Hameline

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            Desperté con la fría roca bajó mi espalda, mi pecho perforado por algún extraño, y afilado, artilugio, sangrante y marchito, pero aun así no dolía en absoluto, estaba en calma... como si fuera algo normal.

Poco después sentí una ligera sensación de impertenencia recorriéndome, al tiempo que el afilado artilugio se desvanecía. Era, y sigue siendo, extraño, impropio de mí. Pero algo era seguro, debí morir en ese instante, tan fugaz que nada pudo percibirlo... debí morir justo allí, y lo hice, sin embargo algo me arrebató de las garras del más allá.

Creo reconocer qué es... un ligero almizcle a ceniza y sangre puebla el aire, trayendo malos recuerdos, pero sólo son eso, recuerdos, que me golpean como un estallido, conduciéndome de vuelta a la realidad.

Lentamente me voy recomponiendo, mi mente está dispersa por todo el lugar, mientras una fatua melodía divaga en mis pensamientos... mis heridas parecen cerrarse mientras voy recuperando el conocimiento. Examino mí alrededor, está todo en ruinas, decenas de esos artilugios están clavados por todo el lugar, algunos cuerpos yacen empalados por ellas, no tuvieron tanta suerte, aunque yo no estaba en posición de decirlo. Un poco más adelante, donde la luz lunar se colaba por un agujero en la superficie, iluminando cierta área, allí, en medio, estaba plasmada una silueta en un suelo, era la silueta de alguien, sus sentimientos se habían arraigado en la tierra, en el aire, y en las sombras que eludían la tenue luz... se sentía melancólico, lleno de rabia, y finalmente una nada embriagadora. Como si todo se cortara de repente, dejando solo la silueta de donde estuvo alguna vez.

De alguna manera encuentro una forma de subir a la superficie, donde me esperaban los restos cenizosos de lo que alguna vez fue una ciudad, aún había llamas desperdigadas, solitarias, abandonadas, que se iban extinguiendo lentamente hasta desaparecer. Bajo los escombros que observaba, mientras deambulaba sin rumbo alguno, se encontraban varios cuerpos, tanto de personas como de lupinas criaturas, hechas de metal y carne...

Mi mente aún se encontraba en desorden, no recordaba muchas cosas, pero sentía que algo me faltaba, algo que siempre había estado conmigo... cuando me forcé a recordar, mis ojos comenzaron a llorar, no sabía por qué, pero pronto me di de cuenta; Mi preciada flauta, el único recuerdo que tenía de mi padre, de lo que alguna vez fui— fuimos.

Los recuerdos aparecían uno tras otro, como un film de película, lo veía pasar frente a mis ojos, todo lo que había vivido hasta ese momento, todo lo que pude ser... si nunca eso hubiera sucedido, y ahora había ocurrido de nuevo. Sí, el final de la humanidad esta vez fue definitivo, no lo detuvimos a tiempo, solo me reconfortaba saber que Alba, Amanecer, o cómo quiera hacerse llamar, había muerto junto con sus planes, fueran los que fueran.

No podía quedarme mucho tiempo por aquí, este lugar colapsaría en cualquier momento, hasta sus cimientos... se lo merecía. Aquí también había esas extrañas cuchillas, desperdigadas por todo el lugar, incrustadas a lo largo de la muralla que amenazaba con derrumbarse, es como si estuvieran allí con ese único propósito; Destruir todo lo que alguna vez estuvo en pie.

"Eres muy perceptiva" Dice una voz proveniente de algún lugar, no sabría decir de dónde venía, o de quien era... pero sentía un malestar en mi interior con solo oír su voz, como si el peso de sus palabras fuera suficiente para doblegarme. Luego, mis brazos y piernas se entumecieron, mi mente se tornó débil y mi visión borrosa... esto no podía estar sucediendo de verdad, no otra vez... ya comenzaba a cansarme de ser tan débil, incluso mi hermana menor, era muchísimo mejor que yo en todo... no, corrijo, ya estoy cansada de esto.

Haciendo acopio de mi voluntad, logre erguirme, recuperando la sensación en mis brazos, la fuerza en mis piernas... esto no era nada, había pasado por peores infiernos, y este solo era un paseo por las brasas. El aire a mi alrededor se sentía diferente, la tierra se resquebrajaba, parece que cedería en cualquier momento... estaba lista para lo que sea que sucediera, no me conocieron como Calamidad por gusto.

