Discoteca

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ANA

Llevábamos unos días en Granada, Mimi me había enseñado todo el pueblo y ayer fuimos a la Alhambra, un sitio realmente precioso.

-Ana- gimio bajito en mi oído- más, más rápido

Movi los dedos lo más rapido que pude mientras ella movía sus caderas.

Sentía sus paredes contraerse y sabía que estaba apunto.

Y así era, llegó poco después de dos embestidas más.

-Uf, estoy derrotada- dijo subiéndose los pantalones y abrochar los

Yo, me coloqué bien los pantalones y la camisa ya que estábamos en el coche en medio de la nada y todo oscuro.

-Mimi, deberíamos volver ya se nos ha hecho tardisimo- dije mirando por la ventana y ver la luna, que era lo único que iluminaba la noche oscura.

-¿Y porque no dormimos aquí?- me dijo cerca de mi, rozando sus labios con los míos

-Mmmm

-Vengaaaaaa- rogó con las manos juntas y mirarme con un puchero

-Vale amor, pero lo hago por ti

Salto de alegría, sus ojitos brillaban de ilusión y su sonrisa iluminada más que la luna.

Así que echó las asientos hacia atrás, moviendo los hasta que hubiera un espacio más grande y poder dormir agusto.

Se bajó del coche, fue al maletero y cogió un par de mantas y unos cojines.

-¿Lo tenias preparado?

-Claro Banana, esto lo he querido hacer toda la vida- dijo pasándome una manta y los cojines, se sentó y cerró la puerta.

Sonreí, sonreí con ilusión y con ternura hacia ella, que miraba las estrellas por el gran cristal del coche.

Se giró y me miró sonriendo.

-Eres preciosa-la dije susurrando.

-Tu lo eres más- dijo del mismo modo, para no romper la burbuja.

Nos tumbamos en los asientos, pasó un brazo por encima mía y me achucho, a pesar de haber un ligero espacio entre nosotras.

Hasta que mis ojos se cerraron.

Al despertarme la espalda me dolía horrores, vaya puta mierda.

Me levanté como pude, abriendo la puerta del coche y salir a respirar aire puro y estirar las piernas.

Mimi, seguía durmiendo, tenía la boca entreabierta, y algún mechón de pelo en la cara, sus manos reposaban en su abdomen y sus piernas estaban dobladas.

Me acerque por su lado, abriendo la puerta del copiloto y me puse a su lado.

-Amor, despierta ya

Abrió los ojos despacio, pestañeando varias veces, me miró y sonrió.

-Mi vida, que guapa estás- me dijo acariciando mi cara.

Sonreí y la besé despacio y trasmitiendo todo el amor que sentía por ella.

Salio del vehículo para estirar las piernas, y despues nos volvimos a meter, para volver al pueblo de Mimi.

-Anda niñas donde estabais, os he llamado varias veces, a las dos.

Giramos la cabeza hacia donde estaba Inma.

-Mamá pero si te lo dije ayer

-Miriam a mi no me has dicho nada

HermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora