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B E N J A M Í N

— Dale amigo, te mando mensajes y nos jugamos unos  free —comentó Amadeo, veníamos en el colectivo, habíamos salido temprano de la escuela.

— Si, o en el fornite, tiene que haber algún torneo en estos dias —hablé

— Seguramente bro —respondió Amadeo, sonreí asintiendo.

Llegó su momento de bajar del colectivo, nos despedimos y seguí solo hasta un par de paradas más, bajé y caminé hasta casa. Iba escuchando canciones de mi viejo, cada día admiraba más lo grandioso que era.

Saludé a Maite, la hija de mi vecina, una de las minas más lindas que había visto, seguramente este año le pida ser mi novia, antes tengo que ver que onda pero seguramente iba a ser mía.

Entre a casa, sin ganas, ya sentía la mala onda del chabón este. Dejé la mochila sobre el sillón del living, seguramente estaban comiendo. Fui hasta la cocina y mamá sonrió al verme.

— Hola hijo —sonrió, se levantó y me sirvió puré y una milanesa.

— Vieja no tengo clases hasta nuevo aviso —comenté, dejé un beso en la frente de mamá, pase mi mano por el pelo de Enzo despeinandolo.

— Yo tampoco tengo clases —habló Enzo mirándome, sonreí asintiendo, nadie iba a tener nada porque habia comenzado la cuarentena por el coronavirus.

— Pobre mi salud mental con ustedes acá todo el dia —habló Agustin tirando un comentario de mierda como siempre, alguién que le avise que no tiene ni la mínima gracia para hacer chistes pelotudos.

— Igual podes ir a hacer la cuarentena a otro lado, no es necesario que te quedes acá —comenté, mamá me miró desaprobando lo que dije, rodee los ojos y me dispuse a comer mi milanesa.

— Igual vos, te podes ir a hacer la cuarentena con tu padre —habló nuevamente agustin, se estaba ganando una piña

— Podemos comer en paz un dia, por favor —resoplo mamá, asenti mirandola, lo hacia por ella porque estaba cansado de verla mal por el pelotudo este.

— Pobre Cloe, no va a tener cumpleaños —habló Enzo mientras disfrutaba de su sanguche de milanesa.

— Mal, al pedo hicieron tantos preparativos —comenté sonriendo, mamá asintió y sonrió.

— Lo va a pasar para cuando se termine todo esto —comentó, igual nos quedaba un largo tiempo de encierro para cuidarnos.

Terminamos de comer y ayudé a mamá a juntar las cosas de la mesa, Agustín desaparecia y se iba a dormir la siesta, Enzo guardaba las cosas en la heladera.

— ¿No trabaja? —pregunté a mamá, sabía que me refería a Agustín.

— No, te pido por favor que tengas un poco de paciencia —susurro ella mientras lavaba los platos.

— No me lo banco vieja, nosé porque le das tanta bola, no te lo mereces ni un poco a ese gil —comenté, guardé los vasos limpios y seque los platos. Terminamos y dejamos todo ordenado, subí a mi habitación y me acomode en la cama para dormir una siesta.


Escuche un portaso y enseguida gritos, otra vez.
Me levanté, salí de mi habitación y me acerqué a la puerta de la habitación de mamá. Él le gritaba, como siempre, de seguro reprochandole mi comportamiento, no se bancaba que yo no me quedara callado.

— Basta Agustín —se escuchó la voz de mamá, me encantaría poder hacerle entender que él no la merecía, y que no necesitabamos ni un poco de él.

— Estoy cansado de ese pibe... —me alejé de la puerta al escucharlo, quizás sí, era yo el problema de ellos. La puerta se abrió dejando ver a mamá con lagrimas en sus ojos, me miró y enseguida se metió al baño, en la puerta del al lado. Me quedé afuera esperando a que saliera, la puerta de la habitación se volvió a abrir dejando ver a Agustín.

— ¿Que miras? —preguntó

— Quiero que termines de gritarle a mi vieja, no sos quien para estar trantandola mal —hablé mirándolo, el sonrió y negó.

— Vos no sos quien para venir a enseñarme a tratar a tu madre —rodee los ojos y aprete mis puños— Vos deberías estar con tu padre, y el otro pendejo también —le tiré una piña y se la di de lleno en la boca, enseguida se puso su mano tapándose, me miró y no demoró en tirarme una piña, y así comenzó a pegarme.

La puerta de la habitación de Enzo se abrió, y enseguida comenzó a llamar a mamá. Mamá salió del baño y enseguida trató de sacarme de encima a Agustín, era al pedo, era el doble de gigante de nosotros.

— ¡Agustin déjalo, ya basta! —gritó mamá mientras lo empujada, junte fuerzas y le pegué  devolviéndole todas las piñas que me había pegado— ¡Basta! —mamá lo sacó y aproveché a respirar.

— ¡Me tiene cansado! —habló Agustín mirándola.

— ¡Eso no te da derecho a pegarle! —comentó mirándolo— Vos me tenés cansada, y no vas a volver a levantarle la mano a alguno de mis hijos —habló mamá, nos miró— Vayan y apronten una mochila con ropa, nos vamos de acá —Agustín la miró enseguida.

— ¿Porque te vas? —susurro mirándola— Dale gorda, quédate —comentó, mamá negó.

— No voy a estar aguantado todo esto —habló mamá, me miró— Vayan a aprontar las cosas —asenti y me llevé a Enzo a la habitación para ayudarlo a buscar la ropa y aprontar todo, ellos dos seguían discutiendo en el pasillo.

— ¿A donde vamos? —susurro Enzo mirándome, encogi mis hombros sin saber que responder.

— Busca tu bolso de River y mete todo ahí, yo voy a juntar mis cosas también —comenté, el asintió.
Mamá se metió a su habitación, yo entré a la mía.

Comencé a meter ropa en mi mochila, junte mi net, el cargador del cel y todas esas boludeces, mi celular comenzó a vibrar sobre la mesita. Miré y tenía un mensaje de Amadeo.

“Bro, según escuche a mi viejo me dijo que se vienen a casa por unos días, traete la play man asi nos jugamos unos fornite”

Bueno, almenos lo positivo es que iba a estar en casa de mi mejor amigo, junto a Neo que era lo mejor del mundo.

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Diganme si les está gustando:( ya va a venir lo bueno

вєиʝαмιи •кнєα• Tercera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora