

"¿Cómo iba a decirle que no a esa sonrisa?" pensó Alba.

Chasqueó los dedos y el botiquín apareció delante de Natalia en unos instantes.- ¿por qué no nací yo bruja? Es una fantasía. ¿Lo haces también con pizzas?.- preguntó inocente intentando distraer a Alba.

-Suelo pagar al repartidor.- respondió la rubia con una pequeña risa. Natalia era una mujer imponente pero podía ver la sorpresa en sus ojos, era un bebé enanísimo encerrado en una torre.

Natalia cogió la caja y la mano de Alba para llevarla al sofá y proceder con la cura.

-La magia mola pero lo que has hecho hoy es impresionante...-

-Dijo la amante de los gatos.- respondió Natalia de nuevo en ese tono divertido. Estaba muy cómoda con ella.

-¡Queen es una gata, tú eres casi un caballo!.-

-¿Tocas?- preguntó Natalia pasando el algodón por la herida con delicadeza.

-Nah... lo tengo como decoración.-

-¿En serio?.- "Quién tiene instrumentos en el salón como decoración" se preguntó la morena.

Alba soltó una carcajada, esta vez más fuerte que la anterior, Natalia era un bebé que no entendía la ironía.- No! Pero tampoco soy ninguna experta, sabes, hay cosas que ni la magia es capaz de hacer. ¿Tú tocas?.-

-Hago algunas cosillas. Vale, esto ya está.- comentó la morena terminando de colocar el punto de aproximación y esparciendo un ungüento por su sien.

Natalia era una híbrido y le costaba pillar las indirectas pero podía aceptar cuando alguien le gustaba y Alba le gustaba.

-Gracias.- musitó nerviosa la bruja por la proximidad. Ahí estaba de nuevo esa sonrisa. "Alba, te vas calmando" se dijo a sí misma.

Se levantó a por la guitarra eléctrica como excusa para poner algo de distancia y se la dió a la morena.

-Tócame.-

Darkness magicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora