El Perfeccionista [Park Jimin]

♠•Capítulo 33•♠

Cuatro meses antes

—Solo vístete con esto —le entregó un conjunto de sostén de encaje con una pequeña falda igualmente de encaje. Ambos de color rojo pero que a simple vista se podía deducir que no era para cubrir nada sino que solo servían como una especie de adorno para el cuerpo de la morena.

Él le brindó una mirada fugaz para luego marcharse de la habitación y dirigirse a la sala en donde sería el espectáculo privado.

La castaña se miró al espejo en tanto se cambiaba de ropa. Había muchos aspectos físicos de su cuerpo que le agradaban pero también habían algunos que no eran de su agrado, sin embargo se aceptaba como era.

Sus senos se marcaban sobre el camisón de encaje y el resto de la tela se moldeaba perfectamente a su cuerpo.
Ella realmente estaba muy nerviosa, pues jamás pensó bailar sexi para alguien que no fuese para si misma frente a un espejo, sin embargo ahora estaba a unos escasos metros de dónde se encontraba Park, quien la esperaba ansioso por disfrutar del espectáculo que ella le brindaría. Se encontraba tan nerviosa que sentía que se le iba el oxígeno y que sus piernas se debilitaban.

—¡Guapa! ¡Está todo listo! —anunció Jimin desde la sala.

Inexplicablemente el ambiente, la atmósfera, el mundo, el universo se transformó desde que la música comenzó a invadir el lugar. Con toda la elegancia que caracteriza a la morena, salió por la puerta y en cuanto los ojos de ambos se encontraron...solo eran ellos existiendo sobre la faz de la tierra.

El castaño sintió que su cuerpo se sacudió hasta la última médula ¿Cómo era posible que él tuviera a semejante mujer? ¿Había hecho algo increíble en otra vida para ser merecedor de esta morena tremendamente ardiente?

Una melodía estremecedora empezó a sonar a lo bajo.

Cuando ella bamboleo sus caderas para él, se sintió un puto Adonis. El calor de su sangre de forma veloz se le concentró en una zona muy específica, sus dedos ansiaban acariciar y su lengua le exigía recorrer aquel cuerpo en frente suya.

TN sabía lo que provocaba en el castaño y amaba eso. Amaba tener esos encantos, saber lo bella que era, amaba que él la deseara con tanta fuerza, amaba tener esta conexión con él, amaba estar aquí con él.

No perdieron su mirada en ningún momento, las expresiones de ambos era tan apasionada y lujuriosa. Sabían lo que querían, sabían cómo acabaría esto y lo anhelaban tanto.

La morena elevó su manos y luego ella misma trazó un recorrido por todo su cuerpo, tan lentamente, incrementando el deseo de la persona frente a ella.

Le bailó seductoramente por unos minutos más para después poco a poco reducir la distancia y cuando finalmente se rozaban, Jimin aproximó sus manos por encima de la tela del camisón de encaje para
colocarlas en sus caderas y hacerla sentarse sobre él, al momento de hacerlo ella emitió un gemido pues sintió que el miembro erecto del castaño se enterraba ligeramente en su parte sensible, lo único que impedía que el acto se hiciera más profundo eran las bragas y el pantalón que vestían.

Jimin se movió contra ella y le provocó otra hilera de gemidos que la hizo cerrar los ojos y apoyarse en sus hombros. Él sintió él aliento de la morena chocar contra su cuello, eso le encantó y repitió la acción un par de veces más para verla delirar de placer.