Rosé.
Había ya entregado el trabajo de historia junto a Lisa.Lisa.
Ella eres muy linda, simpática y tenía una muy linda sonrisa, aunque también es fría, cortante, distante y callada.
Estaba guardando las cosas en mi casillero, siento que alguien me observa muy intensamente, di vuelta y empeze a buscar a la persona que lo estaba haciendo pero no era nadie todos estaban haciendo sus cosas.
Sacudi mi cabeza, solo era mi imaginación.
-Hola, ¿Tienes algo que hacer mañana?. -preguntó la coreana recargada en el casillero de al lado.
-No ¿Por qué?. -preguntó curiosa mientras sacaba algunos libros y los metía en su bolso.
-Necesito que me ayudes con Biología, no entiendo ni J. -se quejó.
-Reí-Lo haré, mañana es sábado así que no hay problema.
-¡Gracias!. -me abrazo y yo correspondí.
-Hola.
-Oh Hola Lisa. -me separe de Jennie.
Pude notar que Lisa se puso nerviosa, sus ojos color avellana se volvieron más claros al ver a Jennie quien se quedó viendo a Lisa.
-Lisa ella es Jennie, Jennie ella es Lisa. -dijo presentándolas.
-Hola Lisa. -saludo tímidamente ya que si bien tenían en común las hermanas era en intimidar a la gente con o sin querer.
-Hola Jennie, yo solo vine a devolver tú libro de historia, hubo una confusión con el mío. -extendió el libro.
-Oh si, lo siento. -saco el libro del casillero y se lo entregó.
-Bien, hasta luego. -se despidió.
-Yo también tengo que irme, adiós, te veo mañana. -se despidio con un beso en la mejilla y se fue.
Yo seguía sacando algunos libros, lo cierto era que la literatura era algo que me encantaba desde pequeña.
Mi padre solía leerme libros mientras estábamos acostados en mi cama y me hacía sentir en una burbuja en la cual deseas que jamás se rompa.
No todos los deseos se hacen realidad.
-¿Qué hacia ella aquí?. -esa voz.
Me di la vuelta, era JiSoo.
-Oh Hola. -respondi confundida ante su pregunta.
-Suspiro-¿Qué hacia ella aqui?.
-¿Qué?. -cerré mi casillero.
-¿Qué.-dio un paso mientras yo retrocedía. -Hacia.-un paso. -ella.-Un paso. -cerca.-un paso. - de tí?.
Para ese momento yo estaba del toda aprisionada contra mi casillero y ella estaba serca de mi tanto que sentía su respiración.
Estaba enojada.
Su mandíbula se nota aún más, su respiración era irregular, era mi imaginación o su ojos se volvían rojos.
Esos ojos, ese color era igual al del lobo de aquella vez.
-No tengo que darte ninguna explicación. -esto ya me estaba enfadando.
-Responde.-me miro directo a los ojos.
-¿Importa?.
-Si y mucho.
-¿Por qué?.
-¡ Porque eres mía!.