Capítulo 33 - Emociones mezcladas

1.1K 84 2
                                    



Los domingos eran el día más feliz de la semana y siempre me levantaba temprano, pero estaba cansada como si no hubiera dormido. El día anterior nos habíamos reunido con los amigos y la familia en mi casa por lo tanto yo había estado como loca preparando cosas que apenas me di cuanta que quien había llegado y quien no, éramos un grupo enorme, Tom, Anna y Jayden, Rose y Nico, Sofi, Christian y Amelie, mis abuelos... los papás de Lucas y Nina.

Yo estaba sacando comida del horno y Amelie corría detrás de los perros y mi abuelo detrás de ella para darle su almuerzo, cuando llegó Sofi y Christian de la mano.

Yo casi tiré la fuente al piso.

Por un instante todos me miraron, se quedaron en silencio y volvieron a mirar a Christian y Sofi intentando interpretar la situación, pero mi abuela interrumpió diciendo que llevaba mucho tiempo queriendo tener otra boda y que sus sueños se habían hecho realidad.

Todos gritaban y los abrazaban, Lucas se me acercó y me sacó la fuente de las manos porque yo seguía en shock y corrí hasta mi hermano y le di un abrazo muy grande. Ambos nos reíamos y llorábamos al mismo tiempo, eran lágrimas de felicidad. Sofi se nos unió y yo estaba más que feliz de tenerla a ella en la familia.

Después de todo el alboroto, Christian se reía de mí y mi Nonna, que según él éramos capaces de encontrar un anillo de compromiso en un mar de personas.

¡Habíamos disfrutado de un día tan lindo!
Lleno de emociones felices e historias divertidas y yo me sentía bastante tonta por acumular emociones sombrías cuando habían tantas razones para estar alegres.

Mi abuelos y mi hermano y su pequeña familia se habían alojado en en mi casa y teníamos planes de almorzar en familia. Lucas había salido temprano a jugar tenis con Christian, así que yo estaba con Amelie que llegó con los primeros rayos de luz a pedir el desayuno especial que le daba su tía favorita. Ella había crecido tanto, ya no era un bebé, pero de alguna manera siempre en mi corazón sería un bebé rosado. Estábamos enrolladas en una manta en el sillón de la cocina mirando videos de animalitos bebés.
Era tan temprano que cuando terminó de comer se había dormido y a mí también me dió sueño y caí rendida con ella.

Cuando volví a abrir los ojos estaban todos en la cocina susurrando para no despertarnos. Amelie se paró de un salto y Lucas aprovechó para abrazarme y traerme un plato con una torre de hotcakes recién hechos por mi abuela.

—¿Lucas, qué te hace pensar que yo me puedo comer esa cantidad?—

—En realidad esperaba que dijeras eso, tú sabes que yo siempre estoy dispuesto a sacrificarme por ti—

Le tiré una almohada, pero la interceptó y puso su característica cara de victoria. Yo me adueñé del plato y se le esfumó rápidamente la felicidad, pero de los 10 que habían apenas me comí uno y medio y todos notaron lo extraño que eso era.

—Ayer me di cuenta de que estuviste todo el día atendiendo a todos, así que hoy tu abuela y yo nos vamos a encargar del almuerzo y tú único trabajo para hoy será disfrutar de la familia— dijo mi abuelo

—Y si no, siempre podemos pedir pizza o calentar comida congelada—dije en tono de broma esperando su reacción.

Mi abuelo se retorció ante la idea y todos se rieron. Él era muy mimado tenía una cocinera experta en casa, no soportaba la comida que no fuera casera.

—Ya que estamos con la familia reunida, queremos aprovechar para darles más detalles sobre nuestros planes para que separen el último finde semana de octubre porque nos vamos a casar en la playa— dijo Sofi con una sonrisa radiante.

Me encantó la idea de la playa, pero estaba algo asustada por el asunto de la organización del asunto, pero mis dudas se aclararon cuando los tórtolos explicaron que habían contado con mucho tiempo para planearlo y que ya estaba todo decidido y organizado y solo teníamos que asegurarnos de asistir.

Yo pegué un saltito de alegría y los abracé con un alivio tan grande que todos se reían de mi exagerada reacción.

El resto del día se pasó volando y antes de la hora de la cena todos estaban de regreso en sus respectivas casas. Amelie tenía un severo caso de tiitis aguditis y Christian la dejó quedarse con sus tíos predilectos.

Jugamos con ella en el jardín, luego nos tiramos en el sillón abrazados a ver su película favorita y apenas ella cayó rendida la puse en su pequeño pijama y la llevé conmigo a la cama. Yo no sé quién estaba más cansada de las dos, en teoría tenía muchas cosas que hacer, pero me había levantado cansada y ya no podía más. Lucas aprovechó para preparar sus cosas para la oficina y según él para cuando volvió se encontró dos ángeles durmiendo.

Me desperté sintiéndome mucho peor que el día anterior, Lucas tenía su más importante reunión antes del del día de la firma de contrato y llevaba al menos una hora despierto trabajando en la oficina.

Hice trampa y llame a la cafetería y pedí varias clases de muffins, tostadas de palta, un omelette, smoothies para la enana y para mí y el café favorito de Lucas. Cuando salí a recibir la comida me encontré con la peor sorpresa de todas. Un montón de sobres blancos y una puntada de dolor abdominal apareció al instante. Los tomé rápidamente y los abrí, eran hojas en blanco con las letras R, A, R y B. La tensión me hacía sentir mareada y el olor de la comida me molestaba.
En la cocina senté a Amelie a comer su desayuno y Lucas apareció en un instante por el olor de café y los muffins recién horneados. Para tener un día tan importante por delante, se veía tan relajado que me daba envidia, yo siempre era un montón de nervios antes de cualquier cosa importante y él estaba más preocupado de inventar cosas para hacer reír a Amelie que de las cosas de su trabajo. Yo trataba de seguirles la corriente, pero me estaba costando mucho. 
Tenía un día largo por delante, un evento en un recién inaugurado edificio y el catering era nuestra carta de presentación para futuros acuerdos con los dueños. Me molestaba tanto la idea de sentir tanto miedo, no entendía que significaba todo eso de las cartas.
¿Porqué yo no era como Lucas que nunca se agobiaba? Lo mío era un pequeño catering para 20 personas y él estaba con una responsabilidad gigantesca en sus hombros y yo sólo quería enterrarme en la cama mientras él se reía a las carcajadas con nuestra sobrina.

The Last ChanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora