Atado a las Tinieblas.

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     El olor a ceniza me despertó abruptamente, pudieron haber sido los sollozos, bajo las vigas de madera chamuscada, quizá fue el aroma a muerte rodeandonos en su manto de fría paz, intenté escapar de allí, aunque mi entumecido cuerpo no iría a ningún lado. Estaba inmóvil, prisionero de mi propia materia, como si aceptara dócilmente mi inevitable muerte... "¿en serio, así acabará todo?" pensé, era lo único que podía permitirme.

Todos ya habían muerto dentro de la cabaña, el crepitar de las llamas eran suficientes para mantenerme despierto, ya que si cerraba mis ojos... todo acabaría, aunque debí haberlo hecho.

Lentamente fui ganando el control de mi cuerpo, primero una pierna, luego otra. Y finalmente pude ponerme de pie, debía ser cuidadoso de donde pisaba, un paso en falso y caería hasta el piso inferior, donde seguramente me engulliría un infierno de llamas. Por algún motivo, mi mente estaba completamente en calma, como si esto fuera otro día más... o más bien, una noche cualquiera.

Me las arreglé para salir de mi habitación, y mientras lo hacía viré levemente, no quedaba nada allí que no hubiera sido tragado ya por las llamas, incluso la cama donde hace minutos dormía, ya era una pila de leña, avivándolas aún más. El pasillo no mostraba un mejor escenario, una viga había caído, pesadamente, ardiendo furiosamente y extendiéndose a lo largo del mismo.

El humo nublaba mi vista, llenaba mis pulmones y me impedía respirar, mientras mi pulso se acelera, pero estaba en calma... con un agujero enorme en mi pecho, un vacío sería lo más cercano a lo que sentía, tragándose todo aquello a mi alrededor dejándome con un mal sabor de boca. Entonces, un golpe se escucha en el silencio de las llamas, luego otro, y otro, provienen de la habitación de mi hermana... no sabía que se había quedado hoy...

—Lohen... Lohen, ¡¿estás ahí?! –Pregunta desesperadamente, entre pausas que se iban prolongando más y más, mientras sus golpes se hacían más débiles conforme el humo lo inundaba todo.

— ¡Sí, aquí estoy, resiste! –Exclamo mientras intento eludir las llamas, en un desesperado intento de llegar hasta su puerta... y para cuando lo hago, lo presiento, lo veo venir, como un reflejo retrocedo, sin saber que sucede, y antes de darme cuenta... ese lado de la cabaña se derrumba por completo... dejándome a pocos metros de una muerte segura.

Intento llorar, más no puedo, intento sentir algo... más me es imposible, simplemente no puedo "¿qué me está sucediendo?" pienso mientras bajo las escaleras, las cenizas que las cubre aún están calientes, más no me duele, me adentro entre las llamas, que se elevan frenéticamente hasta donde puedo ver.

Repentinamente, todo se vuelve negro, intento avanzar, más no puedo, mis ojos se recubrieron de una cegadora oscuridad, mis pasos fueron detenidos por frías manos, aferrándose fuertemente a ellos. Escucho susurros provenir de algún lado, en lenguas que jamás escuché, pero sé que hablan sobre mí...

Algo toma mi mano, arde, duele, más no logro liberarme, siento su respiración en mi cuello, una lengua afilada recorrer mi garganta, subiendo hasta el borde de mi mejilla, luego una, luego dos... como si me saborearan. Poco después, el ardor en mi mano se va y siento la delicada piel de ese "algo" que la sujeta.

De nuevo, su lengua afilada parece cortar mi rostro, sin embargo, se detiene, siento como clava su mirada en mis ennegrecidos ojos, y una silueta rojiza aparece ante mí, no hay nada,  además de ella y de mí, el sonido de las llamas desaparece, incluso el ardor bajo mis pies descalzos. Todo parece calmarse... al menos en apariencia.

"Lohengrin" susurra, mientras sostiene mi rostro. Siento como esboza una sonrisa macabra , al tiempo que me observa, memorizando cada esquina, cada poro, cada vello. "Sí, tu eres uno de ellos... o puede que seas el último. Ya no estarás solo, porque yo estoy contigo, aunque ya no puedas ver... yo seré tus ojos" dice, antes de aferrarse a mi cuerpo, apretándolo, rompiéndolo y arrojándolo a las ardientes brasas... como leña.

Y caigo, pierdo todo rastro de conciencia, podría decirse que duermo... pero era algo más cercano a la muerte, pero muy lejos de ella.

Despierto sin conocer qué ha sucedido, no sé cuánto tiempo pasó, todo parece haber sido un mal sueño... pero en cuanto abro mis ojos, lo noto enseguida; Estoy ciego, no puedo ver nada más allá de una mancha negra, lentamente voy recobrando el conocimiento, me pongo de pie, no sin dificultad, pero antes siento la hierba debajo mío, dudo por un instante hacia donde dar el primer paso, no es que importe en realidad... solo dudo.

Momentos luego, una mancha grisácea, luego otra, son siluetas, puedo reconocerlas claramente; son los escombros de mi hogar, reducidos a poco más que cenizas, al principio no soy consciente de ello, pero logro ver más que solo siluetas... bajo una enorme viga sentí algo retorciéndose débilmente, intento llegar a ella apartando trozos de pared y madera, pero cuando llego, vi un algo invisible salir de su cuerpo... era mi hermana, sentí su mano chamuscada aferrarse por última vez a la mía.

No lo noto por la tristeza, pero en cuanto esta también me abandona, lo hago. Su mano señala el cobertizo, un almacén que ha llevado varios años cerrado, desde que murieron mi padres... nadie ha entrado allí desde que nací, hace— Oh ya veo, hoy es ese día, es mi cumpleaños.

La cerradura cede sin ningún esfuerzo, incluso antes de tocarla, esto no sucedió nunca, ni cuando intenté abrirla hace algún tiempo. El aire estancado por 18 años arremete en mi contra, puedo ver las siluetas de las cosas a mi alrededor, por lo que puedo guiarme en el interior...parece ser una especie de herrería, el horno sigue estando tibio, más no hay nada en él, solo polvo acumulado allí junto a extraños artilugios.

Una pared falsa parece esconder un baúl. Tras un tiempo, logro encontrar como apartarla. Al abrirlo, siento una enorme presión comprimiéndome... siento a alguien tras de mí, pero allí no hay nadie... de vuelta al baúl, tomo un extraño trozo de metal, casi diminuto, pero extremadamente pesado, momentos después parece introducirse en mi palma. Intento quitarla, pero es como si estuviese unida a mi mano, y finalmente desaparece. También hay algo similar a un gran, y pesado, libro...

"Así que lo tuvo todo el tiempo" Susurra una voz tras de mí, en cuanto la escucho mis oídos zumban por un instante, luego surge una leve risilla que me estremece. "Lohengrin... nos llevaremos muy bien, después de todo, al final si eras Su hijo"

El Amanecer de los CondenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora