Capítulo 27

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Hay sueños que parecen tan reales.

Siento hasta el perfume de Ana mientras me zamarrea como es su costumbre cuando quiere despertarme.

De pronto el pánico me hizo sentar de golpe, cuando me di cuenta que seguía en la cabaña y no estaba soñando.

Ana era real.

Estaba frente a mí.

Y quería algo.

Mi vasta experiencia con ella me indicaba que lo más apropiado sería correr o fingir un ataque, pero algo me decía (considerando la expresión de su rostro) que no tenía escapatoria.

—¿Qué haces aquí?— pregunté con la expresión más confundida de la historia.

—Lo primero es que tomes esta agua con gotas de melisa—me respondió como si su presencia fuera de lo más normal.

—Segundo vine a pedirte un favor—

—y tercero todo el mundo ya está aquí y eres mi mejor amiga, así que solo puedes decir que sí—

Le devolví el vaso, sabiendo que estaba atrapada en un buen lío, le quité el frasco y me tiré la melisa directo a la garganta.
Todavía no procesaba toda la información y ya tenía una decena de personas a mi alrededor dándome instrucciones.

Me preguntaba dónde estaba Lucas y porque me había dejado con esta loca. Sólo recordarlo me hizo sentir una invasión de mariposas en mi interior.
El día anterior había sido mejor que un sueño, todavía podía sentir un hormigueo recordando cada palabra y la manera en que sus ojos se achicaban cuando sonreía. Extrañaba tanto esas expresiones en su rostro. Era mí Lucas, el que solo yo conocía y no quería perderme un solo segundo de estar con él.

Mis pensamientos maravillosos fueron interrumpidos de manera violenta por los empujones de Ana hacia el baño.

En la ducha recuperé algo de mi razonamiento lógico.

¿Qué clase de loca aparece a esa hora de la mañana pidiendo ayuda para que su amigo diseñador tome fotos publicitarias?

Al salir y ver a Vittorio sentí algo de alivio y lo asalté hasta que le quité dos de sus dulces mágicos. Rose y Sofi también fueron atrapadas por la la desquiciada y apenas me saludaron desde lejos.

Pero cuando vi a Nina dejando que le pusieran las manos encima con fines estéticos  ... eso me sacó de esta galaxia.
¡Realmente increíble!

A pesar de que era una situación de lo más disparatada, las chicas se veían realmente hermosas. Los intentos por desenredar mi pelo me estaban sacando lágrimas. Por más que quisiera escapar no tenía donde ir sin mi auto, mi celular y mi Lucas, sí mi Lucas. Así que cerré los ojos y me entregué.
Después de lo de ayer, solo quería verlo y estar con el, pero con tremenda loquera ni siquiera sabía dónde estaba.
Sofía, Rose y Ana usaban vestidos en tonos vino y había que reconocer que el diseñador desbordaba talento. Sin lugar a dudas eran los vestidos más hermosos que había visto en mi vida.
Nina entró y parecía un ángel con un vestido de tonos rosa pálido, el complemento perfecto a su mirada dulce. ¿En Nina? ¡Algo raro estaba pasando con ella y yo tenía que averiguarlo!
Lo extraño era... ¿porque estaba en ese estado? En varias ocasiones traté de acercarme y preguntarle, pero ella me evadía, como se evade a las visitas inoportunas.

Una hora después me pusieron el vestido y me quejé que me hubieran dado el más fácil de ensuciar a mí que soy la más torpe.

Estaba por hablar y todas las quejas se silenciaron en mis labios cuando pusieron el espejo frente a mí. No era fácil creer que era yo.

—Me siento como una princesa encantada. ¡Si me vuelvo a casar quiero un vestido igual a este!— dije soltando una risita y girando como una niña.

No había terminado de hablar y girar cuando Robbie apareció vestido en un elegante traje, la sonrisa se me esfumó, se fue la sangre de mis venas y mis piernas comenzaron a temblar.
En serio me mareé. Miré a Ana, a Vittorio, a las chicas y una vez más a Robbie y comencé a balbucear.

Quería decir algo, quería preguntar, qué significaba todo esto. ¿Porque estaba Robbie vestido así? Pero lo único que salió de mí fueron lágrimas.

Todo me daba vueltas y tenía mil emociones arremolinadas, nadie me decía nada, solo me observaban con emoción.

Sí, incluso Nina.

Mi abuelo me abrazó, tomó mi cara entre sus arrugadas manos y dijo:

—Sí, a todo lo que estás pensando—

Tuve que sentarme porque una cosa era que me imaginara la situación y otra la confirmación de mis sospechas.

En medio del bosque hay una ceremonia esperándote, Allie, tu hermano y Milou que se ve como una Aurora en miniatura.

Considero que todo esto es la idea más descabellada que oí en mi vida, pero estoy aquí porque no veo motivo alguno para que pases un minuto más lejos de amor de tu vida, que está allí afuera a punto de tener un ataque de nervios si no sales pronto.
Me pidió que te dijera que está era opción fácil y que lo habías escogido tú.


Me quedé congelada, no sentía el cuerpo, me olvidé de donde estaba y de lo que había estado haciendo hasta ese momento, sólo sentía los latidos de mi corazón.

Cuando mi abuelo me sacudió, se veía realmente preocupado yo siempre tenía mucho para decir y no solía quedarme sin palabras.

The Last ChanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora