Amor porfavor

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MIMI

Despertamos sobre las once, Ana me cubría con sus brazos sin tocarme los puntos ya que sabía que me dolía.

-Ana- la susurre en el oído, ya que estaba a mi disposición- tenemos que levantarnos

-Quiero estar así un poco más

-Pero amor, que hemos quedado con mi amiga- abrió los ojos, dejándome ver sus ojos marrones con un toque más claro alrededor, que solo se apreciaba si estas muy cerca.

La di un beso y me levanté, estirando me antes.

Fui hacia el armario a mirar que había, me decanté por lo de siempre, una sudadera ancha y unos vaqueros azules.

Me vestí bajo la atenta mirada de Ana, que seguía allí tumbada, con las sábanas revueltas por su perfecta figura.

Le pasé algo a Ana que la pudiese valer, y a si, no iba con la ropa de ayer.

Se estiró y se levantó para vestirse.

Cogimos lo necesario para salir y pusimos rumbo a la cafetería.

Al llegar ya estaba Gabri, esperando nos, removiendo el café.

Miró a nuestra dirección y sonrió para levantarse y saludar primero a Ana.

-Hola, soy Gabri- la dijo dandola dos besos

-Yo Ana, encantada- dijo con una sonrisa.

-Que pasa rubia- dijo acercándose a mi y dejar un pico en mis labios

La cara de Ana se puso blanca,podía notar como la salía humo por las orejas y mi cara de terror por lo que Ana pudiese hacer.

-Ho-hola Gabri- la dije estática, sin mirar a Ana que debería estar como una furia.

-Pero tía que te ocurre

-¿¡Mimi no la dijiste que somos pareja?!- dijo una Ana furiosa que nunca había visto, con su acento más marcado.

-Em, puede que se me pasará Ana, pero ya está no volverá a hacerlo- la dije a Ana cogiendola de la manos, me apartó la mirada- ¿no es así Gabri?

-Pe- la miré asesinandola con la mirada- no, no volveré a hacerlo.

Ana soltó mis manos y se sentó en la silla, y yo a su lado, cosa que la silla la corrió un poco hacia el lado apuesto al mío.

Desayunamos con la tensión en el aire.

-Bueno, fue un placer

-Si- dijo Ana cortante y dandola dos besos de despedida

-Bueno, hasta luego Gabri

-Adios rubia

Cogi la mano de Ana, pero la apartó metiéndole en el bolsillo de su chaqueta.

Estuvimos todo el camino en silencio, un silencio tenso.

Al abrir la puerta Ana se quedó fuera.

-Amor, ¿no vas a pasar?

-Tengo que ir a sacar a Dumbo, venia para acompañarte y saber que entras

-Bueno, pues hasta mañana amor

-Adiós

Ni un beso ni nada, me metí en el portal y subí las escaleras, para tirarme en el sofá y reposar.

ANA

Estaba muy enfadada, mucho.

Mimi no se podía haber dignado a decírselo a su amiga, no, tenía que darla un pico enfrente mía.

HermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora