Capítulo 9

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Se puede decir que Tom es un experto a la hora de divertirse, no recuerdo haberme reído de esta manera desde que Milou vomitó en la cara de Christian mientras usaba su nuevo traje italiano.

Patinamos sobre el hielo, dando todo un espectáculo, las piruetas al estilo cascanueces de Tchaikovsky nos hacían paracer profesionales. Para Tom era pan comido levantarme debido a nuestra diferencia de tamaño y el "público" se emocionó de tal manera que nos aplaudían de pie. Crecer junto a un lago congelado dió muy buenos frutos, Allie siempre quiso que fuéramos profesionales.
La mañana siguiente recorrimos el parque y alimentamos ardillas que comían más rápido que mi hermano, si eso es posible. Tomamos millones de fotos y compramos algunos regalos para llevar de vuelta a casa. En un segundo lo perdí de vista, hasta que lo encontré babeando frente al General Lee un Dodge Charger R/T de 1969, como me explicó con detalles y los ojos vidriosos de emoción. Creo que ya tengo una idea del perfecto regalo de navidad para un CEO tan eficiente.

Decidimos almorzar burritos y seguir recorriendo la ciudad para no desperdiciar ningún momento. Llegamos a una calle llena de tiendas exclusivas, Tom trataba de taparme la boca para que no siguiera quejándome a toda voz de los precios de las vidrieras. En el taxi ya se había dado por vencido, rodaba los ojos en tanto yo le explicaba al conductor que una bufanda costaba lo mismo que mi auto. Tom es la encarnación de la paciencia.

Mañana es nuestro último día y yo estoy desparramada en el sillón del hotel como si fuera líquida, podría asegurar que caminamos al menos 12 kilómetros. Siento como tocan la puerta, literalmente camino a abrirla arrastrando las piernas. Al abrir veo a seis personas vestidas de negro que me examinan como si estuvieran a punto de realizar una cirugía. Una vez que identifico sus intenciones me río internamente, hace falta mucho más que un equipo de belleza para meterme en un vestido elegante y unos tacos porque los ojos se me cierran de sueño. Y yo no controlo mi sueño. Vittorio parece leer mi mente. Me alcanzan una extraña botella, después de dos sorbos siento que tengo fuego en el esófago y los ojos se me salen de las órbitas. Insisten en que debo tomarlo todo, pero yo de golpe me siento tan despierta y alterada que podría correr una maratón.

—¿!Qué es lo que me dieron!?

Un shot

—¡Yo nunca he tomado alcohol! ¿Acaso quieren matarme?escucho las risas de todos, y yo les respondo mirándolos con los ojos eléctricos de Thor.

Es de jengibre, que no registra casos de muerte. Así que ven y déjanos terminar de prepararte.explica Vittorio conteniendo la risa.

Tom me espera en el vestíbulo del hotel vestido como Ryan Gosling en Loco, Estúpido Amor. Me quedó petrificada unos segundos. Debería usar este tipo de ropa más seguido pienso mientras camina hacia mí. Parece como si avanzara en cámara lenta y al estirarme su brazo aprecio como se le marcan los músculos a través del traje.
Mejor no.
No trajes entallados para Tom. Me río de mi indecisión y me sostengo de su brazo.
Para mi gran sorpresa nos espera un carruaje tirado por caballos y un chófer vestido de acuerdo al estilo del carruaje. Todo esto está resultando tan emocionante que me río nerviosa, Tom parece disfrutar mi estado emocional y me ofrece la mano para subir. De noche está ciudad es aún más hermosa, no consigo parar de hacer miles de preguntas que él responde con una enorme sonrisa. Se ríe de mi curiosidad sin límite y me observa como si estuviera tratando de dibujarme en su memoria. Nos detenemos frente a un edificio antiguo lleno de luces y mis ojos se agrandan cuando me doy cuenta que me trajo a ver un musical. ¡Y no cualquier musical!

Mamma mía, puedo cantar estas canciones hasta dormida. ¡Amo la música de los años 70! Ahora mi atuendo cobra un nuevo sentido, todo fue planeado. El vestido, zapatos, maquillaje y peinado tienen un ligero aire vintage que me hace encajar a la perfección con el ambiente. Luego de casi dos horas de un despliegue de música, luces y talento fascinantes volvemos a nuestro carruaje para la última sorpresa de la noche.

Una vez en la azotea del edificio, agradezco a Dios por haberme regalado esta nueva oportunidad, no puedo evitar pensar en Esperanza y en todo lo que viví. Reflexiono en el pasado cercano y percibo con asombro las bendiciones que han llenado mi vida. Las lágrimas brotan suavemente de mis ojos, estoy feliz, rodeada de las personas que llenan mi mundo de colores y no puedo estar más agradecida. Hasta que un pensamiento cruza mi mente y empaña por unos instantes mis emociones placenteras.

Lucas

Pienso en él más de lo que me gustaría admitir. Me justifico argumentando preocupación por su bienestar, después de todo estuvimos casados por tres años y más los tres que fuimos amigos hacen un total de seis años viéndonos prácticamente todos los días. Fue mi profesor de ajedrez, al primero que golpeé en la nariz y la mayor alegría de mi vida. Con el aprendí a disparar un rifle y tocar la guitarra. Su risa me provocaba cosquillas en el corazón. Cada vez que él entraba a me costaba recordar lo estaba haciendo.

Cuando sonreía... sinceramente no sé quién de los dos era más feliz.

A veces cuando despierto creo que sigue del otro lado de mi cama y me toma varios minutos recordar la razón porque ya no está. El señor Doménico parece percibirlo y se acerca más a mí para consolarme.

Sería increíble verlo sonreír una vez más, aunque no sea por mí.

Me sacudo la cabeza tratando de alejar los pensamientos tristes, y giro para encontrar a Tom mirándome con curiosidad. Le dí la mejor sonrisa que poseo, con sumo cuidado me ayuda a sentarme en la silla. La cena es toda una delicia, tras delicia sin mencionar el postre. ¡Ese postre! es la cosa más rica que he probado en la vida.

La compañía de Tom endulza mi corazón como nadie más consigue hacerlo, de pronto toma mi mano y nota lo fría que está, se acerca a mí rostro con suavidad y confirma que parezco la reina del hielo. Me levanta mientras me envuelve en un tibio abrazo, siento como la sangre vuelve a dar vueltas por mi sistema y me estremezco al notar que sus labios tocan mi frente.

Una emoción feliz y cálida abraza mi corazón de la misma forma como Tom lo hace.

The Last ChanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora