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O L I V I A

— Dale amigo, gracias, te debo una —escuché a Neo hablar en la cocina— Si, el chabón tenía que pagar, no muerto no —Sebas reía, entré a la cocina, al verme el rápidamente cortó la llamada despidiéndose de quien sabe quien.

— ¿Que hiciste? —pregunté mirándolo. Algo había hecho y tenía que saber a que se refería.

— Nada, yo no hice nada —siguió preparando el mate mientras trataba de esquivar mis preguntas.

— Sebas dale, quiero saber —insistí una vez más, él negó.

— No te importa eso —agregó, me quedé apoyada en la barra de desayuno, manteniendo mis brazos cruzados sobre mi pecho, mirando sus acciones, el estaba de espalda a mi.

— Sebas... —insisti, él quedó en silencio mientras le ponía yerba al mate, golpeo en el dándolo vuelta para que cayera el polvo sobrante.

— Mandé a los flacos a que le pegaran —habló despacito casi como si hablara con él mismo.

— ¿Que? —lo miré tratando de que se tratara de una joda, al no recibir respuesta me acerqué a él.

— No iba a dejar que todo pasara así nomás y él no recibiera nada por haberte hecho lo que hizo —comentó, apagó la hornalla de la cocina al asegurarse del que agua ya estaba caliente.

— Pero no era lo ideal, ahora se va a armar un quilombo por todos lados, Sebas, esto no era lo indicado de hacer... —hablé mientras dejaba mis dedos en el puente de mi nariz tratando de no alterarme.

— Nadie sabe que fui yo, el loco no murió, solo fue una advertencia, si se acerca de nuevo, lo mato con mis propias manos —habló, negué al escucharlo y salí de la cocina subiendo a la habitación— Oli veni —el habló detrás de mí, pero aún así subí las escaleras y me senté en la cama.

Solté un suspiro, todo esto me preocupaba de más. Era arriesgado para Sebas al ser una figura pública, toda su carrera se iba a venir abajo si esto se volvía más grave,

— Oli... —la puerta de la habitación se abrió, Sebas entró y vino directo a abrazarme. Dejó un beso en mi frente y miró mis ojos— Perdón, pero sentía la necesidad de protegerte, es lo que debo hacer —comentó, negué rápido.

— No Sebas, no es la forma de cuidarme mandar a pegarle —hablé mirándolo, el negó.

— Oli, ¿Que querías que hiciera? —se levantó y dejó sus manos en su cadera mientras mantenía su mirada en mi— No voy a dejar que te pongan una mano encima, no sé que querías que hiciera, ¿denunciarlo?

— Era lo ideal —hablé, él sonrió, notaba su sarcasmo.

— Dale Oli, no jodas amor —pasó una mano por mi mejilla— sos todo para mí, y te voy a proteger siempre, no puedo verte llorar por un pajero —comentó.

— No era lo indicado —me levanté de la cama, busque una campera y me abrigue.

— ¿Donde vas? —susurro detrás de mí.

— Necesito estar sola —hablé, agarré mi celular y bajé las escaleras. Salí de la casa y subí a mi auto.

Encendi el motor y comencé a conducir en dirección de la casa donde pasé una parte de mi vida. Llegue unos minutos luego del viaje. Me bajé y comencé a caminar hasta llegar a la puerta, toque timbre esperando que abrieran.

— Vaaa —escuché su voz desde dentro de la casa, sentí el ruido de la llave en la puerta, y seguidamente, abrió— Hola Oli —me acerqué a él y lo abracé.

No había notado la falta que me hacían sus abrazos. Él me correspondió el abrazo acercandome a su cuerpo, dejó un beso en mi frente antes de hacerse un poquito para atrás para mirar mi cara.

— ¿Que pasó? —murmuro, pasó sus dedos por mi mejilla quitando un mechón de pelo para luego dejarlo detrás de mi oreja.

— Yo... —susurre sin ser capaz de contar todo lo que había pasado, incluso si eso implicaba contar mi relación con Neo.

— Veni, pasá —el susurro, se hizo a un lado para dejarme entrar a la casa. Observe el interior, todo continuaba igual a cuando vivía acá— Enzo está en la cocina haciendo tareas —habló a mi lado luego de cerrar la puerta.

— Perdón por dejarte toda la carga de sus tareas —comenté, el sonrió negando. Al entrar a la cocina, había una chica ayudando a Enzo con sus tareas.

— Mamaaaaa —Enzo se levantó de su silla y vino a mí, nos abrazamos, lo había extrañado mucho.

— Oli, ella es Nicole, Nicole ella es Olivia, mamá de Enzo —nos presentó Ivo, a decir verdad, el ambiente se torno un poco incómodo.

— Hola Oli, es un gusto conocerte —Nicole se acercó y nos saludamos con un beso en la mejilla.

— Lo mismo digo —sonreí mirándola y mi vista volvió a Enzo, quien seguía abrazando mi cuerpo, me agache un poco quedando a su altura y dejé un beso en su cabeza.

— ¿Queres tomar algo? —Ivo caminó por la cocina hasta llegar a la mesada donde tenía el mate aprontado.

— Mate está bien —sonreí, Enzo volvió a hacer las tareas y yo me senté frente a él— perdón por venir sin avisar, necesitaba un respiro —hablé, Ivo me miró y me pasó el mate.

— ¿Que pasó? —preguntó él, negué tratando de evitar el tema, no daba hablarlo delante de Enzo.

— No da hablarlo ahora —susurre y él entendió a lo que iba, le pasé el mate y el asintió mirándome.

— ¿Encontraste alquiler o te quedas con Sebas? —preguntó, sonreí y encogi mis hombros.

— Aún no sé, Benja anduvo buscando alquileres también —comenté, él sonrió negando.

— Mi propuesta sigue válida, asique podés tenerla en cuenta también —habló Ivo, la mirada de Nicole estaba puesta sobre nosotros.

— No, para nada, es tú casa —sonreí negando— ya mañana voy a buscar donde vivir, solo cuida a Enzo, porfa —susurre él me miró.

— Oli no pidas por favor, es mi hijo, lo voy a cuidar siempre —comentó mirando a Enzo, él sonrió mirandonos— Hijo andá a jugar a la play un rato, después seguís las tareas —Enzo asintió feliz al escuchar a su papá, empezó a guardar los cuadernos dentro de la mochila y salió de la cocina luego de dejar un beso en mi mejilla.

— Ahora si, me vas a contar que pasó —comentó Ivo, Nicole se sentó junto a nosotros, pensaba si era lo indicado hablar de lo que había pasado frente a ella.

вєиʝαмιи •кнєα• Tercera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora