CAPÍTULO 21

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Por la expresión de Thomas, eso no era el acuerdo que habrían hecho ellos dos en aquella reunión.

Los demás raros empezaron a gritar y a silbar, y en la cara de Minho se veía que no le gustaba nada aquello. Se había levantado en cuanto Jorge pronunció su castigo y hubiera arremetido contra él si la chica desconocida no se le hubiera puesto delante con un cuchillo colocado en su barbilla. Al instante brotó una gota de sangre, de color rojo intenso a la luz del día que se filtraba por las puertas rotas. No podía ni hablar sin arriesgarse a que lo hiriera.

- ¡Eh tíos! No hace falta hacer eso. - Tristán se adelantó hasta donde estaban Minho y la chica. - Podemos arreglar esto de otra forma.

- Este es el plan.  - Jorge hizo caso omiso a Tristán. - Brenda y yo acompañaremos a estos gorrones al alijo y dejaremos que coman. Después nos reuniremos todos en la Torre, digamos dentro de una hora - miró su reloj. - Que sea a las doce en punto. Traeremos comida para vosotros. 

- ¿Por qué sólo Brenda y tú? - Preguntó el raro más adulto de la sala. - ¿Y si se os echan encima? Son diecinueve contra dos. 

Jorge entrecerró los ojos al lanzar una mirada burlona. 

- Gracias por la clase de matemáticas, Barkley. La próxima vez que me olvide de cuántos dedos tengo en los pies, me aseguraré de contarlos contigo. Por ahora, cierra el pico y lleva a todo el mundo a la Torre. Si estos gamberros intentan hacer algo, Brenda cortará a trocitos al señor Minho mientras yo les pego una paliza de muerte al resto. Apenas se mantienen en pie, están muy débiles. ¡Vamos!

A Ginna no le gustaba nada la idea de entrar en un lugar cerrado con aquellos dos desconocidos que tendrían armas ocultas por cualquier parte.

Pero su estómago pensaba lo contrario.

El hombre que se llamaba Barkley era bastante mayor, pero parecía un tipo duro, con aquellos músculos tirantes y venosos bajo las mangas de su camisa. En una mano sostenía un desagradable puñal y en la otra, un gran martillo. 

- Muy bien. - Habló después de mantener una larga mirada con su líder. No estaría de acuerdo con él, pero seguro que tampoco quería enfrentarsele. - Pero si se te echan encima y te cortan el pescuezo, nos las apañaremos bien sin ti. 

- Gracias por tus amables palabras, hermano. Ahora vete o será doble la diversión en la Torre. 

Barkley se rio como para salvar algo de dignidad y luego se dirigió hacia el mismo pasillo que Thomas y Jorge habían pasado antes. Movió el brazo con un gesto de "seguidme" y hasta el último raro se apresuró en ir tras él arrastrando los pies, excepto Jorge y la chica desconocida que sería Brenda, como Jorge la había llamado antes. 

La joven aún tenía el cuchillo en el cuello de Minho. En cuanto el grupo principal de infectados por el Destello abandonó la sala, Jorge intercambió una mirada casi de alivio con Thomas, entonces negó sutilmente con la cabeza, como si los demás todavía pudieran oírles. 

Seguramente Jorge se quería librar de los raros de alguna manera. 

Un movimiento de Brenda atrajo la atención de Ginna. La miró para ver cómo apartaba el cuchillo de Minho, se retiraba y, distraídamente, limpiaba el pequeño rastro de sangre que había en sus pantalones. 

- Te hubiera matado de verdad, ¿sabes? - Le espetó con una voz un poco rasposa, casi ronca. - Como vayas a por Jorge otra vez, te cortaré una arteria. 

Minho se limpió la pequeña herida con el pulgar y miró la mancha de color rojo intenso. 

- Eso sí que es un cuchillo afilado. Ahora me gustas más. 

Las Pruebas, Grupo CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora