19

774 33 2
                                    

Carla

Cuando le vi, al tontaina que ha conseguido que casi se me pare el corazón de los nervios, fui corriendo hacia él para saltar como una niña pequeña y abrazarle modo koala.

- Que sepas que estoy enfadada contigo. Le susurro sin soltarle.

- Perdóname. No quería que pasaras un mal rato... Al principio me cegué, pero cuando me dijiste que no me alejara de ti fue como una luz en mi mente. Nunca me separare de tu lado, claro hasta q tú digas lo contrario.

Esas palabras se me clavan en lo más profundo de mi corazón.

Estoy segura que amo ha este hombre, me encantaría que fuera el futuro padre de mis hijos no tengo duda.

- Tú si sabes como hacer que mi enfado desaparezca. Le miro a sus ojazos color café, con solo una mirada suya floto.

- Carla... quería preguntarte una cosa. Me dice nervioso.

- Que has hecho Samuel... Que jugarreta habrá hecho, siempre que empieza así una frase, eso significa que ha hecho algo o que tiene algo en mente.

- Haber... ns como decírtelo, es complicado para mi ya que bueno, tenemos 22 años, acabamos de intentar volver, y quería darte esto. De su bolsillo saca un anillo muy simple y precioso.
No te voy a pedir matrimonio ahora mismo ya que somos muy jóvenes, pero esto es como un adelanto para que sepas que quiero que seas mi mujer, a lo mejor te parece una tontería pero... antes de que siguiese le corto con un beso. Me separo un poco de sus labios y respondo.

- Si y no es una tontería. Él me responde con una sonrisa y con otro de sus maravillosos besos.

- Te amo y nunca me cansaré de decirlo. Le digo mientras mis pulmones intentan recuperarse.

- Eso es música para mis oídos nena.

(4 años más tarde)

- LUCRECIAAAA. Grito desesperada.

Pasa unos minutos hasta que Lu cruza la puerta de mi escritorio agitada.

- Tenemos otro problema. Me responde nervisa.

Gruñó enfadada.

- Ahora que ocurre Lu? Le pregunto con miedo.

- Pues... El jardín que alquilamos para la boda ha quebrado y nos hemos quedado sin el.

El estrés me puede, después de escuchar la respuesta de Lu dejo caer mi cabeza en el escritorio.

- Puto estrés y puto jardín de las narices. Replicó en voz baja.

Los minutos pasan y yo sigo en esa posición en silencio. No escucho a Lu así q seguramente se haya ido. Hasta que siento unas manos en mis hombros.

- Nena, no estes así. Me susurra en el oído.

- Como no quieres que esté así? Si no tengo ni vestido para la boda... ni si quiere el dichoso jardín. Le reprocho como una niña pequeña.

- Tengo una buena noticia que te cambiará el humor. Me dice mientras que sus manos masajean mis hombros.

- X fin algo bueno. Susurro triste.

•𝑵𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒅𝒂𝒅: 𝐌𝐢𝐥 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚𝐬•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora