MIMI
Había visto a la mujer más hermosa del planeta.
Piel morena, pelo moreno y ojos cafés intensos.
Estaba volviendo hacia casa, con los cascos puestos para evitar saludar a la gente que me conocía y yo no tenía ni puta idea de quienes eran.
Al llegar, saque las llaves y entre. Subi las escaleras y abrí la puerta.
Estaba mi abuela y mi madre en la cocina hablando.
Mi padrastro, Daniel, estaba con Rebe en el salón, mirando la tablet.
Yo subí las escaleras para entrar en mi habitación.
Me desnude y cogí las cosas para ir a ducharme.
Sali de la habitación y fui corriendo al baño para que nadie me viese desnuda.
Encendi el agua caliente, y entre, cerré la puerta de la ducha y me dispuse a ducharme.
Unos 10 minutos después, conseguí salir, me puse el albornoz verde que tenía colgado, también me puse una toalla en la cabeza, para enredar mi pelo en ella.
Me seque y me vestí.
Me puse lo de siempre, una camiseta ancha y unas bragas.
Me limpié los oídos y me peine.
Cogí mis gafas para ver, para no caerme por ahí, y bajé al salón.
Mi padrastro y yo nos llevábamos muy bien, y Rebe y yo parecíamos hermanas.
Mi padre, se separó de mi madre hace casi 10 años, él no aceptaba como era, no me quería.
A mi madre la pasaba lo mismo que a mi, mi padre la pegaba y abusaba de ella constantemente, hasta que mi madre estalló y llamó a la policía.
Yo con Rebe me llevo 15 años, yo tengo 28 y ella 13.
Me senté en el sofá individual que había al lado del otro y cogí el móvil para mirar Instagram.
Mi madre me llamó y fui para allá.
-Miriam hija, ayúdanos que no llegamos-dijo mi madre, que no llegaba a por unos vasos, y mi abuela menos.
-Claro- dije, solo tuve que estirar el brazo para alcanzarlos.
-Miriam, no te recordaba tan alta- dijo mi abuela mirándome de pies a cabeza- y que mayor estás, la última vez que te vi eras una renacuaja- dijo haciendo el gesto con la mano.
Yo miré a mi abuela con una sonrisa triste, por que no me cabía en la cabeza que tuviese alzheimer.
Solo se acordaba de mí nombre, de que era su nieta y de mi madre.
De vez en cuando, decíamos a Rebe y a Daniel, que se acercasen a ella a repetir ambos nombres.
La quería con toda mi alma.
-Abuela, te quiero- dije acercándome a ella y no pudiendo evitar soltar unas lágrimas silenciosas.
-Pero Miriam ¿por qué lloras?- dijo sonriente y soltando una risita adorable.
Volvi a abrazarla y soltar unas lágrimas más.
-Por nada Abuela, por nada- dije acariciandola la mejilla y después darla un beso en la misma.
Volví al salón y empecé a poner la mesa para cenar. Cuando la puse me dió por mirar la hora, las 22:27, mañana tendría que hacer las maletas para volver a Madrid.
Me daba pena dejar a esta hermosa ciudad, menos mal que podría volver.
Mi abuela no vivía aquí, vivía en Granada, específicamente en Huetor Tajar, mi pueblo natal.
ESTÁS LEYENDO
Hermanas
FanfictionDos chicas que quieren juntar a sus hermanastras por amor. ¿Que ocurrirá entre ellas?