Parte 42

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- Emma está descontrolada, lo mejor es que se quede aquí.-dijeron pensando que yo no estaba detrás de esa jodida puerta.

- Pero, ella sólo está enfadada. Mataron a sus padres, es normal que esté así.-Niall estaba defendiéndome. Sólo tenía miedo de una cosa en estos momentos. La muerte. Pero no una muerte cualquiera, no. Mi muerte. Le aterraba más que a mí.

- Niall, la entendemos pero no podemos dejar que nos busque la guerra.-dijo Greg.

- La guerra ya estaba mucho antes de que ella llegase. Sólo está actuando. Ya que ninguno de nosotros lo hizo por ella. Ninguna familia va a parar hasta ver sangre.-me acordé de la última frase, se la dije yo, de diferente manera.

- Niall creo que deberías irte, no podemos discutir esto contigo.-añadió Anne.

- Muy bien.-dijo irónico.- Parece que no queréis ver la verdad.-me aparté del pomo de la puerta porque sabía que ahora es cuando venía un portazo.

- Ah, estás aquí.-abrió la puerta despacio.

- ¿Sabías que estaba fuera?-abrí la boca ligeramente, notando mis labios más alejados.

Arqueó las dos cejas.

- Soy tu novio, no alguien que has conocido hace unos días.-apreté los labios.

Se iba a alejar de mí, pero se lo impedí agarrándolo de la muñeca, como tantas veces el me había hecho.

Le acerqué más a mí pero no lo besé. Apoyé mi cabeza en su pecho. Esperaba que me envolviera con sus brazos, que al principio no lo hizo pero lo noté como sus dedos rozaban la parte de mi columna y me apretaba más contra su pecho. Se me salió una lágrima que corría por mi mejilla y bajaba hasta mojar su camiseta.

- Lo siento.-noté cómo tragó saliva.

- Da igual.-

- No, no, no.-negué con la cabeza.- Mírame, Niall. Soy una cabezota y te quiero. Tu familia es mi familia y no quiero que tengas problemas.-

- No voy a tener problemas, tienes razón Emma y no lo quieren ver.-suspiré.

- Te amo y mucho.-

- Yo te amo más y creéme que nunca te voy a dejar ir.-

- ¿Me obligarás?-

- Obviamente.-

- Liam, necesito que me vuelvas a dar lecciones.-

- ¿Qué?-

- Pues eso.-

Rió.- Emma, te he enseñado todo lo que sé.-

- Pero todavía no has peleado conmigo. Eres de los más fuertes que Zayn tenía.-

- No pienso pelear contigo.-resoplé por la nariz. Y se fue.

Llevábamos 3 meses sin saber nada de Zayn. Él y su grupo nos habían dejado en paz, o eso creíamos. Quería estar preparada, ser más fuerte que nunca, más valiente. Zayn no iba a acabar conmigo, no. Emma Jefferson ha cambiado, ya no es la chica dulce que le temía. Ahora es una chica que quiere enfretarse a lo que le pongan, quitando obstáculos por el camino.

- Yo pelearé contigo.-me giré para ver a Greg. Espera ¿qué? Greg me supera en fuerza, eso no es justo. ¿Tú no eras la que quitaba obstáculos? Es verdad.

- Está bien.-acepté.- ¿Ahora?-pregunté.

Greg miró a su alrededor y asintió. Salimos los dos juntos afuera. Mientras salía me recogí el pelo en una cola de caballo y crují mis nudillos. No estaba temblando. No tenía miedo.

Cada uno se colocó en un extremo. Vi salir a Liam y Harry, no iban a detener la pelea. Me quedé mirando a Harry, que no le había vuelto a hablar desde la discusión que tuvimos el otro día. Me sentía mal. Un nudo en la garganta se em formó pero tragué saliva y se me fue.

- Siento decirte que no tendré piedad por mucho que seas la novia de mi hermano.-hice una mueca graciosa.

- Yo espero no hacerte llorar.-

Nos acercamos los dos un poco más y no dimos un saludo "cordial", para Greg sería cordial pero para mí no. Greg había perdido mi confianza desde el día en que me hirió. Ya no era la misma con él.

Nos apartamos y nos colocamos en posición de lucha.

Alzé mi puño hacia su cara. Lo esquivó. Greg me propició una patada en mi partw baja de la pierna. Apreté los dientes. Yo le pegué en el costado y después le agarré el cuello de la misma forma que hice con el hombre de Zayn. Cuando le tenía inmobilizado le pegué una patada detrás de otra en el abdomen. Me agarró de la pierna con la que le estaba pegando y me apartó haciendo que rodara por el césped. Se puso encima mía para darme un puñetazo. Lo recibí pero casi no lo sentía. Mi rodilla le dio com fuerza en su parte íntima. Se apartó de mí y me pusé encima de él así le di en la mandíbula. Me echó hacia atrás y me levanté rápidamente. Le doblé la rodilla hacia dentro. Él gimió de dolor. Y me pegó en la oreja. Grité. Un ruido agudo se me formo en el oído y la vista se me nubló. No volví a ver más. Acababa de descubrir un punto débil.

Sangre de dos ||n.h||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora