Jennie.
Me sentí cálida, cómoda..... Me levante rápidamente ¿Como llegué aquí? Hasta donde recuerdo estába apuntó de desmayar me en la acera.
Me fijé y no traía mi ropa, solo llevaba una sudadera negra, ví a mi alrededor estaba en una habitación, era acogedor, las paredes estaban pintadas de color gris, tenía un balcon, un sofá color blanco al frente de la cama la cuál estaba conformada de sabanas color gris pastel.
Decidí salir a investigar en donde estába, salí con cuidado de la cama, una vez fuera de la habitación empecé a caminar despacio, e de admitir que tenía algo de miedo, me abracé a mi misma para conseguir un poco más de calor.
Llegue a las escaleras, decidí bajar, cada paso quedaba sentía más miedo, cuando llegue al último escalón la madera sonó.
Llegue a la Sala, había cuatro sofás estaban ubicados en forma de un cuadrado, había una mesa pequeña de centro y una televisión pegada a la pared.
—Despertaste.—aquella voz me hizo sobre saltar. —Lo siento, no quise espantarte.
Era Lisa.
—No yo.... Solo..... —empecé a balbucear. —¿Comó llegué a aquí?.
—Yo venía hacia mi casa cuando te ví, estabas apuntó de desmayarte y no sé donde vives así que te traje aquí.
Ví la sudadera.
—¿Tú me......
—Si, es que tú ropa estaba totalmente empapada y no quise que te enfermaras, así que tube que quitartela. —para este momento estaba demasiado sonrojada.
El sonido del trueno hizo que me asuste soltando un grito y abrazando a Lisa, cuando me dí cuenta me quería separar pero ella había embuelto sus brazos alrededor de mi.
Ésto era incómodo y cómodo a la vez.
—Creo que tengo que irme. —dije separandome de ella.
—Aún está la tormenta y no se puede andar por las autopistas. — mierda. —Creo que tendrás que quedarte aquí. —mis ojos se abrieron como platos, no podía quedarme, no por mis padres, ellos están de viaje de negocios, sino que estaba en un lugar desconocido.
—Yo no puedo, ya te cause demasiadas molestias, yo puedo....
—No.—su voz salí neutra. —No eres una molestia, te puedes quedar aquí y mañana yo misma te dejaré en tú casa.
—Bien, no tengo más opción. —me empecé a sentir mareada nuevamente.
—¿Estas bien?. —ella me agarro de la cintura para que no cayera.
—Si solo... Me pasa siempre que hay una tormenta o estamos en invierno, tengo problemas de respiración así que el frío hace que no pueda respirar bien.
—Será mejor que regreses a la cama. —antes de que pudiera protestar Lisa ya me tenía cargada en sus brazos mientras subía la escalera camino a su habitación.
Ésto era muy vergonzoso.