Capítulo 12

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Mi padre siempre ha sido un hombre reservado cuando se habla del trabajo. Poco sé yo, o incluso mi madre, acerca de lo que hace o no hace. A veces presumo que se inmiscuye en vainas ilegales, pero descarto la idea de inmediato. Nathan Clark es el hombre más honesto que conozco, y no lo digo solo porque es mi padre. Pudo haber sido uno de esos empresarios corruptos y ladrones que vemos a diario, pero él creó su imperio a base de esfuerzo. Nunca haría nada para lastimar a nadie, mi papá es un hombre humanitario. De todas maneras, siento que oculta un terrible secreto... Y tiene que ver con su empresa.

Firefly está entre las cinco empresas de tecnología más importantes en España, y de las mejores del mundo. Tal y como lo es Apple o Samsung, nosotros vendemos todo por ese estilo; computadores, celulares, tabletas, etc. Recuerdo que cuando compré mi IPhone, a mi padre casi le da un ataque cardiaco. Creo que hasta dudó acerca de borrarme del testamento. Lo amo, y sé que esta empresa es lo que nos mantiene comiendo y con todos estos lujos... Pero Apple es mucho mejor y... Bonito. Llámenme mala hija, pero siempre voy a ser una adicta a Apple; es inevitable.

Volviendo al tema... Mi padre es un hombre casi perfecto, y cuando digo casi es básicamente por la gente con la que se junta... Gente mala, gente tramposa, gente que se ha ganado todo a base de engaños. Un ejemplo, es Christian Miller. Gerente de ventas de Coca Cola aquí en España. Si, venga... Que en el sueño he dicho algo diferente; pero propendemos a alterar la realidad en los sueños.

Miller comenzó a subir demasiado rápido en esa empresa, claramente algo turbio sucedía. Nunca entendí como mi papá siguió hablándole...

—Alex—Habló mi padre con una leve sonrisa—Te estábamos esperando.

—¿Que?

—Que te estábamos esperan..

—Si te escuché. Solo que no entiendo...—Hice una mueca de confusión.

—Alexia—Se incorporó Christian, arreglando la chaqueta de su traje en el proceso.—Estas gigante. La última vez que te vi, usabas pañales... Pero ahora...—Me miró de arriba a abajo trayendo un escalofrío por todo mi cuerpo. Y no del bueno.—Eres toda una mujer—Me dio una sonrisa que le pareció de lo más grotesca.—Por Dios que descortés de mi parte—Estiró su mano—Christian.—Me fijé en sus ojos, un verde iris parecido al de las esmeraldas.

Esos ojos...

Esos ojos los he visto antes.

Me giré hacia mi madre quien me miraba expectante. Solté un suspiro.

—Hola—Estreché su mano intentando disimular mi incomodidad.

—Siéntate con nosotros, hija—Intervino mi padre.

—Tengo que ir a mi consulta...— Murmuré. Suena como excusa para salir de este tipo de situaciones, pero en verdad quede de verme con Blake.

—Solo unos minutos, chiquita. No te demoraremos mucho—Dijo mi madre con su característica dulzura. Sus ojos relataban lo que las palabras no podían, pude entender lo que quería sin que tuviera que decir ninguna palabra.

Solté un bufido y me dirigí hacia la silla individual, mis padres me respondieron con una sonrisa. Pero yo solo rodé los ojos.

Me dispuse a desconectarme mentalmente, quizá en pensar en temas más interesantes que simples negocios. Y el mejor de los temas llegó a mi cabeza...

Blake...

¿Que estaría haciendo ahora? ¿Me está esperando? O simplemente le importa un bledo si llego o no.

¿Está pensando en mí ahora?

¿Será que también tiene sueños raros conmigo?

Sueños...

Solitariamente juntos © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora