Capítulo 15

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La casa de la playa es el escenario perfecto para el primer cumpleaños de mi sobrina adorada. La terraza está decorada con tonos aguamarina y una enorme mesa de pasteles hacen que mi pequeña aplauda frenéticamente. Tom está tramando alguna cosa con mi hermano dentro de la casa y Sofi me ayuda a prender las velas. Mis ojos se llenan de lágrimas a ver a Milou soplando las velas sostenida por Christián, mi hermano me atrapa goteando y se burla de lo llorona que soy. Milou aprovecha la distracción y antes que pueda detenerla entierra sus manos en la torta limpiándose en la cara y el vestido. Ana tirita con la escena porque el vestido era de una nueva línea infantil de Channel o algo de Gabana.
El día está hermoso y el mejor plan para salvar la situación es llevarla al agua. El turquesa cristalino me llama, lanzó mi vestido y me zambullo junto a la cumpleañera. Al salir fuera del agua, me alegra ver que no soy la única tentada. Se puede decir que somos una familia de sirenos. Al cabo de unas horas sigo jugando con las olas y veo a Allie haciéndome señas con las manos. No queda luz del sol y mi Nonna me regaña por mis labios azules igual que cuando tenía 4 años.

El sonido de las olas y el olor de mar me adormecen y caigo en un sueño profundo. La mañana siguiente decido salir a correr por la playa mientras la luz del sol aún es débil. En el camino de regreso, unos gritos ofensivos desde una tienda de licuados de frutas me detienen. Observo a una jóven quitarse el delantal y arrojarlo a la cara de un hombre de aspecto desagradable, ella lo mira sin una gota de miedo y recoje algunas cosas en su bolso y se echa a caminar en mi dirección. Al hacerlo soy consciente que es la chica que me observaba furiosa durante el año nuevo. Un hilo de sangre corre por su nariz, pasa a mi lado sin reconocerme y empieza a cruzar la calle tan alterada que no ve la motocicleta que está a punto de golpearla. Corro y la empujo con toda mi fuerza. Al instante siento un dolor asfixiante, mi cabeza golpea violentamente con el pavimento y la veo correr hacia mí.

—¿Por qué demonios hiciste eso?—me grita muy alterada. Toma un viejo celular de su bolso y llama a una ambulancia, se acerca a mí con emociones contenidas en su interior, la ambulancia llega en menos de dos minutos y ella se sube incapaz de dejarme.

Cuando abro los ojos, la voz de una enfermera me indica que estoy bien. La escucho con dificultad y le pido que me repita lo que dijo, al hablar percibo lo seca que está mi garganta y me acerca un vaso de agua. Entra un médico de esos que tienen como misión hacer reír a los pacientes y me alegro que el clima playero haga a todos más felices. Luego de varias preguntas y exámenes, explica que a pesar de que fue muy arriesgado lo que hice, sólo tengo una fractura y una decena de contusiones. Me da ciertas indicaciones y anuncia la llegada de mi hermana. Supongo que se trata de una confusión y es mi hermano el que está afuera. Me sorprende ver a la chica que empujé, con una expresión que no logro decifrar en el rostro.

Ellos dicen que vas a ponerte biensuelta con algo de alivio. Parece estar escogiendo las palabras hasta que finalmente pregunta —...porqué hiciste algo tan estúpido?— La observo detenidamente, a la luz del día es todavía más hermosa de lo que la recuerdo, sus ojeras y aspecto descuidado me causan tristeza, pero su expresión desolada me parte el corazón.

Suena como si no consideraras tu vida valiosa— le respondo tratando de averiguar lo que piensa. Ella se gira bruscamente como si estuviera molesta porque la salvé. No parece tener intención de decir algo y aprovecho su desconcierto para intentar algo.

Vi como te enfrentabas a ese hombre, estabas tan alterada que no viste la motocicleta venir y si lo que buscas es averiguar porque lo hice, es bastante sencillo. No podía dejar que mi hermana murieradigo tentando mi suerte.
Su expresión enfadada parece suavizarse, pero ella lucha por mantenerla. Al cabo de unos segundos me lanza su respuesta —yo no necesito que me rescatencon tan poca convicción que me hace tener una idea.

En ese caso, no tienes nada que hacer aquí, ya estoy a salvo y no necesito tu ayudaMi repentino cambio de actitud la sorprendió y veo algo de decepción en su mirada. Se cuestiona si dar media vuelta y comenzar a caminar, pero finalmente se me acerca.
Disculpa, no quise sonar así, para mí no es fácil confiar en las personas. Vine porque quería asegurarme que estabas bien y si necesitabas que hiciera algo por ti
Quería ayudarla, no sabía mucho, pero era obvio que estaba en problemas. Una loca idea cruzó por mi mente y hablé antes que fuera demasiado tarde.
El médico dijo que en unas horas puedo volver a casa, pero voy a necesitar alguien que me cuide hasta que me recupere
Ella dio un paso hacia atrás y me miró tratando de averiguar si le estaba hablando en serio. Con algo de temor me extendió su mano y supe que me estaba dando una oportunidad. Le di algunas indicaciones y ella se retiró justo antes del loco desfile de mi familia.

La silla de ruedas me incomoda, pero no tengo otra opción. Christian abre la puerta de la casa y Tom sostiene mi mano para ayudarme con los escalones. Instalada en mi cama me siento como si hubiese peleado con un canguro y es hora de mi medicación.
Robbie está al tanto de mis planes sobre Nina que es el nombre de la mujer a la que le salve la vida. Se asegura que Tom, Christian y Sofi regresen a la cuidad porque mañana es lunes. Sofi se despide a regañadientes y yo les aseguro que mañana volaré de regreso y podrá llenarme de mimos. Allie me preparó una deliciosa sopa.
Al sentir la puerta, me lleno de nerviosismo. Se que es Nina la que está del otro lado. Estoy segura que no tiene donde dormir y soy capaz de fingir un ataque de algo para evitar que duerma en la calle.

The Last ChanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora