JiSoo.
Es increíble la serenidad que siento cuando estoy junto a ella.
Me expongo por completo a aquella rubia de mejillas regordetas adorables, puedo hablar con ella en calma, sin necesidad de estar mintiendo.
A excepción por lo que soy.
E estado pensando últimamente en revelarle lo que soy a Rosé pero era complicado, no sólo porque ella se asustara y huira corriendo de mí, es arriesgado.
Puede costarle la vida.
Y no quiero perderla.
-Hey.-aquella voz cálida me trajo a la realidad nuevamente. -¿Estás bien? ¿En qué pensabas?.
-En nada, me perdí en la nada, lo siento. -acomode un mechón de cabello que cubría su cara.
-No te preocupes, te pregunte si querías algo más de comer o beber.
Habíamos ido a una cafetería después de clases en la cual ella hacia tarea mientras yo me limitaba a dibujarla, ella creía que estaba haciendo tarea al igual que ella pero no me preocupa la escuela, de echo desde hace mucho que no lo hace.
-No, ¿Y tú?. -negó.-¿Encerio?. -alce una ceja divertida.
-Si, no soy una glotona. -hizo un puchero, me límite a ver los tres platos de tarta que le trajeron junto a su capuchino.
-Lo que tú digas. -ambas reímos.
Decidimos ya irnos del lugar, así que en lo que Rosé terminaba de recoger sus cosas yo iba a pagar la cuenta, después salimos del establecimiento y caminamos entrelazando nuestras manos.
Las calles eran tranquilas, sin mucho tráfico o muchas personas caminando, resulta molesto no sólo por el sonido, sino por los olores de algunas cosas y personas.
Llevábamos tiempo en el que Rosé y yo tenemos momentos así, abrazos, besos, salidas, entrelazamos nuestras manos pero sin embargo no teníamos ningún título, y no es que lo necesité.
No necesito llamarla por un término juvenil el cual es muy poco para decir lo que somos.
Sin darme cuenta habíamos llegado a un parque, el cual estaba adornado por un pingüino azul gigante con varios pingüinos bebés alrededor, las bandas eran de color verde, y se encontraban en las esquinas.
Sin embargo a mi olfato llegó un olor.
"Esté olor lo reconozco".
Habló sooya, mi loba.
Automáticamente tome la mano de Rosé más fuerte y empece a analizar el lugar, junto a mi olfato y audición. Podía escuchar unos pasos entre los árboles como si alguien nos viera desde un punto ciego, mi olfato decía que éste tipejo ni siquiera se baña, apesta.
Un momento.
No sé ducha.
Está en los árboles.
¡Mierda!.
Empuje a Rosé lejos de mi y en ese momento quien se encontraba en el árbol se lanzó encima mío haciéndonos caer a ambos al piso, me levante rápidamente, y lo pude ver.
Era un vampiro.
Su vestimenta no consistía de un traje elegante, llevaba una camisa holgada, pantalones anchos y zapatos deportivos.
-Olfateé una perra sucia. -habló burlándose.
-Y yo olfateé al trasero de un simio. -el gruño mostrando sus colmillos y sus ojos negros pero paró.
Empezó a olfatear el aire y yo igual.
Maldita sea.
Al momento en que empuje a Rosé no me percate de que se lastimaria, ella ahora se encontraba en el suelo asustada y con su codo salían unas pequeñas gotas de sangre.
-Su olor es embriagante. -empezó a acercarse a ella y ella solo podía arrastrarse hacia atrás.
Me enoje y corrí hacia él y lo tumbe, luego me dio un golpe en la mejilla izquierda pero no hizo nada, me dio otro en la derecha y tampoco paso nada.
Sus ojos se agrandaron.
Se había dado cuenta.
Y era muy tarde.
En ese momento dejé que me empujara junto a él atrás de los arbustos, así Rosé no presenciaria la escena.
Me tiro lejos de él y nuevamente me levante, ambos nos vimos a la cara, y corrimos hacia el otro, una vez llegue al centro lo agarre del cuello, lo alce y lo estrelle contra en suelo, entre más fuerza ejercía más se iba notando la falta de oxígeno.
-¿Quién te envió?. -hablo fuertemente.
El solo se limitó a reír y volví a estrellar lo aún más fuerte haciendo que escupiera sangre y tratara de liberarse; pobre idiota.
-¡Responde!.
-Pri-primero l-la fa-fami-familia.
No puede ser.
Decidí acabar con la tortura de aquel mensajero y le arranque la cabeza, obviamente esto hizo manchar mi remera gris así que con la ayuda de una piedra me hice una cortada en el abdomen lo suficientemente profunda para que no sane rápido y Rosé no pregunte sobre la sangre.
Revise sus bolsillos para lograr obtener algo, lo más mínimo, empece con sus shorts, no tenían nada, luego con su camisa la cual tampoco tenía nada hasta que logre ver algo en sus zapatos, se los saque y pude ver una tarjeta, con una dirección y un nombre.
Ese nombre.
Agarre su cuerpo junto a su cabeza y los escondí para que no lo pudieran encontrar, más tarde me encargaría de él.
Volví y la ví con algunos oficlaes de policía, ella al momento de verme vino corriendo hacia a mi y me abrazo con fuerza.
Ella sollozo.
-Estoy bien. -la ví a la cara, ella tenía sus pequeños ojos rojos mientras seguían cayendo lágrimas.
Las limpie con mis manos.
-No, no lo estás, mira como estás. -vio la herida en el abdomen. -Lo siento, no hice nada, fui una idiota un cobarde, lo siento tanto. -rompió en llanto.
Caimos de rodillas mientras ella se seguía aferrando a mí, ella tenía miedo y mucho.
-Lo estoy, siempre te protegere, Rosie. -le dí un beso en la frente.
"No podemos dejar que nos encuentre, no podemos dejar que encuentre a nadie. "
Tengo que hablar con Lisa.