CAPÍTULO 42

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La despertó los gritos de Thomas.

- ¡Eh! ¿Hay alguien ahí? - Gritaba Thomas mientras aporreaba el cristal una y otra vez.

Eso fue lo primero que oyó cuando empezó a recuperar el conocimiento. Entreabrió los ojos y se encontró con Thomas golpeando aquella pared.

Ginna se encontrada sentada con las rodillas pegadas al pecho en la diminuta habitación. Se tocó la parte de atrás de la cabeza donde había sido golpeada y notó que el dolor había desaparecido, no le dolía la cabeza ni nada, de hecho se sentía renovada, como si hubiera dormido una siesta de mil años.

Era díficil de explicar pero se sentía con una vitalidad increíble, y eso que llevaba sin alimentarse desde el día anterior.

La tenue luz del sol entraba en la habitación cuando Thomas se dio la vuelta y vio a Ginna despierta.

- ¿Estás bien? - Preguntó Thomas.

Ginna asintió.

- ¿Qué ha pasado? Lo último que recuerdo fue que Teresa me golpeó con una roca en la cabeza y yasta.

Thomas se aclaró la garganta y se sentó de la misma manera que Ginna en suelo, doblando las rodillas lo posible para caber los dos en ese pequeño espacio.

- Te desmayaste, y Teresa amenazó con clavarte la lanza en el cuello sino entrábamos los dos en este especie de armario. Así que entre Aris y yo te metimos con Teresa apuntándote y después cuando cerraron la puerta pasó algo muy extraño.

- ¿Qué pasó?

- Nos dejaron unos minutos aquí encerrados sin hacer nada y de repente un humo empezó a salir de esos agujeros de las paredes. - Thomas señaló hacia arriba. - Creía que era un gas venenoso y me quedé dormirdo. Pero cuando me desperté me sentía como nuevo, ¿no te parece raro?

Por momento pensaba que todo eso a lo mejor era la euforia de saber que estaba viva, pero al hablar con Thomas descubrió que no era eso.

Sin duda CRUEL contaba con una tecnología fantástica para hacer que se recuperasen en seguida.

- Creo que CRUEL no tenía intenciones de matarte en ningún momento, otra variable, para ver cómo reaccionabas, quizás lo de Teresa y Aris sólo fuera una actuación.

Thomas suspiró.

- No creas eso, Teresa estaba muy empeñada como viste, seguramente ahora estará en el refugio seguro bebiéndose un coptel con Aris a nuestra salud.

Pero el chico se equivocaba.

La puerta empezó a abrirse despacio, hacia fuera. Teresa estaba allí, bajo la pálida luz de la primera hora de la mañana, con la cara surcada de lágrimas. 

Encuanto hubo suficiente espacio, se lanzó sobre él para rodearle con los brazos, apretando el rostro contra su cuello. 

- Lo siento muchísimo Tom. - Las lágrimas le mojaban el rostro. - Lo siento tanto... Dijeron que te matarían si no hacíamos todo lo quenos habían ordenado, sin importar lo horrible que fuera. ¡Lo siento, Tom! 

Thomas no le devolvió el abrazo.

Mientras llegó Aris y le tendió la mano a Ginna para que se levantara del suelo, dudó un momento, pero al final aceptó su ayuda.

- Emm, quizás deberíais contarnos que ha pasado. - Les dijo Ginna una vez de pie.

- Te dije que confiaras en mí. - Dijo Teresa a Thomas. - Te dije que iban a ocurrirte cosas muy malas. Pero lo malo no era más que un engaño. 

Las Pruebas, Grupo CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora