Sin Escapatoria

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La noche era fría, y bien pudo ser oscura, de no ser por las luces del estadio a dos calles del edificio donde residía, a pesar de las circunstancias perfectamente pudo haber ido al concierto de esa noche, después de todo la entrada era gratuita, y no perdería nada por ir... pero esas cosas no iban bien con ella. Un espíritu rebelde, sólo iba a donde le dictara su voluntad, le gustaban las cosas que a nadie más le agradaban, con ciertas exclusiones, las cuales le desagradaba explicar, por lo que velozmente cambió de tema mientras su "reunión escolar" escuchaba algo de esa música punk, algo que en otra ocasión podría haber llamado su atención.

Pero hoy era un día especial, después de todo era su cumpleaños 18, más nadie lo sabía, así lo había decidido, quizá hace un tiempo, luego de que la tragedia la llevara a ese destartalado edificio, a solo unas calles del estadio donde parecía celebrarse el evento del siglo, si afinabas un poco los oídos podías llegar a oírles, sin duda no era algo de esa música que le agradaba, pero eso era lo de menos... pues en un par de horas, puede que menos, se quedaría completamente a solas...

Y ese momento llegó antes de lo esperado, justo en el instante en el que había reunido suficiente valor como para contarles, a sus compañeros, la verdadera razón de su "reunión". Pero ya era tarde, puesto que esas palabras que no quería oír salieron de sus bocas, y así lo hicieron, no pronunciaron más palabra que un adiós disimulado, supongo que en el fondo no querrían estar ahí, esa pudo haber sido la acción que marcará la diferencia, entre la vida y la muerte.

Y puede que se le cruzara por la mente, pero no llegó a más, no repetiría eso otra vez, sin embargo, tenía maneras más especiales de celebrar su cumpleaños, o al menos ella lo consideraba de así.

Unos momentos luego, tras asegurarse que sus conocidos no olvidarán nada, subió al tejado, las pocas ropas no la cubrirían del frío, pero así lo deseaba... sentir algo, aunque sea el frío calar sus huesos. Y acostándose comenzó a divagar en sus pensamientos, iban y venían, algunos eran remordimientos, otros simples anhelos, pero sin importarle los dejaba ir, sin enfocarse en ninguno... no le harían ningún bien.

Estaba tan ensimismada cuando volteó al sentir la piedra impactar en su cabeza, que no pudo moverse, la expresión en su rostro pálido... esta vez el frío no caló sus huesos, sino algo más, un horror tan profundo que estuvo cerca de provocarme lástima.

<<No deberías estar aquí>> Dice la figura ante ella, no podía verla por la oscuridad... pero su presencia era más que suficiente, si se movía, si decía algo... sería el final.

<<Aunque un aperitivo nunca viene mal>> Cuando oyó esas palabras un reflector iluminó fugazmente a la figura, lo único que alcanzó a ver fueron esas alas sin plumaje...no vió más.

El Amanecer de los CondenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora