Somos Polvo, fáciles de esparcir.

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Montonar el polvo lleva cuestión de segundos, minutos, horas, tiempo...El punto, es que para ser esparcido sólo necesita una milésima de segundo.

Así pasa con nuestras vidas...

Todo va bien y de pronto ya no, o metafóricamente todo se va a la mierda.

Surgen ciertas preguntas del ¿como? o ¿donde? nace ese resentimiento, esas grandes ganas de querer acabar contigo mismo, esa frustración y estrés, el maltrato de todos los días, el querer desaparecer y mantenerte alejado de todo.


¿No te pasa que piensas ser tu más fuerte enemigo?

Dices...

Esto no soy yo, no puedo continuar así, necesito más que perderme en músicas tristes, necesito más que ver a los demás siendo o intentando ser felices, mientras yo sigo aquí llorando a escondidas todo el tiempo. Horas pensando en el "no puedo hacerlo", manifestando sentimientos impropios, ira, impaciencia, rencor, descontrol.

Pero la veracidad detrás del telón es otra.

Sólo estamos tristes.

Esto, se transforma en una tortura mental, porque creamos la idea de no poder olvidarnos, de dejar todo atrás así como nos han dejado.


Llegamos a este nivel y decidimos intentar una, y otra, y otra vez...dado que además de necesitarlo, debemos pasar al siguiente.

Realmente no podemos  regresar de nuevo...

A nuestros verdaderos seres.

¿Y nuestro arcoiris después de la lluvia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora