Los Durmientes.

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            Por mucho tiempo han yacido sobre y bajo todo lo conocido, y lo que no, aguardando su momento de salir a la luz, de la cual fueron exiliados antes del correr del tiempo. Pero sin sus persecutores, son libres, libres de volver del lugar que los perdió... pero éste ya no es el mismo. Sus persecutores perecieron poco después de su exilio, sus hijos ahora rigen la creación, débiles y faltos de voluntad.

Dentro de los bordes que separan los mundos, atrapados en cárceles de donde nada puede escapar una vez que entra, ya sea por accidente o no, desde allí han observado pacientemente por el momento indicado, lo sienten aproximarse, como olas, una tras otra, una más fuerte que la anterior. Lo sienten, el final predestinado hace temblar todo en todas partes.

Los espacios se rompen dentro de sí mismos, colapsando, primero uno, luego otro. Y todo proviene del mismo lugar. Lo que antes había sido un jardín para los suyos, ahora era un campo de batalla, librándose en el otro extremo de la creación.

Ellos pueden sentirlo, aun si no lo desean, como la oscuridad primigenia que había sido olvidada despierta, una vez más, siendo atraída hacia aquella oveja perdida, debatiéndose entre la vida y la muerte. Entre la existencia y la no-existencia.

El Destino no parece querer intervenir, nunca lo ha hecho ¿Por qué ahora?, pero lo siente, ésta vez es su sobrina quien está en juego, quien podría dar comienzo y final a todo. Intenta reprimirse, más no puede, sus sentimientos son más grandes que su deber.

Pero ya es muy tarde, ya lo ha hecho, ha roto las cadenas que mantenían a los Durmientes atrapados entre aquí y allá, lo hace sin furia, sin odio... simplemente con determinación, con voluntad, y las luces se apagan en todos lados, sin previo aviso, sin antelación ni preludios. Simplemente sumerge todo en la más pura oscuridad.

Y una luz oscura ilumina más allá de todo, llegando a todas partes, como un faro, haciéndole de guía a su otra mitad, alguien a quien rechazó por mucho tiempo, pero finalmente logró aceptar. ¿Todo esto por esa persona? Me pregunto si valió la pena hacerlo. Pero gracias a ella es que todo esto es posible, nunca imaginé que sucedería tan rápido. Sin embargo a quien debo agradecer es a mi querida hermana, Novaenna, o Erika, así se hizo llamar en la época que la vio morir y renacer en su hija.

No puedo contener mi emoción, he esperado tanto tiempo para esto, el creador por fin aparecerá... Espera, no está sucediendo nada. Todo sigue igual, ¡¿Acaso Los Durmientes no son su responsabilidad?! No, no es posible... todo esto no tuvo finalidad.

No, no me puedo rendir tan fácilmente, si no hay un creador, tengo que tomar su lugar, después de todo, soy la siguiente persona al mando. No, aún queda una. Maldición Erika, incluso después de la muerte sigues interponiéndote en mi camino.

"Ha pasado tiempo, N." Se escucha en todas las mentes, como una onda, o más bien eco, que las atraviesa como un pensamiento hasta llegar a mí. Esto solo puede significar una cosa; Es una invitación. Ha pasado un tiempo desde que no nos vemos, al menos en persona. ¿No es así, Val? No sé qué clase de juego planeas, pero yo soy quien ha puesto las reglas desde el primer día. Un contratiempo como este no detendrá algo que empezó antes del tiempo, ya fueron derrotados una vez, lo serán una segunda... No por nada hay un mundo lleno de ustedes, los únicos capaces de tal labor.

El Amanecer de los CondenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora