CAPÍTULO 16

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Al continuar la marcha decidió contarle su sueño a Frank. Quería hablar con alguien y él era en quien más confiaba Ginna de ese grupo.

- ¿Has tenido un sueño con el Hombre Rata? A mi eso me parece muy perturbador.

- Pero no era como un sueño, sino como un recuerdo. - Ginna no había hablado abiertamente de sus recuerdos desde que la picaron, pero sus sueños parecían más reales que los recuerdos que tuvo después del suero. - Tengo estos sueños desde que estabamos en el Patio. ¿Qué crees que significa?

- Quizás es que estás perdiendo la cabeza. - Dijo con una risita al final.

El aire estaba tan cargado de arena que por un momento ninguno de los dos pudo hablar.

Los edificios cada vez se veían más de cerca y el aire se arremolinaba más fuerte aún que antes.

- Yo también he tenido sueños como esos. - La voz de Thomas sonó de detrás de ellos.

- Ya pero a ti te también te picaron en el laberinto. - Dijo Frank. - Nos lo dijiste ¿te acuerdas?

A Ginna no le gustó que el chico se metiera en su conversación. No quería que nadie más supiera de sus recuerdos.

Y también quería mantener las distancias con Thomas.

- Sí, pero esos sueños son diferentes, son diferentes a los recuerdos, no sé como explicarlo, como si...

- ¿Cómo si fueran más reales? - Terminó Ginna por él.

- A eso me refiero, ¿crees que CRUEL nos metió recuerdos falsos para salir del laberinto?

Ginna ya había pensado en aquello más de una vez, pero tenía otra teoría.

- Creo que cuando nos inyectaron el suero nos permitieron recordar, pero esto es como si nuestra propia mente nos hiciera recordar sin que ellos lo puedan controlar.

Los tres se quedaron callados por un momento, escuchando como el viento atacaba a los montones de arena.

- Puede que tengas razón. - Finalmente habló Thomas.

- A mi me pareceis dos místicos raros hablando de sueños.

La tormenta se hacía más fuerte con cada paso que daban hacia la ciudad desconocida. Llevaban minutos andando cuando descubrieron algo.

Un chico del Grupo A vio algo enredado en mantas. Era un anciano tumbado en la arena boca arriba, envuelto en varias sábanas.

Todos se reunieron alrededor de él en forma de círculo para ver ese extraño suceso con Ginna al lado de sus pies.

Aquel anciano debería de tener más de setenta años, aunque incluso parecía mayor para esa edad, quizás fuera su aspecto deteriorado lo que hacía que aparentera más años. Tenía un rostro arrugado y curtido, costras y llagas donde debería haber pelo, y una piel muy, muy oscura. Parecía que no había comido ni bebido nada en meses.

Estaba vivo, eso se notaba porque respiraba profundamente, pero miraba al cielo con los ojos vacíos, como si esperara que la tormenta explotara y cayera un torrente de lluvia para hidratarse.  

- ¡Eh! ¡Viejo! - Gritó Minho sin la más mínima decencia. - ¿Qué estás haciendo aquí fuera?

El desconocido no respondió, ni dio muestras de haberse dado cuenta de que un grupo de chavales lo habían rodeado.

Thomas movió la mano encima de su rostro, pero el único signo de respuesta que consiguió fue un parpadeo.

- ¿Señor? - Se acercó un poco pero guardando una distancia entre ellos. - ¿Señor? ¿Puede oírme? ¿Puedehablar?

Las Pruebas, Grupo CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora