Después del matrimonio de Marie Antoinette y Louis XVI, Fernanda (la hermana menor de Marie) llega a Francia con el fin de quedarse a vivir en Versalles, conociendo de esa manera a Oscar François, la Comandante Imperial que protegía a su hermana. Es...
Capítulo XII: "La Tormenta del Corazón –Primera Parte–"
–Oscar... - Murmuró Fernanda, con un tono de voz distinto.
-¿Qué sucede? – Preguntó Oscar confundida por su cambio repentino.
-Me di cuenta...de que es imposible que Marie y yo tengamos la misma edad, pero hayamos nacido en meses diferentes...lo he estado pensado mucho, y... - La austriaca hizo una leve pausa que inquietó un poco a Oscar, quien mantenía su mirada sobre ella. – Oscar... ¿Y si Marie y yo no somos hermanas de verdad? –
-¡¿Qué?! – Exclamó Oscar sorprendida de aquella pregunta, algo que jamás le había cruzado siquiera por la mente, pero con una alta posibilidad... ¿Y si tal vez...fuera verdad? Entonces... ¿Quién era la mujer frente a ella? Era una pregunta que jamás había esperado preguntarse, y la respuesta la asustaba aún más. - ¿Por qué piensas eso? –
-Su Alteza me propuso celebrar una fiesta en honor al cumpleaños de Marie y mío...pero cuando le dije que yo había nacido el 25 de diciembre se sorprendió, dijo que no era posible que tuviéramos la misma edad habiendo nacido en meses diferentes...y tiene razón, Oscar. – Explicó retrocediendo dos pasos, alejándose de la rubia mayor. – Si no soy hermana de Marie... ¿Quién soy? –
Oscar se acercó a la austriaca para tomar sus manos con suavidad, esbozando una sonrisa dulce mientras la rubia la miraba con angustia.
-Eres mi pequeña Fer, eso no cambiará incluso si no fueras hija de la Reina Marie Teresa. – Respondió la mayor, sorprendiendo a Fernanda, quien le sonrió sutilmente.
-Gracias, Oscar. – Murmuró antes de acurrucarse en el pecho de la comandante, quien levemente se sonrojó ante dicha acción. – Siempre me reconfortas de alguna manera, por eso eres mi amiga. –
-Bueno, debo ir a entrenar con André, te veré luego. – Agregó Fernanda comenzando a caminar hacia la puerta, saliendo de la habitación más relajada, sin notar el cambio de humor que había sufrido Jarjayes.
-Claro...para ella, solo soy una amiga. – Murmuró Oscar para sí misma, caminando hacia la ventana de la habitación, notando cómo André esperaba a la rubia menor sentado bajo el árbol. – Y probablemente, para ella, él sea... - Se quedó callada por unos momentos, fijando su mirada en su amigo, quien se puso de pie en el momento en que Fernanda se paró frente a él, comenzando a charlar tranquilamente. - ¿Qué será André para ella? – Se cuestionó, sin poder encontrar una respuesta.
Mientras tanto, en el jardín, André miraba fijamente a Fernanda mientras esta le contaba algo que claramente no estaba escuchado. Sus pensamientos estaban perdidos en un cuestionamiento interno: "¿Debería decirle lo que siento?", se preguntaba mentalmente, dudando de que fuera el mejor momento para decirlo, pero simplemente la incertidumbre de no saber si algo más se podía dar entre ellos lo estaba carcomiendo por dentro.
Cuando volvió a la realidad, notó cómo la austriaca pasaba justo a un lado de él para ir a buscar las espadas que estaban recargadas en la pared de la Mansión. André, impulsivamente, tomó a Fernanda por los hombros para empujarla de espalda contra el árbol, la chica soltó un gemido de dolor mientras apretaba sus ojos con fuerza, como si eso la ayudara a aliviar el dolor de su espalda. Abrió los ojos para mirar al castaño, quien acercó su rostro para besarla en los labios, sorprendiéndola aún más.
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