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La historia es más o menos así:

Lo conocí en mi viaje.
Después de registrarme en el hotel, decidí salir a pasear. Sentir la arena bajo mis pies, ver y escuchar el mar.
Era una hermosa tarde soleada y a pesar de que no se encontraran en temporada alta para el turismo, en las galerías aún paseaban buena cantidad de personas comprando recuerdos y chucherías.
Caminaba algo hipnotizada por la sensación casi mágica que existe cuando llegas a un lugar nuevo y desconocido. Ya sabes, el momento en que vez todo con ojos de turista. Incluso el aire y la brisa se sentía diferente, quizás fuera yo la que me sentía diferente.

Ingresé a una librería. Un lugar completamente repleto de magia. Con el aroma a libros nuevos y rostros de personas concentradas mientras buscaban, con sonrisas cómplices al observar disimuladamente a otro comprador ojeando un libro que ellos ya leyeron.
Hay librerías grandes y pequeñas, está en particular era enorme a comparación con la que está en mi barrio. Con decirles que habían dos pisos. ¡Dos! Vaya, si que estaba impresionada.
Comencé a investigar, pasando mis dedos por algunos lomos y sacando alguno que otro que me llamara la atención el título.
Realmente perdí la noción del tiempo que estuve allí adentro explorando y deliberando qué libro comprar.
Porque definitivamente no podía irme de allí sin comprar aunque sea un libro.
De esa manera llegué a la segunda planta, en las estanterías donde se encontraban las historias de ciencia ficción de un lado y de suspenso en el otro del pasillo.
Estaba distraída leyendo cada nombre, incluso poniéndome de puntillas para leer los de más arriba, cuando encontré un título interesante.

“Su nombre”.

Lo tomé de la estantería y al dar un pasó atrás choque de espaldas contra alguien sin querer.

—Lo siento —comencé a disculparme incluso antes de acabar de estabilizarme y girar para enfrentarlo.

—No te preocupes. Fue mi culpa —su voz...su voz era una mezcla de dureza y suavidad, era la voz de un locutor leyendo un cuento de cuna. Extraño, lo sé, pero no encuentro otra mejor manera de describir cómo se siente escucharlo hablar.

Quedé sorprendida ya antes de levantar la vista, cuando mis ojos se encontraron con los suyos, estaba segura que el tiempo se detuvo literalmente. No era nada del otro mundo, eran simples ojos café rodeados de pestañas largas y oscuras; con cejas rectas algo pobladas, con una pequeña cicatriz sobre la izquierda.
Pero su mirada, sus ojos brillaban bajo la luz artificial del local. No un brillo espeluznante estilo película de terror blanco y negro; era más como una emoción que no se puede ocultar aunque se quisiera, y le daban a su rostro una expresión de tristeza y alivio a su vez. ¿Raro? Sí.
Se aclaró la garganta llevando su mano al cuello de su camiseta, como si tuviera la costumbre de acomodar una corbata y se diera cuenta a mitad de camino que no la tenía.
Él movimiento me ayudó a despertar de mi trance también.
No puedo creer que lo haya estado observando cómo estatua por tanto tiempo ¿O sí? Tal vez solo fueron segundos que parecieron una eternidad.

—¿Te parece interesante? —preguntó cuando estaba a instantes de dar media vuelta e irme. Lo miré sin comprender a qué se refería, por lo que él respondió señalando el libro en mis manos y dijo :—. El libro — por si no había entendido su señalamiento.

—La verdad no lo sé —conteste dando vuelta el libro para poder leer la sinopsis —. El nombre llamó mi atención y...

Me detuve al levantar mi vista y verlo completamente atento a mis palabras. Esta vez yo fui la que aclaró su garganta.

—Y la tapa es interesante.

—Mmm...— una de sus manos fue a parar a su mejilla con una barba bien recortada y se rascó pensativo .

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