Amigas

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ANA

La despampanante luz natural entraba por las puertas de cristal que daba al pequeño balcón.

Tenía a Mimi tumbada encima mía, con su cabeza en mi pecho, una pierna colgando dirección al suelo, una mano un mi pecho y la otra en su espalda.

Alba y Rebe estaban tiradas en el suelo, supuse que se cayeron al dormir en la parte del sillón más pequeña.

Miré el reloj que tenía colgado en la pared.

Las 13:09.

Mierda, llegaba tardisimo al trabajo, me levanté despacio para no despertar a Mimi, y fui hasta mi habitación a cambiarme, no antes sin darme una ducha.

Sin hacer ruido abri la puerta y me fui corriendo al trabajo.

Llegué lo más rápido al Starbucks, si era camarera.

Entre medio asfixiada por la maratón que me había pegado segundos antes de entrar, mi jefe, enfadadisimo, me miraba con los brazos cruzados y su pie izquierdo moviéndose frenético.

-Ana, por que llegas tan tarde- me dijo ya cuando había entrado por completo al local, y con su ceño fruncido.

Me tenía que inventar algo.

-Por que, es que vinieron mis padres por mi cumpleaños, vinieron desde Tenerife, Luis.

-Esa no es una escusa para llegar casi 5 horas tarde- mi miro, levantando su mano y enseñándome los 5 dedos.

-Lo siento, no volverá a pasar

-Eso espero Guerra

Al decir eso volvió a su despacho, desapareciendo por el pasillo.

Suspire y fui a los vestuarios para ponerme el uniforme, osea, los zapatos y el delantal.

Me coloqué bien la placa donde ponía Ana Guerra, y fui hacia el mostrador.

-Que te ha pasado Guerrita- me dijo mi compañera y amiga Miriam.

-Que me quedé dormida, con unas amigas y con Alba hasta tarde viendo pelis- la dije mientras llenaba una taza de café.

-Y, ¿que amigas?-me dijo subiendo y bajando las cejas y sonriendo.

-Seras tonta, unas amigas, solo amigas- la dije recalcando el solo

-¡Eh!, Rodríguez, Guerra, no habléis en turno- nos reprocho mi jefe volviendo a aparecer.

Asentimos y seguimos con los pedidos.

MIMI

Al despertarme, estaba en el sofá de Ana medio tirada en el suelo.

Me levanté apoyando las manos en el sofá y sentándome bien.

Me sequé las babas que tenía alrededor de la boca, con mi antebrazo, y desorientada miré alrededor.

Estaba sola, ni rastro de Ana ni de mi hermana y Alba.

Me levanté y me dirigí al baño mientras me frotaba los ojos quitándome las legañas.

Oí voces procedentes de la habitación de invitados y me asomé.

-Anda Mimi, ya te despertaste-me dijo Alba y Rebe girandose y mirar a la puerta, donde yo estaba.

-Eh, si ¿qué, qué hora es?

-Pues- dijo cogiendo el mobil y encendiendo lo para ver la hora-las dos y cuarto pasadas.

Hostia puta.

HermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora