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No me olvides,

mantenme en tu memoria,

dejame ser tu ángel favorito

(...)

Llora por mí pero prometeme,

cariño,

que seguirás siendo fuerte.


Don't forget me-Nathan Wagner


💟💟💟


YongSun entró a la habitación de su hijo mientras éste seguía abajo, comiendo en compañía de su padre. Abrió lentamente el armario y lo inspeccionó cuidadosamente, mas volvió a cerrarlo al no encontrar nada extraño. Aspiró y entonces se percató de que el cuarto olía normal, aquel inusual aroma se había desvanecido.

Era tan raro... Olía de la misma forma que huele el bosque, como huelen las hierbas cuando acaba de llover, como la tierra húmeda, como huele una mata de arándanos luego de que un animal pasara por encima y las pisara... Olía a bayas, a fresas, a uvas, a ciruelas... Todo eso en conjunto era lo que mejor describía el aroma que hacía un rato había alucinado su sentido del olfato. Era exquisito y salvaje al mismo tiempo.

Ese olor le recordaba a sus sueños, o bueno, sus pesadillas. Odiaba tener continuamente esa sensación de haber olvidado algo. Algo importante. Algo hermoso, que en el pasado le habría hecho sentir emociones tan bellas, que a pesar de no recordarlas, podía sentir que habían existido.

Se dio cuenta de que la ventana estaba abierta, por lo que se acercó para cerrarla y así evitar que los mosquitos entraran e impidieran que su hijo tuviese un sueño tranquilo. Pero algo sorprendente pasó. Tan pronto puso sus manos en el marco de la ventana, una sensación de familiaridad recorrió todo su cuerpo. Automáticamente su mirada se dirigió hacia afuera y se flasheó a sí misma en la casa de sus padres, en su antigua habitación, asomándose por la ventana para mirar el árbol que había afuera de la casa, bajo éste vio a un muchacho desconocido que la observaba. Sin embargo, al parpadear, su jardín estaba tal como recordaba. No había ningún árbol, mucho menos una persona. Levantó la vista y vio en el cielo, un pequeño murciélago negro alejándose de la casa, pero igual que el árbol y el extraño, el animalillo se esfumó al instante cuando ella parpadeó.

La rubia cerró rápidamente la ventana, comenzando a hiperventilarse, tomó su cabeza y cerró los ojos con fuerza. Hacia mucho tiempo que no tenía alucinaciones, y sin embargo, tenía la certeza de que esas recientes visiones habían sido reales en el pasado, se sentían como fragmentos de algún recuerdo.

-Tal vez sí olvidé algo... -murmuró para sí misma y abrió los ojos. -Debe haber una manera de que pueda recordar...

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-Y... ¿cómo te fue? ¿lograste borrarle la memoria la niño? -preguntó WheeIn en cuando vio a su amiga.

-Pueeeeeees... Tal vez debo ir de nuevo...

-Moon Byul Yi. -le regañó, lo que hizo reír a la pelinegra. -Sabes que no puedes estar yendo a la ciudad cuando se te dé la gana. ¿Ya olvidaste lo que pasó la última vez que lo hiciste?

-No... Eso no podré olvidarlo jamás, te lo aseguro. -bajó un poco la mirada. Sabía que eso no había sido su culpa, pero de cierto modo seguía sintiéndose responsable por la muerte de todos los vampiros que fallecieron en aquellos tiempos que ahora parecían tan lejanos a pesar de haber pasado sólo 13 años. -Pero... -dijo volviendo a mirar a su amiga. -Tuve algunas dificultades. A decir verdad, no tuve oportunidad para hacerlo porque el niño no estaba solo. -Mintió. -La próxima vez iré de noche, cuando ya esté por dormir...

Y así lo hizo. Algunos días después la vampiresa voló nuevamente hasta la casa cuya ubicación conocía perfectamente. El sol ya se había ocultado y aunque ya estaba oscureciendo, la vida nocturna apenas comenzaba en la ciudad. Incluso en el vecindario donde la pequeña familia vivía, las luces de la mayoría de las casas continuaban encendidas. Byul se acercó volando a la casa de YongSun y la vio a lo lejos. Estaba en la entrada principal, despidiendo con un corto beso a su esposo, que subió al auto y se fue. La vampiresa se preguntó por qué saldría a esa hora... Por lo que había observado, los humanos comúnmente iban a trabajar en la mañana. No le dio más importancia puesto que su estomago se anudó debido a los celos. Sabía que su sol debía besar a su marido, y debido a la existencia de DakHo era obvio que eso era lo mínimo, pero hasta ese momento no los había visto besarse así y le provocó un sentimiento desgarrador. Se sintió como un intruso, como alguien que ya no encajaba en esa historia y ese pensamiento le rompió un poco más el corazón.

En un intento por olvidarse de ese desagradable momento, Moonbyul voló hasta la ventana de la habitación de DakHo, la cual no estaba abierta, pero tampoco asegurada debido a que la habían cerrado con prisa o descuido; Bastó un pequeño empujón para abrirla. Miró el lugar vacío y la puerta entreabierta, así que decidió posarse en un rincón de la habitación, sujetándose con cierta dificultad al techo.

-¿Ya te cepillaste los dientes? -escuchó a YongSun preguntar desde el pasillo.

-¡Sí, mami! -se escuchó la vocecita de DakHo en alguna otra habitación. Byul supuso que en el baño.

Pasaron algunos cuantos minutos más en los que la vampiresa escuchó ruidos afuera de la habitación, al parecer ambos se preparaban para ir a dormir.

-¡Buenas noches, mamá! -escuchó Byul al pequeño desde el otro lado de la puerta entreabierta de la habitación.

-¡Buenas noches, mi cielo! -respondió YongSun desde la planta baja.

El pequeño murciélago permaneció inmovil y vio al niño entrar, llevaba puesto un pijama azul cielo con dibujos de donas multicolores.

En cuanto el pequeño cerró la puerta, ella se transformó, asustándolo, mas sin conseguir hacerlo gritar. Al ver que se trataba de ella, el niño sonrió. -¡Noona! -Exclamó. Le alegraba volver a ver a esa chica tan misteriosa.

-Hola DakHo. -Saludó Byul y se acercó a él rápidamente. Sujetó entre sus manos la pequeña carita y le pidió que la mirara a los ojos.

-¿Por qué? -respondió el niño al tiempo que obedecía. No obtuvo respuesta, pero tampoco replicó ya que al instante entró en un trance mientras ByulYi borraba todos los recuerdos relacionados con ella. Lo sostuvo al ver que caería inconsciente y una vez terminó su trabajo, lo metió entre las cobijas, acomodándolo con cuidado en la cama.

-Adiós... -susurró a pesar de que no sería escuchada y se dispuso a salir por la ventana, pero se detuvo cuando, con su agudo oído, escuchó un ruido raro en la planta baja. Era un sonido tenue, pero inquietante. Miró unos segundos hacia el niño inconsciente y volvió sobre sus pasos para salir de la habitación por la puerta. Caminó por el pasillo, y luego por las escaleras. El sonido se hacía más fuerte y claro conforme bajaba. Mas no fue hasta que estuvo afuera de la habitación donde YongSun estaba encerrada, que escuchó claramente lo que estaba pasando. Byul sabía que era ella quien estaba dentro debido al fuerte aroma a canela que se desprendía desde esa habitación. La vampiresa acercó su oreja a la puerta cerrada y confirmó que lo que escuchaba era un leve y triste llanto. Su alma gemela estaba llorando...

Continuará...

Bright side of the sun (Moonsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora