La Mansión Jarjayes

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LADY OSCAR NEWS DREAMS-

Arco I: "Rosas"

Capítulo VII: "La Mansión Jarjayes"

Había sido difícil para Fernanda hablar con Marie, quien se había negado al comienzo a recibirla. Fue gracias a la intervención del Conde Mercy y de Oscar que la heredera al trono aceptó escuchar la despedida de su hermana menor. Marie Antoinette, al principio, no había querido aceptar la idea de que Fernanda abandonara Versalles, pero después de analizar la situación minuciosamente (y siguiendo por sobre todo los consejos de su fiel amiga Jarjayes) aceptó la decisión que su hermana ya había tomado.

El traslado de la austriaca hacia la Mansión Jarjayes duró exactamente 2 días, en los cuales Fernanda terminó durmiendo temporalmente en la habitación de Oscar mientras la suya era terminada. La corte no perdió tiempo en iniciar rumores sobre el cambio de hogar de la rubia, principalmente Madame Du Barry, quien comenzó a esparcir un posible romance entre el acompañante de la Comandante de la Guardia Imperial y la hermana menor de la Princesa Marie Antoinette.

A pesar de ello, el estado de ánimo de la joven Habsburg había cambiado positivamente. Después de dos semanas, Fernanda se había adaptado a la forma de vivir de los Jarjayes, y sobre todo, a la agradable compañía que le resultaban Lady Emilie (la madre de Oscar), Marrón Grandier (la abuela de André y nana de Oscar), el propio joven André Grandier y Lady Oscar. Durante ese tiempo no había pisado el suelo de Versalles, pero era capaz de saber las novedades de la corte gracias a las pláticas que solía tener con la Comandante y su compañero de trabajo.

El reloj de la cómoda marcaba las 8 de la noche, la rubia austriaca se encontraba en las escaleras principales sentada mientras leía un libro de poemas franceses. Su largo cabello rubio era atado en una media cola con un moño color lila, su camisa de manga larga era blanca y el chaleco sin mangas sobre él era de color lila al igual que su pantalón, unas medias blancas llegaban casi hasta sus rodillas y sus botines eran de color negro.

La puerta principal se abrió, y de ella entraron finalmente el castaño y la joven rubia después de un día de trabajo. La austriaca se puso de pie y dejó en la escalera el libro para correr a recibir a los recién llegados.

-¡Bienvenidos, Oscar, André! – Exclamó alegre mientras le tomaba la mano a cada uno. - ¿Qué tal les fue hoy? –

-Como siempre, supongo. – Respondió André viendo la alegría de la chica, la cual inmediatamente se le contagió. - ¿Qué tal la has pasado hoy, Fernanda? –

-Fernanda-sama, André. – Replicó Oscar mirándolo. – Que viva en esta casa no borra el hecho de que... -

-"Sea una princesa y la hermana de la princesa Marie Antoinette". – Repitieron André y Fernanda al unísono imitando a Oscar con el dedo índice de la mano derecha levantado en son de regaño. La Comandante los fulminó con la mirada mientras cruzaba los brazos, por lo que ambos jóvenes se echaron a reír.

-Lo lamento Oscar, es que siempre repites lo mismo. – Se disculpó Grandier tratando de recuperar la compostura. – Ya hasta te pareces a mi abuela. –

-Y yo ya he dicho que prefiero que me llamen por mi nombre. – Apoyó la rubia menor mirando a Oscar. – Vamos, Oscar, no hay nada de malo en que André me llame "Fernanda", después de todo ese es mi nombre. –

-De acuerdo. – Respondió Oscar cediendo ante la mirada de Fernanda. – Y yo no me parezco a mi nana. –

-Bueno, vayamos a cenar. – Interrumpió Fernanda soltándolos para caminar al comedor, ambos jóvenes asintieron y la siguieron.

-Por cierto, Fernanda... - Agregó André, pero un cucharón golpeó su cabeza interrumpiéndolo. - ¡Ouch! –

-¡Fernanda-sama, jovencito! – Exclamó Marrón pasando a un lado de ellos.

Lady Oscar: New DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora