El Último Día

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-LADY OSCAR NEWS DREAMS-

Arco II: "Identidad"

Capítulo XXIII: "El Último Día"

Los días habían pasado y el baile en conmemoración por el ascenso de las dos jóvenes menores en la Mansión Jarjayes había llegado. André esperaba impacientemente y nervioso en la entrada a que bajaran ambas jóvenes, era la primera vez que entraría en Versalles como el acompañante íntimo de una aristócrata, aun cuando sabía que Fernanda todavía no había hablado con su hermana de su compromiso, se sentía feliz de que le hubiera pedido que fueran juntos al baile ya que finalmente podría abrazarla y bailar con ella frente a todos sin temor a los rumores que pudieran circular.

Cuando escuchó unos pasos bajando por las escaleras se giró inmediatamente, la primera en llegar fue Oscar, quien lucía su nuevo uniforme de Coronel, justo después Fernanda bajó con cuidado. Ambos se giraron a verla, quedándose sin habla al notar a Fernanda: su cabello rubio estaba atado en una coleta alta con dos mechones al frente, una gruesa diadema de listón grueso color rosa viejo con encaje en los extremos de color marrón rosado con dos pequeños moños color violeta pálido claro en cada punta. Su vestido estaba dividido en dos telas: la superior era de color rosa viejo que llegaba hasta los mulsos y se dividía en 3 medios círculos que terminaban en encaje, la manga era media y terminaba en dos pliegues de encaje, el borde superior también estaba rodeado de encaje con un moño violeta pálido claro al centro, la segunda tela era del mismo color que los moños y terminaba en dos pliegues de encaje del mismo color que los anteriores.

La mirada de la austriaca se centró primeramente en Oscar, quien la veía fijamente con su mirada perdida en ella, sin poder disimular los sentimientos que por dentro la estaban atormentando. Fernanda rompió el contacto visual y caminó directamente hacia André, quien seguía impactado por lo que estaba viendo.

-¿Me veo rara? – Preguntó Fernanda, ligeramente sonrojada.

-Para nada, te ves preciosa. – Respondió Grandier, sonriéndole con dulzura. – Es la primera vez que te veo arreglada de esa manera. –

-Me arreglé solamente para ti, André. – Agregó la austriaca, correspondiendo su sonrisa. - ¿Nos vamos? –

-Claro. – Apoyó el castaño, girándose a ver a Oscar. - ¿Vienes? –

-Sí, por supuesto. – Respondió Oscar, tomando la delantera, seguida de André y Fernanda.

El trayecto fue rápido y silencioso, pero solamente una persona dentro del carruaje se sentía fuera de lugar. Una vez llegaron a Versalles, Oscar decidió separarse de la pareja para buscar a Girodelle, por lo que André y Fernanda se dirigieron al salón de baile.

-¡La Princesa de Lamballe! ¡El Conde de Artois! – Exclamó el ujier en la entrada, anunciando a las personas que iban entrando al salón. - ¡La Princesa Marie Fernanda! –

Las miradas de todos se centraron en la Princesa que, después de varios años, había entrado en un baile siendo mencionada como lo que era. Para la sorpresa de los presentes, Fernanda entró acompañada de André, quien tomaba su mano con fuerza intentando calmar los nervios de estar ahí junto a ella. Instantáneamente los murmullos comenzaron entre la gente, pero decidieron pasar de largo y caminar hacia el centro del salón, donde fueron interceptados por la Reina de Francia.

-¡Hermana! – Exclamó Marie, mirando fijamente a Fernanda. - ¡Vaya, hoy luces más hermosa que nunca! –

-Gracias, su Majestad. – Respondió Fernanda, haciendo una reverencia junto a André.

-Vamos, te he pedido que me sigas llamando como siempre. – Reprochó Marie, soltando una dulce sonrisa. – Siempre seremos hermanas, sin importar si soy la Reina de Francia. –

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