"No hace falta ponerse agresivos, solo venía a hablar." Dice la voz, esta vez mucho más cerca, y cuando me doy cuenta ya estaba tras de mí. Intento golpearla con el aire a su alrededor, pero es inútil, intento apresarla con la tierra bajo sus pies, pero es demasiado rápida, incluso la oscuridad parece evitarla... entonces, en un instante, siento su mano colocarse en mi hombro.

—Creo que es suficiente, Hameline... mi nombre es Shelohim, tu madre era... una buena amiga. Por tu expresión diría que no me conoces, pero yo sí a ti... Hablemos cómodamente, sígueme. –Dice un momento antes de desaparecer, tras unos instantes, se abre paso a través del aire, surgiendo de nuevo frente a mí. Parece ser que no había captado que no todos podemos hacer ese tipo de cosas cósmicas, pero su rostro me resultaba extrañamente familiar, se parecía mucho a mi madre, y eso me daba una sensación parecida a la tranquilidad.

Momentos luego, soy llevada a algún lugar más allá de mi imaginación, era como estar muy por encima de todo, más allá de todo lo visible por ojos mortales... "Realmente te asombras por algo tan simple. Es por aquí, sígueme." Menciona Shelohim, al avanzar por ese espacio más allá de mi comprensión, llegamos a una especie de palacio, altas y opulentas torres de luz se erguían hasta el infinito, cientos sino miles de ellas estaban desperdigadas por todo el recinto, y en el centro, algo que me heló la sangre mientras una gran presión arremetía contra mi pecho, un enorme pilar, de la más pura oscuridad se erguía solemnemente, tanto hacía arriba como hacía abajo, hasta más allá de todo, y quizá aún más lejos.

—De esto quería hablarte, lentamente todos se están convirtiendo en algo así, esto no se supone que debería ser así... pero ustedes, no, tú ya estabas muerta para entonces, si pensara en alguien sería... Valeria, esa estúpida insolente. Me agrada, pero se parece tanto a su madre que es insoportable, tomando las decisiones por su cuenta sin pensar en las consecuencias...

—¿Quién eres? Esto se siente, como esas nubes negras que aparecen en la tierra... -Dije extendiendo mi mano hacía el pilar, pero prontamente fui repelida por el mismo. Un dolor desgarrador recorrió mi alma, como si se partiera en dos, como si todo lo que fui hasta ese momento desapareciera por completo, pero tan repentinamente como apareció, se desvaneció.

— Lo haré simple; Soy una Neos, y soy tu tía... tu madre, Nov— Erika, también fue una de nosotros, hace algún tiempo. ¿No creíste que tus habilidades y las de tu hermana simplemente aparecieron? No, tu madre se las legó, ustedes, en cierta forma, son Erika...

Y un violento temblor nos toma por sorpresa, se siente como si la delicada tela del universo, sobre la cual estábamos paradas, se estuviese rompiendo, descuartizando, sería la palabra correcta para la sensación que nos arremetió. Y allí, uno de esos pilares, se apagó, tornándose de la más negra oscuridad.

— ¿Puedes sentirlo? Todo está comenzando a terminar, no creería que lo hiciese... son madre e hija después de todo. Sí, Erika es quien mantenía estos pilares funcionando, era su función dentro del Gran Plan... pero todo se está viniendo abajo, quiere provocarlo, quiere que salga... Le'Strange ¿Cuánto planeas tardar? –Murmura- Antes de que lo preguntes, mi función era que las cosas sean como deben ser, los destinos, la muerte, el comienzo y el final de todas las historias que ves ahí abajo, todos esos universos, todos esos mundos se vendrán abajo... No, no soy Yahvé, eso es para otra ocasión...

Así, sin más, desperté, como si todo hubiese sido un mal sueño, una pesadilla, pero yo sabía que no era así, yo sabía lo que estaba sucediendo sin que nadie se percatara de ello. Nosotros solo tenemos un deber, crear nuestras propias historias... siempre había vivido bajo la sombra de mi hermana, pero ahora sé la razón de ello, ella era la más cercana a la Luz. En cambio, yo... yo soy capaz de cosas que ella jamás podrá. El mundo no ha acabado, solo nos queda comenzar de nuevo.

El Amanecer de los CondenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora