Seis años después
Cuando sonó el silbato que anunciaba el final del partido fue como estar atrapado en el cuerpo de una gigantesca bestia dolorida. Kyungsoo, apoyado en la entrada del túnel de vestuarios, no había podido ver el partido, pero sabía por el gigantesco suspiro de decepción que corrió el estadio de Seul World Cup que Corea había caído.
Korea Rugby Union podía haber matado al dragón, pero había encontrado la horna de su zapato en el equipo de Cherryblossoms.
Aunque eso le daba igual. El equipo podía perder contra un grupo de niñas seis años...mientras las camisas no hubieran desteñido.
Cuando intentó moverse, descubrió que le temblaban las piernas. Era el momento de descubrir si todo el trabajo de los últimos meses y el pánico de las últimas dieciocho horas habían servido de algo.
Como en sueños, se acerco a la boca del túnel y miró hacia el estadio, que en ese momento le parecía la arena de un circo romano. Con la cabeza baja para evitar la lluvia, los hombros caídos, los jugadores del equipo de Corea volvían resignados a los vestuarios. Kyungsoo miró a unos y a otros y a pesar de sus caras de abatimiento y cansancio, sólo pudo sentir alivio.
No habían hecho lo que se esperaba de ellos pero por lo que podía ver, las camisetas no habían desteñido. Para Kyungsoo diseñador del nuevo y muy publicitado uniforme del equipo nacional de Corea, eso era lo único que importaba.
Ya había tenido que soportar muchos comentarios irónicos sobre la coincidencia de que ese encargo recayera precisamente en el hijo del nuevo presidente de la federación nacional de rugby, de modo que cualquier error por pequeño que fuera, seria suicidio profesional.
Cansado, se paso una mano por el pelo algo largo teñido de rojizo.
<<Por eso es importante que nadie se entere de la crisis de última hora con las camisetas>>
Cuando llego a la entrada del túnel el viento que atravesaba el anorak y el delicado traje de etiqueta que llevaba debajo, estuvo a punto de tirarlo al suelo. Había salido de una cena benéfica la noche anterior para ir corriendo a la fábrica. Doce horas, numerosas llamadas de su hermano Baekhyun y toneladas de café después, tenía suficientes camisetas para todos los miembros del equipo, pero se había pasado el partido rezando para que no hubiera sustituciones. Solo ahora podía respirar tranquilamente.
Y eso duró diez segundos.
Por que cuando miró la pantalla gigante del estadio el aire desapareció de sus pulmones para ser remplazado por algo que parecía napalm.
Era él.
Por eso había perdido el quipo de Corea. Kim Jongin había vuelto. Pero ahora estaba jugando para el equipo contrario.
El corazón de Kyungsoo parecía haber saltado de su pecho para alojarse en su garganta. ¿Cuántas veces desde aquella noche mágica seis años antes habían pensado que volvería a ver a Jongin? Aunque sabía que había vuelto a Inglaterra, ¿Cuántas veces le había parecido verlo por la calle?¿Cuántas veces se le había acelerado su pulso al ver a un hombre alto y moreno en el interior de un deportivo, sólo para experimentar una punzada de desilusión y alivio a la vez al comprobar que no era él?
Ahora, mirando la pantalla del estadio, sabía que no habría respiro. Porque no había error posible. Aquel cuerpo alto y elegante, los hombros anchos bajo la camiseta blanca y roja de Cherryblossoms, el gesto arrogante...
La multitud prorrumpió en aplausos al ver su hermoso y serio rostro sobre las palabras "El hombre del partido".
Seguía llevando el protector en la boca, lo que acentuaba la sensualidad de sus labios, que sangraban por un pequeño corte. Un pañuelo rojo sujetaba su pelo oscuro y durante un segundo, la mirada de Kim Jongin se clavó en la cámara de la televisión.
ESTÁS LEYENDO
A merced de un Millonario (KAISOO)
RomanceEl no está dispuesto a aceptar nada más que la rendición total. El millonario Kim Jongin tiene una nueva presa: el heredero Do Kyungsoo, un bello pero mimado hombre que le causo problemas en el pasado. Y él está dispuesto a igualar el marcador. Lo q...