Nuevo trabajo, vida nueva

643 32 2
                                    

Daryl paseó la mirada por la habitación de su nuevo apartamento. A comparación de la casa en la que había vivido en Canadá, este era pequeño. En los últimos seis años, había residido en diferentes lugares del mundo, y había perdido la cuenta de en cuántas casas o apartamentos había pernoctado.

Pero esa etapa había terminado y volvía a la humildad de su barrio, el cual le había visto crecer. Hacía casi seis meses que había vuelto a Savannah y, hasta ese entonces había vivido con su madre, pero pronto decidió buscarse su lugar propio y alquilar un pequeño apartamento a las afueras de la ciudad, muy cerca de la playa y a escasos minutos de la de su madre.

A excepción de una maleta con apenas unas pocas prendas de vestir y su inseparable ordenador portátil, Daryl no tenía más pertenencias de las que llevaba consigo. Dejó la maleta en la cama, sacó de su interior el ordenador y lo encendió. Durante las tres horas siguientes, se dedicó a enviar su currículum a todas las empresas dedicadas a la programación informática.

Adoraba su trabajo como programador, y éste le había permitido viajar a infinidad de países en los últimos años. Desde joven, Daryl tuvo facilidad para todo lo relacionado con la tecnología, consiguiendo entrar en una de las mejores universidades para estudiar ingeniería informática, convirtiéndose en uno de los mejores de su promoción.

Miró un sinfín de ofertas de trabajo, enviando su currículo a todas ellas. No todas estaban relacionadas con la programación, pero la gran mayoría sí. Durante esos cinco meses había estado sin trabajar, adaptándose de nuevo a la vida en su ciudad. Pero ahora, tenía la necesidad de volver a estar activo, tener un trabajo y estar ocupado.

Por suerte para él, su trabajo en el extranjero le había reportado buenos ingresos económicos y aún disponía de suficiente dinero. Muy a pesar de que en el pasado había gastado una fortuna, aún podía permitirse alquilar un apartamento, y sobre todo, ayudar a su madre.

Observó una por una las ofertas de trabajo; y entonces, vio una que le llamó la atención. A diferencia de las anteriores, ésta consistía en un proyecto innovador del instituto High Savannah para enseñar a los jóvenes a programar. Daryl sonrió y envió su solicitud a la escuela. Cuando había estado en Argentina trabajando, había participado en un proyecto similar y le había resultado muy satisfactorio. Quería volver a probar dicha experiencia.

Nala, un bulldog francés atigrado de apenas un año, apareció por la puerta de la habitación con una gruesa cuerda roja y negra en la boca con ganas de jugar. Daryl la miró, justo en el momento que ella se acercó a él, y soltó dicha cuerda reclamando su atención.

Daryl la observó atentamente, queriendo adivinar cuál era la intención de ella. Nala le ladró y él se dio por vencido, pues sabía que era lo que quería.

-¡Está bien, está bien! –Se quejó el hombre, se agacha delante del cachorro, acariciándole. –Vamos con Khloe. -La perrita reconoció el nombre y levanta las orejas, totalmente emocionada por ir a ver a su verdadera dueña.

Tras ello, Daryl cerró el portátil, ató la perra a la correa y salió a la calle hacia la casa de su madre. A medida que se acercaban, Nala ladró reconociendo al instante hacia dónde se dirigían.

Daryl se adentró en casa de su madre con sus propias llaves, que conservaba desde hacía seis años. Nada más abrir, Nala entró con rapidez en busca de su dueña.

– ¿Mamá? –Gritó el hombre adentrándose en la casa y cerrando la puerta tras de sí. –¿Khloe?

-¡Aquí!–La voz de una adolescente resonó en la última habitación del largo pasillo de su antigua casa. Al final de éste, había una puerta que daba a un gran patio.

Compañeros de trabajo (Caryl fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora