-¡Una maleta! ¿Cómo demonios voy a guardar todo lo que necesito en una maleta? –Con el teléfono apoyado entre el hombro y el cuello, Kyungsoo tomo una chaqueta de color chocolate-. ¿Me llevo la chaqueta marrón o el anorack militar?
-La chaqueta de cachemira –dijo Baekhyun-. Con la otra parece que formas parte de las juventudes hitlerianas. Bueno, cuéntame, ¿Qué ha dicho papá?
-Está furioso. Lo cual es injusto porque él sabe tan bien como yo que no tenía alternativa.
Eran las diez y media y su dormitorio parecía haber asaltado por una banda de ladrones, con cajones abiertos de los que asomaban prendas de ropa interior, cárdigans y trajes de todos los colores.
-Cariño, ¿desde cuándo se muestra racional papá en lo que concierne a su hijo favorito? El pobre pensaba que había lidiado con ese problema de una vez por todas, es normal que este enfadado.
-¿Qué? –Kyungsoo miró alrededor, distraído-, ¿Crees que tres jerséis serán suficientes?
-¿Jerséis? A ver, dime que has metido en la maleta. Kyungsoo saco un cinturón de cuero con una hebilla de pedrería y volvió a guardarlo en el cajón.
-Mira, ya sé lo que vas a decir: que debería llevarme trajes de fiesta y trajes elegantes porque seguramente Kim Jongin organiza fiestas todas las noches, pero me da igual porque yo no pienso acudir a ninguna de ellas. No estoy interesado en él, estoy interesado en el trabajo.
-No es eso. Dime que no has guardado ropa de invierno –suspiro su hermano-. Cariño, en Inglaterra están en verano ahora mismo. ¡Hay más de treinta grados!
-Oh, no... no me había dado cuenta.
-No te preocupes. Saca lo que hayas guardado hasta ahora y mete solo ropa de verano...
En ese momento, Kyungsoo oyó la puerta de un coche y unos pasos en la acera.
-¡Ay, Dios mío, es él! ¿Qué voy a hacer?
-Mostrarte tranquilo y profesional –contesto Baekhyun-. Recordar a todas horas que no puedes confiar en ese hombre y sobre todo, que no vas a acostarte con él.
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-Por fin – Jongin entró en la casa y miro alrededor-. Estaba a punto de marcharme. Pensé que te habías echado atrás.
-No ir a Inglaterra cuando me has ofrecido esa... ¿cómo lo llamaste? Ah sí, esa gran oportunidad de demostrar lo que valgo. ¿Y por qué haría eso?
-Dímelo tú. ¿Estás listo?
-Aun no son las once –contesto Kyungsoo, volviéndose hacia la escalera-. Ven conmigo.
-Espero que no tardes mucho –mientras subía tras él, Jongin intentaba no mirar su trasero-. Mi chofer está esperando.
-Insisto: no son las once –repitió Kyungsoo.
Jongin se encontró en un salón con un enorme ventanal y brillantes suelos de madera. A un lado estaba la cocina, con armarios pintados de azul y una estantería llena de platos y cacerolas. Al otro lado había un enorme sofá tapizado en brocado verde y una alfombra de pelo blanco. Las paredes estaban pintadas en color marfil e incluso en aquella mañana gris tenía un aspecto luminoso y alegre.
Y también increíblemente desordenado.
-¿Te han robado o siempre esta así? –pregunto, mirando alrededor.
Intentando no pisar las pilas de ropa, revistas, zapatos y telas, se acerco a la puerta por la que Kyungsoo acababa de desaparecer y sintió una oleada de calor al comprobar que era su dormitorio.
-No y no – contesto él, vaciando el contenido de una maleta en un antiguo armario-. Es que no me había dado cuenta de que ahora es verano en Inglaterra y tú has llegado casi media hora antes de lo previsto.
Jongin miro su reloj.
-Quince minutos. Pensé que habrías hecho anoche la maleta.
-¿Y por qué pensaste eso? ¿Crees que voy a poner mi vida patas arriba y cancelarlo todo cuando tú chascas los dedos?
Sin decir nada, Jongin se inclino para tomar una prenda negra en el suelo. Era un bóxer sexy de seda.
-Parece que no cancelaste nada –dijo, irónico.
-Anoche estuve trabajando, aunque no es cosa tuya –replico Kyungsoo-. Por eso no tuve tiempo de hacer la maleta. Además, para eso me has contratado, ¿no? Para que diseñe el nuevo uniforme del equipo de San Jorge. Si lo que querías era alguien con la habilidad domestica de Blancanieves, deberías haber ido a Disneylandia.
Sí, podría tener razón. Por lo que había descubierto la noche anterior, Blancanieves sería tan capaz de diseñar un uniforme deportivo como el Joven Do Kyungsoo y seguramente daría menos trabajo.
Apoyándose en el quicio de la puerta, Jongin metió las manos en los bolsillos del pantalón y lo observo, pensativo. Sabía por la conferencia de prensa, cuando él negó que hubiese habido problemas con la confección de las camisetas, que era un mentiroso. De hecho, sería divertido intentar averiguar cuando decía la verdad y cuando estaba mintiendo. Además, el vuelo a Inglaterra duraba once horas: un reto así haría que el tiempo pasara volando.
Suspiro, impaciente, mirando la cama con cabecero de hierro llena de almohadas... y también ropa interior. La intimidad del sitio lo hacía sentir incomodo porque le recordaba cosas que había decidido olvidar. Un frasco de perfume sobre una antigua cómoda inmediatamente le recordó el fresco aroma de su cuerpo; una barra de bálsamo, la imagen de sus labios en formas de corazón, jugosas y rosadas cuando lo besaba, enrojecidos por su sangre cuando se aparto.
-Supongo que no valdría de nada decirte que te des prisa.
Kyungsoo apretó los dientes y deliberadamente, se dispuso a doblar una camisa de lino.
-Si me ayudases, iría más rápido. ¿O ayudar a alguien es un concepto extraño para ti?
-Eso depende –contesto él, con una voz cargada de acido-. Si la persona a la que ayudas va a decir luego que lo ha hecho todo solo...
Kyungsoo tomo otra camisa blanca del armario, negándose a dejarse afectar por sus pullas.
-Olvídalo –murmuro-. Pero no molestes.
-No te dejes esto –dijo Jongin, ofreciéndolo un bóxer que había tomado del suelo. Kyungsoo se lo quito y lo tiro en un cajón.
-No voy a necesitarlo. Pensé que había dejado bien en claro que solo vamos a trabajar –le dijo, metiendo en la maleta varios bóxer sencillo de algodón blanco-. Ya está, he terminado.
-¿Solo vas a llevarte eso?
Él se encogió de hombros mientras cerraba la maleta. Diez minutos antes no podía meter una cosa más y ahora estaba casi vacía, pero pensaba guardar ni una sola prenda que pudiera parecer frívolo o excitante.
-Yo creo que es suficiente. No pienso quedarme mucho tiempo y no tengo la intención de...
-¿Pasarlo bien?
-Por supuesto que no.
-Bueno, si estás seguro de que no vas a cambiar de opinión... ¿de verdad no quieres guardar nada mas?
-No, nada. Vámonos de una vez.
Listo, hasta aquí la actualización. Descansen =)
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A merced de un Millonario (KAISOO)
RomanceEl no está dispuesto a aceptar nada más que la rendición total. El millonario Kim Jongin tiene una nueva presa: el heredero Do Kyungsoo, un bello pero mimado hombre que le causo problemas en el pasado. Y él está dispuesto a igualar el marcador. Lo q...