Regalos inesperados

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Carol no sabía qué hacer con la información que Lori le había dado. ¿Daryl iba a dejar la escuela por ella? ¿Por estar juntos? Suspiró mientras intentaba poner en orden sus pensamientos. Recogió a Rob de su hotel y fueron a pasar la última tarde juntos, pues Rob se marchaba al día siguiente.

Fueron a tomar algo y a cenar a un restaurante japonés preferidos, mientras el tema principal fue sin duda, su relación con Daryl. Carol le contó las novedades que Lori le había dicho.

-¡Déjate de miedos y de historias y lánzate de una puta vez! –Le dijo Rob mientras Carol comía un maqui de aguacate untado en salsa de soja.

-¿Pero qué pasa con nuestros trabajos?

-Ese hombre está dispuesto a dejar un trabajo por ti. ¿Aún no te has dado cuenta de lo que eso significa? –Dijo con desesperación su amigo.

-Sí, pero yo no quiero que él... - Rob negó con la cabeza ante la cabezonería de Carol.

-Escúchame, sabes tan bien como yo que sino das este paso, te vas a arrepentir de por vida. ¿Lo sabes, verdad? –Ella asintió. -¿A qué estás esperando?

-El consejo escolar.

-Olvídate del trabajo. De Lori y de todos los demás. Nada ni nadie debería decirte con quien o no debes estar. –Rob masculló -. Plántale un beso en los morros y follad hasta que estéis exhaustos. –Carol no pudo evitar reírse cuando la pareja que estaba disfrutando de la cena en la mesa de al lado le miró con mala cara, pues habían escuchado sus obscenas palabras.

-Tienes parte de razón, pero no es tan fácil.

-¡Madre mía, el pobre Daryl! Sabes que estás poniendo como excusa lo del consejo para evitar tomar tu decisión.

-Mira, Rob yo sé que quiero estar con Daryl. Me atrae, me gusta y siento cosas por él. Una parte de mí se muere por dejarse llevar pero la otra esta aterrada.

-Lo entiendo, pero no sirve de nada tener miedo. Solo vas a seguir encerrada en ti misma y sufras.

-También puedo sufrir si me vuelven a traicionar.

-Eras ingenua e inocente, cariño. No te aseguro que no vuelva a pasar. Pero no puedes esconderte para siempre. –Carol suspiró, mientras le dijo que lo intentaría.

Rob se rindió finalmente, pues era consciente que no iba a poder convencer a su amiga de que se dejará guiar por sus sentimientos, muy a pesar de que lo había intentado por todos los medios posibles. Así que cambiaron de tema y hablaron sobre anécdotas de la infancia. Más tarde, Carol llevó a Rob al hotel y ella volvió a casa. Al día siguiente, Carol llegó al colegio a su hora habitual cuando se encontró a Rob con la maleta para despedirse de ella.

-Espero verte pronto, hermanita-, se despidió con ese apelativo cariñoso con el cual a veces le llamaba.

-Y yo. –Le abrazó fuertemente, mientras sentía de nuevo esa soledad cada vez que él se iba. –Dale recuerdos a mi ahijado y a tu mujer. En cuanto pueda iré a visitaros.

-Estoy deseando que lo hagas. Y espero que vengas acompañada.

-Rob. –Le advirtió sabiendo que hacía una clara referencia a Daryl.

-¿Qué? Hazme el favor, anda... déjate llevar, mereces ser amada y amar, Carol. Debes abrirte y arriesgar de una vez por todas. –Rob enmarcó el rostro de Carol con cariño. –Quiero que seas feliz. –Ella asintió mientras se llenaba los ojos de lágrimas. –No llores, tonta. –Le dijo con afecto, estrechándola entre sus brazos.

Compañeros de trabajo (Caryl fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora