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O L I V I A

— ¿Se puede salir o aún no? —preguntó Lit sentándose junto a nosotros en la mesa, era hora del almuerzo.

— Si, pero con barbijo y no a muchos lugares aún —comentó Nacho respondiendo la pregunta de Lit.

— Lo bueno es que no hay clases —agregó Amadeo y Enzo asintió sonriendo poniéndose feliz por eso.

— Pero igual deben estudiar en casa —habló Neo mirándolo— y creo que vos debes todos los trabajos —Amadeo negó mientras reía al escuchar a su padre.

— Supongo que es hora de volver a las casas, voy a llorar ahre —dijo Duki y rió luego.

— Pero nos vamos a seguir viendo, no sean bobos —comentó Valen.

— Pero no tanto, las reuniones familiares es hasta diez personas —volvió a hablar Duki.

— Saben que no es necesario que se vayan, se pueden quedar el tiempo que quieran —comentó Neo mirandonos.

— No amigo, ya estuvimos como tres meses acá, necesitas ser libre —habló Khea sonriendo.

— Si, además tengo que meterme a laburar de una porque tengo una familia que mantener —habló Duki.

— Que me queda a mí entonces —habló mi hermano y Cande le pegó en el brazo y empezó a reír.

Terminamos de comer, los chicos ayudaron a juntar las cosas. Duki fue a lavar los platos, mientras Neo y Tomás ordenaban las demás cosas en la cocina.

Limpie la mesa, ordené las sillas. Pasé por la cocina y saqué una mandarina del frutero, para luego salie al patio un rato. El día estaba soleado, y hacía un poco de calor, me senté en el césped verde hermoso. Enzo, Cloe y Mile, jugaban en el patio con la casita de Barbie y autos que Enzo había traído.

— ¿Puedo?—habló Ivo, sonreí mirándolo y asenti. Se sentó a mi lado— ¿Como estás? —preguntó.

— Bien, ¿vos como estás? —pregunté mientras pelaba la mandarina.

— Bien —asintió sonriendo— Te quería decir que, si vos querés, podés volver a nuestra casa. Yo puedo irme a un hotel o quedarme en casa de mamá —comentó.

— Gracias gordo, no se que vamos a hacer la verdad, tendría que buscar un alquiler masomenos barato —hablé y le ofreci mandarina, él negó sonriendo y no dejaba de verme.

— Te estoy diciendo que vuelvan a su casa —dijo mirándo mis ojos— Oli, te regalé esa casa, es cosa de los dos

— Lo voy a pensar, ¿si? —él asintió al escucharme— de última te llevas a Enzo unos días, mientras me acomodo

— Tantos años y seguís igual de terca —rió negando y encogi mis hombros, Enzo vino y abrazó a Ivo por su espalda— Hola hijo —dijo y lo abrazó.

— ¿Querés mandarina Enzo? —le di unos gajitos pero el negó.

— No mami, gracias —sonrió— Saben que me gusta verlos juntos —dijo, dejó un beso en mi mejilla y luego en la mejilla de Ivo y se fué nuevamente a jugar con las nenas.

— A él le hace falta vernos juntos —susurro Ivo.

— Él entiende las cosas Ivo —comente y encogi mis hombros.

— Pero nunca nos vió juntos así, es la primera vez, a sus diez años —comentó él.

— Y bueno Ivo, las cosas pasaron así, él entiende y listo, creció viendonos distanciados —hablé mirándolo.

— Si, lose —susurro.

— Me voy a bañar —comenté, me levanté y camine a la cocina, busqué el tachó de basura y tiré la cáscara de la mandarina.

Subí las escaleras y fui a la habitación, busqué ropa limpia en el ropero donde dejaba la ropa que más usaba, tipo siempre era lo mismo, ¿quien se viste bien en cuarentena?

Entré al baño, abrí el agua caliente para que se vaya templando mientras me quitaba mi ropa. Entré al pequeño cubículo con paredes de vidrio, comencé a lavar mi pelo con un shampoo de frutos rojos, amaba el olor que tenía.

La puerta del baño se abrió un poquito, miré, Neo entró sonriendo.

— ¿Puedo? —preguntó.

— Si —asenti.

Cerró la puerta con seguro, comenzó a desnudarse. Sonreí mirándolo, amaba ver sus tatuajes, no demoró en meterse a la ducha. Pasé mis brazos sobre sus hombros y deje mis manos en su espalda, él dejó sus manos en mi cintura acercándome a su cuerpo.

— Te extrañaba demasiado —susurro mirando mis labios, sonreí y me acerqué a dejar un beso en su boca.

— Sos precioso —hablé despacito, el agua caía sobre su cuerpo, pasé mis manos por su abdomen.

— ¿Te paso el jabón? —sonrió y agarró el jabón junto a la esponjita color rosa que usaba siempre, asenti en forma de respuesta.

Neo pasaba la esponja con jabón por mis brazos, mi espalda, y por último la pasó por mis piernas. Sonreí mirándolo, agarré el shampoo para comenzar a lavar su pelo.

Él mantenía sus ojos cerrados mientras yo masajeaba su cuerpo cabelludo, el agua me ayudaba a eliminar la espuma producida por el shampoo, dejándole limpio su pelo.

Bajó sus manos a mi culo aprentandolo, era algo que hacía casi siempre. Se acercó a mi boca y comenzó a besarme, un beso que se iba volviendo intenso y algo rápido.

Dejó sus manos debajo de mi culo y me subió a su cintura, lo rodee con mis piernas y en un giro, me dejó contra la pared de la ducha.

Solté un gemido al sentir el frío de la pared en mi espalda. Rodee su cuello con mis manos manteniéndolo cerca de mí para que no dejara de besarme.

Se alejó un poquito tratando de recuperar su aliento, apoyó su frente contra la mía, sonrió y dejé un beso en su nariz. Volvió a besarme, de igual manera, en esta vez me bajó nuevamente al piso.

Me giró dejándome de cara al vidrio que formaba parte del cubículo, apoyé mis manos en él. Neo comenzó a dejar besos en mi nuca para bajar por mi espalda. Mordi mi labio inferior y aguante las ganas de gemir.

Acercó si cuerpo a mi, sientiendolo, pasó su mano por mi vientre y pasó sus dedos por mi vulva, hice mi cabeza hacia atrás, él dejó un beso en mi mejilla. Pasó su dedo entre los pliegues de mi vulva, y no demoró en introducir un dedo dentro de mí.

Jadee despacito y cerré mis ojos, disfrutaba de sentirlo tan cerca de mí. Mordió mi hombro, despacio, pero lo suficiente para hacerle calentar más. Me moví contra su cuerpo exigiéndole más, sentí su erección chocando contra mí culo, sonreí y seguí moviendome contra él.

Las palabras no hacían falta en este momento, nuestros cuerpos se entendían bastante para saber cómo actuar. Neo me acomodó haciendo que arquee mi cintura dejando mi culo a su altura, pasó su mano por mi vulva por última vez, y entró en mí.

Dejó sus manos alrededor de mi cintura acercándome a su cuerpo, mordi mi labio inferior. Comenzó a moverse, entraba y salía de mi cuerpo una y otra vez. Se sentía tan bien que no podía cansarme de esto, me movía chocando contra él haciendo el roce perfecto entre nuestros cuerpos.

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He vuelto 🖤🌷

вєиʝαмιи •кнєα• Tercera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora