Capítulo 20

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Las ruedas chirreaban contra el pavimento con cada curva que tomaba. Ya me podía imaginar las tantas motos de patrulla detrás de mí, pero poco me importaba. Nada me importaba ahora. Nada que no fuera Blake Smith. Su imagen invadía mi mente sin piedad alguna. Sus ojos, su sonrisa, sus pómulos, su todo. Alrededor mío solo sonaba Can't take my eyes off you a todo volumen. No podía perderlo, no era capaz, no creería soportar una muerte más... No era tan fuerte. Mi auto patinaba en la acera debido a la fuerte lluvia que caía. Comenzaba a pensar que quizás el clima se alineaba con mis sentimientos, todos estos maravillosos días con Blake habían sido soleados y perfectos. Pero está noche el cielo lloraba, un estruendo caía encima de la ciudad. Sabía que si seguía conduciendo así acabaría estrellándome. Pero ¿qué más da?...

No quiero una vida sin Blake...

No seas imbécil Alexia. Por Dios, piensa en tus padres, piensa en Sophia, quizá él esté bien y haya sido un susto. Maneja con más calma, Blake es fuerte... Blake te quiere y estará para ti.

Sí, eso... Conciencia, por fin sirves de algo.

Solté una fuerte respiración y bajé la velocidad, a fin de cuentas, ya estaba cerca del hospital, de hecho, alcanzaba a verlo desde aquí. A pesar de querer apretar el acelerador con toda mi fuerza. No lo haría. Si Blake estaba bien quería estar ahí para él, para acompañarlo ahora y en la vida que nos quedaba juntos.

Poco me importó la manera de estacionar mi auto. Solo quería verlo, solo quería saber que tal estaba, solo quería acompañarlo. Salí con rapidez de mi auto, el aguacero recibiéndome. Las gotas de lluvia golpeaban mi cuerpo con fuerza, lo empaparon de inmediato. Sin embargo, no le tomé importancia, simplemente caminé rápidamente hacia la entrada a urgencias. En zancadas largas me acerqué hacia recepción, había un hombre ahí, pero en ese momento no me importó. Solo me importaba Blake.

––Señorita, por favor espere su turno y...

––Blake Smith––Le interrumpí––¿Qué tal est...

––Alexia––Una voz me interrumpió. Me giré de inmediato encontrándome con un Camilo en terrible estado. Su camiseta estaba arrugada, su pantalón se notaba que era de pijama, puesto que era viejo y muy desalineado, traía unos tenis y medias diferentes. Su cabello estaba desordenado y bolsas colgaban bajo sus ojos. ––Yo te contaré que sucedió ¿vale? Deja a la señora trabajar––Intentó sonreír, pero salió más como una mueca. Yo me limité a asentir dándole una mirada fugaz a la enfermera. Comencé a caminar hacia él con la mirada gacha.

––Vamos por un café y lo hablamos con más tranquilidad ¿si? ––Murmuró cuando ya estaba frente a él, yo me negué frunciendo el ceño.

––Quiero estar aquí si hay noticias de él, no me voy a mover hasta saber de Blake.

Él suspiró y respondió un simple vale.

–­–Voy a ir por unos cafés, tu... Quedáte aquí o... No sé haz lo que

quieras––De nuevo hizo una sonrisa fallida y se retiró hacia la cafetería, o eso me imagino. Solté aire con fuerza para después ir a sentarme en una de las sillas libres. Apoyé mis codos sobre mis rodillas y me dediqué a examinar mis pies. Quizá eso me distraería de toda esta situación. Mi cabello goteaba, y el agua iba a parar al piso. Tenía frío. Ahora más que nunca me vendría bien uno de esos abrazos de Blake, necesitaba sus palabras de aliento. Le quería, ojalá estuviese aquí.

Si lo pierdo...

No debo pensar mal, él estará bien. Es fuerte. Y de paso una plaga, ese imbécil no querrá dejar de joderme ahora que me tiene.

Sonreí ante mis ocurrencias. Me imagino lo que estaría haciendo ahora. Probablemente se estaría burlando del hospitalizado mientras hablaba sus babosadas y fumaba un cigarrillo.

Solitariamente juntos © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora