Capítulo 28: Fin del libro I.

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La semana transcurrió rápido.
Tuve que decirle adiós a Ethan... Me puse a llorar cuando se fue, me prometió llamarme todos los días.
Pero aún así estaba preocupada.
Ya que debería ir con Andrew.

Finalmente las risas de los niños habían desaparecido de la mansión.
Y los únicos que quedaban era Philip y Dahlia.

No sabía muy bien porqué Philip no había podido ir a la Academia.
Pero supuse que era ya que a diferencia de Francia, él no había avanzado en sus estudios.

La mayoría de los niños de la mansión ya leían o escribían. Pero él apenas hablaba.
Muchas veces lo habían llevado a revisar, a hacerse chequeos.
Pero finalmente llegaron a la conclusión que era algo propio de él.

No iba a quejarme de Dahlia.
Faltaba aún para que ella creciera.
Ni si quiera podía hablar bien aún, balbuceaba palabras aleatorias o sólo apuntaba a lo que quería...
Richard la había malcriado un poco.

–Buenos días Megan.- habló Esperanza con su pequeño en brazos.

–Hola Espi

–Mañana complicada... ¿No?...- me hizo una sonrisa un poco intranquila, después de todo ella se sentía igual que yo.

–Se podría decir que si... Pero, bueno... Ellos crecen.

–Si...- respondió.

–¿Cada cuánto dijeron que vendrían a vernos?

–Todos los sábados y festivos.

–Gracias Espi.- le sonreí y me despedí de Philip para ir con Dahlia, quien estaba en su cuarto.

–Hola cariño.- Dahlia alzó sus bracitos para que la tomase en brazos, lo cual obviamente hice.

Comencé a caminar por la habitación con Dahlia en brazos, pensando que ella también crecería en algún momento.

Y me quedé mirando por la ventana junto a ella, estaba angustiada.

–Ma...má.- escuché decir de una forma muy tenue, lo cual había hecho que todos aquellos pensamientos que tenía se esfumaran.
Había dicho sus primeras palabras.

–Mi niña... ¿Qué dijiste?...

–Ma...má.

Rápidamente corrí donde Richard, el cual estaba en el jardín hablando con Sebastian y Ágata.

–¡Amor! ¡Dahlia, Dahlia!

Apenas me salían las palabras, así que acercándoles a la pequeña le dije que volviera a decirlo.

–Hazlo mi niña

–Ma...má... Pa..pá.- dijo tenuemente.

Todos se asombraron con las primeras palabras de Dahlia.
Y la verdad es que yo también.

Ella ya estaba creciendo.
Y ya no iba a poder detenerla en ello.

*****************************

Algunos años más tarde...

–¡Dhalia!

–¡Ya voy!

Cruzada de brazos esperé a mi hija en la cocina, tenía que hablar con ella.
Ya que... Ya había crecido.

Cuando bajó me encontré con una hermosa joven de ojos azulados.
Y no es que lo dijera porque es mi hija, sino porque realmente era hermosa.

Tomé un vaso de jugo de melón y se lo acerqué, era su favorito.
Ella lo tomó sonriendo y me miró un poco confundida, así que proseguí.

"Encadenada por mi mate" #CLDWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora