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"Y todo se borró como el pasado,

sí, ya no estaba,


y cuando te toqué la cara,

me di cuenta

que estabas pasando página,


pero no es el hecho

de que lo besaras ayer,


es el sentimiento de traición

que parece que no se va.

Y todo lo que sé

me dice que debería alejarme,


pero sólo quiero quedarme...

(...)

Y no pueden robar el amor

que naciste para encontrar..."

Be alright-Dean Lewis


💟💟💟

Byul se mantuvo del otro lado de la puerta, sólo escuchando los sollozos de YongSun a pesar de que ésta intentaba acallarlos. No solía llorar a diario, sólo cuando sus emociones se acumulaban lo suficiente, como esa noche. Odiaba llorar, sobretodo porque temía que su hijo lograra escucharla. La vampiresa deseaba abrir la puerta y entrar para consolarla. Su cuerpo le gritaba que fuera a abrazarla, que acariciara su cabello y le dijera que todo estaría bien.

Byul tenía una gran fuerza de voluntad, pero cuando se trataba de su alma gemela, parecía esfumarse y la volvía completamente vulnerable a la chica rubia. Miró su mano sujetando el picaporte, iba a girarlo, quería girarlo. Esa puerta era lo único que la separaba de su precioso sol, lo único que le impedía darle el apoyo que probablrmeente necesitaba.

Su raciocinio, como siempre, apareció oportuno. No podía sólo entrar y abrazarla, ella se asustaría porque ni siquiera la recordaba. Además, se suponía que YongSun no debía verla o eso la forzaría a borrarle de nuevo la memoria, lo cual no era una gran idea debido a que el hecho de borrar sus recuerdos por segunda vez, podría contribuir a empeorar los síntomas de su esquizofrenia.

Tengo que irme ya... Vine a borrar la memoria del niño, ya lo hice. Ya no tengo nada que hacer aquí... -pensó la pelinegra. Sin embargo, no quería irse sabiendo que YongSun estaba llorando. Se suponía que ella tenía que ser feliz, no debía llorar de esa forma... Anteriormente, la vampiresa había visitado ese hogar para asegurarse de que su alma gemela fuera dichosa, y jamás la había visto llorar. Al contrario, siempre estaba sonriente, enérgica y llena de calidez... Byul tenía que descubrir el motivo del llanto, pero no tenía manera de averiguarlo, al menos no en ese momento. Tendría que vigilarla hasta saber qué era lo que andaba mal en la vida de Yong.

Con ese pensamiento en mente, Moonbyul soltó el picaporte y con gran lentitud, evitando hacer ruido, comenzó a retroceder, con la mirada clavada en la puerta.

Pesima idea.

Sin percatarse y al no poner atención, golpeó con la pierna una pequeña y alta mesa que había junto a la pared. Sus reflejos le permitieron sostener el mueble para no cayera, pero sobre éste había un jarrón artesanal relleno de Jazmines blancos, el cual se cayó y se rompió estrepitosamente.

La vampiresa se quedó inmóvil mientras veía horrorizada los trozos de cerámica dispersos en el piso. Miró hacia la puerta de la habitación al escuchar el llanto detenerse, se paralizó cuando escuchó pasos acercándose. Incluso contuvo la respiración.

-¿Dak?... -preguntó temerosa la rubia, de pie al interior de la habitación y sin abrir la puerta. -DakHo, mi amor... ¿eres tú? -Problablente estaría tomando su tiempo para limpiar los rastros de lágrimas en su rostro. Byul entonces recuperó el control de sí misma y se apresuró a la cocina. Entró justo en el instante en que YongSun abrió la puerta de su habitación. -DakHo... -dijo la rubia, llamando a su hijo y se asomó, al ver el jarrón roto en el piso, miró a su alrededor buscando al niño. Al no encontrarlo, subió las escaleras y lo encontró en su cama, profundamente dormido (o eso pensó, ya que en realidad estaba inconsciente).

Mientras la rubia estaba en la habitación de su hijo, ByulYi aprovechó para salir por la ventana de la cocina, se transformó y voló rápidamente de regreso a la isla mientras su corazón parecía estar al borde de la taquicardia.

YongSun se aseguró de que su hijo estuviera bien arropado y volvió para recoger el jarrón roto. Había sido un obsequio por parte de la madre de JiHo, y él lo utilizaba para poner las flores que cada semana llevaba para la rubia. Ella tomó los jazmines del suelo y los vio por algunos largos minutos.

"Un símbolo de cariño y amor eterno... Es el significado del jazmín blanco." Había dicho su esposo la primera vez que llegó a casa con un ramo de aquellas elegantes florecillas.

-Amor eterno... Por supuesto. -dijo ella sonriendo con ironía y algo de nostalgia. Arrojó las flores al cesto de basura, junto con los trozos de cerámica. El amor eterno es una tontería. Pensó cuando finalmente se sentó de nuevo en su cama, mas de cierto modo había algo en su mente, que no recordaba con precisión, pero que le provocaba la seguridad de que el amor eterno era real, y que ella lo poseía de una manera genuinamente perfecta. No obstante, aquel pensamiento resultaba aun más tonto para ella al tener en cuenta la infidelidad de su marido.

Detestaba saberlo y sólo seguir con su vida, sin decir ni hacer nada al respecto... Pero al principio pensó que sólo se trataba de una aventura de JiHo y que con el tiempo se aburriría de eso y todo volvería a ser normal entre ellos, mas conforme el tiempo avanzaba nada era diferente. Y sin embargo, lo que no cambiaba era la intensión de YongSun por fingir su ignorancia del asunto. Creía que no valía la pena romper a su familia, puesto que su hijo podría ser quien se viera más afectado. Por ende, estaba dispuesta a soportar hasta donde fuera capaz, con tal de que su hijo pudiera crecer en un hogar perfecto junto a su pequeña familia feliz.

Miró hacia la ventana y se acercó para apartar las cortinas y ver hacia el exterior. Casi al instante, lágrimas silenciosas brotaron de sus ojos. Por alguna razón que no entendía, la imagen de la luna creciente, brillando majestuosamente en el cielo, hacía que su tristeza fuera aún más palpable. Sentía que existía un recuerdo donde había sido momentáneamente feliz bajo la luz de aquel astro. Recordaba la presencia cálida de una persona que no lograba reconocer, puesto que su mente ni siquiera podía asignarle un rostro. No podía recordar la escena exacta, sólo tenía la sensación.

YongSun se abrazó a sí misma, permaneciendo de pie junto a la ventana. Nunca en su vida se sintió tan sola como en ese momento...

Continuará...

Bright side of the sun (Moonsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora