Grietas en las Paredes

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De pronto, todos en la ciudad escuchamos aquel estruendo, arremetiendo contra las ventanas, estallando en miles de fragmentos, como polvo, algunos momentos después, todo se paralizó, al menos en apariencia, calles llenas de ruidosos vehículos se tornaron silenciosas, un silencio desgarrador que me heló la sangre <<Algo malo está por suceder>> pensé, era como la calma antes de la tormenta, como cuando el cielo despejado se torna cubierto de negras nubes, pero esta vez era mucho peor... Porque no era una nube, era algo más.

Todos nos levantamos de nuestros asientos, en nuestros trabajos, en nuestras casas, e incluso quienes se encontraban en vehículos, los abandonaron, no quise ni imaginar qué habría sucedido con quienes se encontraban en el aeropuerto, a solo unas calles de distancia de aquí. Y sorpresivamente, el caos estalló en nuestras mentes, primero unos, luego otros... aterrados, delirantes, visiones siniestras se plasmaban en sus miradas, algunos no pudieron con ellas, y para cuando se dieron cuenta de sus acciones, ya era demasiado tarde, y lo último que cruzó por sus mentes, seguro fueron sus rodillas, al aventarse desde los tejados.

Una sinfonía de gritos, alaridos y lamentos sonó por la avenida principal, extendiéndose más y más... luego algunas explosiones marcaron el compás, el cielo se tiñó de un rojo sanguinolento mientras los edificios ardían, y la ciudad se derrumbaba desde sus cimientos, desmoronándose lentamente.

Luego una profunda exhalación, como si fuese el último aliento de alguien... o algo, cubierto de dolor, lleno de agonía, pobló la ciudad... y para cuando me percaté de ello, ya me habían encontrado, se dirigían hacía aquí, tendrían suerte si lo hacían... suerte consiguiendo algo imposible.

Desde los cielos se escuchó acercándose, aspas cortando el aire, impulsándose hacia nosotros, más bien hacía la horda hambrienta, y una ráfaga de disparos arremetió contra la multitud, impactando en aquellas criaturas que alguna vez fueron personas, no sé bien lo que eran, pero ya no eran humanas... a pesar de haber muerto, seguían moviéndose, arrastrándose desesperadamente, extendiendo sus brazos hacia la nada, como si intentasen alcanzar algo, algo que se había desprendido de ellos... algo que jamás volvería.

Aquel ostentoso edificio, en el fondo del paisaje, que sobresalía opulentamente del resto, sin duda la joya de la ciudad y que demostraba la abundancia de mediados del siglo XX, se desplomó, haciendo temblar la tierra, elevando una gigantesca nube de polvo y escombros. Luego, una siniestra mancha sumió a la ciudad en una profunda oscuridad, en plenitud del día... y de nuevo ese silencio, paralizándome por completo, las alarmas sonaron estridentemente por toda la ciudad, mientras aquel sujeto, cuya presencia repelía a las criaturas, avanzó, solemnemente, a través del fuego y la muerte...

Todos creyeron que perdí la razón hace mucho, me encerraron en lo alto de este lugar, del que no conocía más que sus gruesas paredes, pero por esas grietas que cavé por meses, incluso más, me permitieron ver el final... el final de todo lo que existe... siempre lo supe... pero simplemente me dieron por loco. ¿Quién es el loco ahora?

El Amanecer de los CondenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora