Al principio, estaba aterrada, por el desconocido lugar al que nos habían arrojado, muchos de nosotros se emocionaron, otros, la mayoría, estaban furiosos, pero impotentes, mientras que yo no podía mirarlos de frente, a esos seres tan extraños, tan fascinantes y similares a nosotros... pero muy diferentes.
Hasta ese entonces no conocía la verdad, pero pronto me daría cuenta de ella. En toda la vida existente, en toda la creación, ellos son los únicos capaces de concebir algo como tan oscuro, aterrador, y sin propósito alguno, como el homicidio. Nuestras mentes eran demasiado puras como para comprenderlos, demasiado complejas como para procesarlo... ni siquiera alguien como Él lo pudo concebir, hasta que se mezcló con ellos. Hasta ese entonces él fue el único de nosotros que podía cometer un acto tan atroz... hasta ese entonces la luz brilló por última vez dentro de nosotros.
Era como un niño malcriado, rompiendo los juguetes que le dan, tratando de llamar la atención de alguien distante e inaccesible, pero ellos no se lo permitieron. Entonces algo que jamás debió haber existido, lo hizo, y cómo el ser que era, no podía permitirse algo semejante... Alguien conocido por todos, alguien que fue temido de inmediato con una N, su marca, su estigma, alguien que es capaz de tornar el día más puro en una noche terrible que lo sumerge todo en la oscuridad... entonces, hubo guerra.
No sabría decir cuándo ocurrió, ni cuántos de nosotros conocieron algo similar a la muerte; El Fin, lo llamó él. Como si todo se apagase, como si nada hubiera existido allí nunca, un simple momento de revelación dónde dejas de existir. Los mortales que presenciaron la masacre no podían hacer nada más que mirar impotentes cómo nos matábamos entre nosotros, como seres considerados Dioses, se rebajaban a tales actos... Y muchos de nosotros, nos apartamos de los nuestros.
Hasta ese momento había despreciado a esa frágil especie, pero nos necesitaban tanto como nosotros a ellos, y nos unimos con ellos... fue idea de mi hermana Athelebershet, y fue castigada por ello. Pero a nosotros se nos perdonó. ¿Por qué lo hicieron? Y antes de darnos cuenta, ya éramos piezas en su tablero.
Sí, muchos de nosotros conocimos eso llamado Amor, lo experimentamos por primera vez, pero pronto nos dimos cuenta de la fugacidad de esos seres tan fascinantes. Cien de nosotros decidieron su propio final por ello, morir junto a sus seres amados al final de sus vidas... es cierto, incluso los dioses pueden amar, incluso los dioses pueden morir. Mientras que la que traicionó a todo y todos se reía, expectante, de nosotros, de N, de los mortales, mirando la creación por encima de su hombro... "Hagan lo que quieran, yo ya conozco cómo acabará esto" fue lo que dijo antes de desaparecer.
Y algo que nos sorprendió dio a luz, era el hijo de mi hermano, lo había intentado decenas de veces, más nunca había sucedido, para ninguno de nosotros... fue un milagro, un regalo de esos seres para nosotros, nos dieron esperanza. Algo que todos necesitábamos en tan delicado momento. Era un Humano, nacido de esos seres. La personificación de todo lo que nos faltaba como personas, ¿quizá pudo haber sido esto lo que Ella vio en ellos? No lo sé.
Pero tuve un mal presentimiento en cuanto lo sostuve en mis manos, su cabellera plateada, y esos ojos negros que te absorben, despojándote de tus pensamientos, analizando su alrededor, creando cosas jamás vistas, no podía sino tener una mala sensación en el estómago. ¿Qué era lo que sucedería ahora que él había nacido? Algo que sobrepasaba a los mismos Dioses, que dejaba en ridículo todo lo que éramos... N no nos había dejado ir en vano, ya estaba planeando su próxima guerra, y habíamos caído por completo en ella. Solo espero vivir lo suficiente para detenerlo, esta vez no me haría a un lado... al final nunca estuve aterrada, simplemente era emoción lo que sentía. Ahora lo comprendo.
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El Amanecer de los Condenados
Short StoryEl Mundo acabó repentinamente, sin previo aviso, los cielos se recubrieron con rojo sanguinolento, mientras los edificios y las ciudades se desmoronaban hasta sus cimientos, lenta e imperceptiblemente, cuando nos dimos cuenta de ello... ya era demas...