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—Te doy a cuidar a mi hijo y ¿no puedes ni hacer eso?

—Disculpeme, pero tampoco puedo estar todo el dia a su lado, aunque quisiera

—¿Disculpa?, el punto aqui gilipollas es que quiero que cuides a Gustabo, ¿sabes quien es el imbecil que le hace eso?

—No, pero estoy tratando de investigar, tomare el turno de la noche, porque casualmente las camaras de la zona donde ocurre eso se apagan, pienso que es un funcionario, de un preso lo veo dificil, aunque bueno, aqui sobornan a los funcionarios demasiado bien

—Bien, sigue investigando, mientras yo sigo intentando sacarlo

—Vale, descansa Conway, que ya te hace falta

—¿Quieres que descanse con todo esto?

—Anda hazlo, yo lo voy a cuidar, como si mi vida dependiera de ello 

—Depende de ello, capullo 

Greco cuelga aquella llamada y sin mas se dirige hacia la enfermeria, donde le notificaron que Gustabo esta, no le dijeron nada mas.

—Le voy a partir la madre a ese cabron

—Tranquilo, no creo que puedas

—Me vale riata, yo lo mato y ni pedo, otra vez a la carcel si es necesario, todo por usted Gustabo

El de la barba solo escuchaba aquello y se sintio quiza un poco raro, pero sin mas se acerco al rubio, el cual le lanzo una sonrisa.

—Compa ¿ya esta mejor? —le pregunto Pablito al recien llegado—

—Si, si, no fue muy grave

—¿Que te paso? —pregunto preocupado el rubio—


—Me podrian dejar sola con el, estabamos hablando —solto la doctora quiza un poco molesta por la interrupcion—

—Vale, deberiamos salir Pablo 

—Claro, claro, Gustabo ya sabe, lo quiero mucho, creo que si terminare como Altagracia —le lanzo una sonrisa—

—No, no, Pablito

—Suerte

Quiza la vida sea un poco retorcida.


Interesante. GrestaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora