Capitulo 4

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Jongin sintió una primitiva satisfacción al ver el brillo de miedo en los ojos verdes.

-No digas tonterías –le espeto Kyungsoo, mirando el taco como si fuera una pistola cargada-. ¿Jugar ahora, contigo? No, qué tontería. Además, ¿Por qué tengo que demostrarte nada? ¿Y qué tiene que ver billar con las camisetas?

El apretó los labios. Estaba ofreciéndole una oportunidad de demostrar lo que valía. No iba a ganar, por supuesto, pero le habría dado cierto crédito y quizá la camiseta por intentarlo al menos.

Y darle crédito a Do Kyungsoo no era algo que le resultase precisamente fácil.

-¿Te da miedo perder? –le pregunto, sarcástico.

-No suelo jugar al billar, tengo otras cosas que hacer.

-Ya, claro. Supongo que no estás acostumbrado a perder y desde luego, yo no pensaba ponértelo fácil solo porque tu padre sea el presidente.

-No es la idea de perder lo que me molesta, es la idea de tener que seguir en tu compañía lo que me resulta infinitamente desagradable.

-Ah, no te preocupes por eso. No tardare mucho en destrozarte.

-¿Destrozarme? –rio él-. No lo creo.

-¿Entonces te quedas o te vas?

-No pienso ir a ningún sitio hasta que me devuelvas la camiseta –replico Kyungsoo, moviéndose hacia el otro lado de la mesa.

Jongin sintió que algo apretaba su pecho y sus pantalones, mientras observaba el sinuoso movimiento de su trasero.

-¿Estás dispuesto a jugar?

-¿A qué, al billar americano?

La luz de la lámpara caía sobre su cabello de color rojizo, dándole una apariencia de ángel rebelde. Lo miraba con su insolencia, sin parpadear.

-Si eso es lo que quieres...

-Pensé que estarías acostumbrado a eso, es el que se juega en los bares.

Jongin tuvo que apretar los dientes. Para él seguía siendo el chico de ningún sitio, el impostor en el privilegiado circulo social que formaban los jugadores del equipo coreano.

-Puedo jugar a cualquier cosa, joven Do. Pero quizá tú prefieres el billar coreano.

Kyungsoo se agarro al taco, apoyándolo en el suelo. ¿Billar coreano? ¿Cómo se jugaba eso?

-No, el billar americano me parece bien –contesto, intentando mostrarse despreocupado, pero esperando que esas tardes jugando al billar en el bar de la universidad le sirvieran de algo.

Pero allí, de pie frente a la mesa de billar. Kim Jongin parecía un guerrero dispuesto a la batalla.

<<Puedo jugar a cualquier cosa>>, le había dicho. Y Kyungsoo sabia, con una mezcla de miedo y excitación, que era verdad. Estaría tan cómodo juagando al billar en los barrios bajos de Inglaterra como en un club de Mayrair. Exudaba una confianza natural que trascendía todas las fronteras y lo proclamaba como un ganador.

Lo cual era muy desafortunado, considerando que su reputación profesional dependía de conseguir que le devolviera esa camiseta.

-Tú primero –Kyungsoo tomo el taco con la mano izquierda.

-¿Eres zurdo?

-Para algunas cosas.

Se coloco sobre la banda y espero un segundo antes de golpear pero, con los nervios, envio las bolas por toda la mesa.

A merced de un Millonario (KAISOO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora