【Chapter Thirteen】

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Después de casi una hora de camino, llegaron a su destino, Parc-Nature Pointé-aux-Prairies. La calle estaba llena de personas y a un lado de los jardines estaba una gran variedad de juegos mecánicos entre otras atracciones.

Los chicos bajaron del auto y sin pensarlo se dirigieron a donde estaba la demás gente. Comieron un pretzel mientras caminaban entre las multitudes, después subieron a un par de atracciones, entraron a la casa de los espejos, comieron algodón de azúcar y una soda y después regresaron a los juegos.

Luego de unas horas, y de casi haberse subido a todos los juegos, Alex y Mandy se dirigieron a la fila del carrusel; había bastante gente por lo que charlaban animadamente mientras esperaban.

—Éste sí es el último, lo prometo. —Dijo Mandy mirando mientras se recargaba en la baranda de la fila.

—Bueno, entonces deberás esperarme un momento antes de que subamos ¿me apartas el lugar?

—Seguro. —Alex salió de la fila y se dirigió atrás de las carpas donde vendían postres. 

Alcanzó a ver a Alex con otro chico, se dijeron rápido un par de palabras y después le intercambió algo, se despidieron y Alex caminó de regreso a la fila, la cual había avanzado. Una vez ahí, re recargó en los barrotes y sacó algo de su bolsillo, lo miró un par de segundos, era una pastilla pequeña, parecía un dulce pequeño de menta. Se lo metió a la boca y lo tragó.

—¿Qué es eso? —Preguntó Mandy confundida y el chico volteó a mirarla.

—Un caramelo. —Dijo y le guiñó el ojo.— Se llama Molly.

—¿Molly?

—Sip ¿quieres probar?

—¿Es lo que tu acabas de tomar? —Él asintió con la cabeza. Mandy lo pensó un poco, miró a los lados y después giró la vista de nuevo a Alex.— Esta bien, sí quiero.

Alex se puso justo al frente de Mandy, la tomó de la maíibula y levantó ligeramente su cabeza y la miró a los ojos.

—Abre la boca. —Le ordenó él y ella obedeció.— Saca la lengua. —Lo hizo. Alex tomó la pequeña pastilla entre las puntas de sus dedos y la puso en la punta de la lengua de la chica.— Ahora, la tienes que tragar.

La chica cerró la boca y tragó en seco la pasilla, tosió un poco lo que hizo que Alex riera un poco y quitó su mano de su rostro, bajándola un poco por su cuello hasta dejarla en sus hombros. Mandy sabía perfectamente que lo que el chico acababa de darle no era una pastilla de menta ni nada, había notado el diseño peculiar que tenía en una de sus caras y sabía que no pertenecía a ningún caramelo.

Aun así, lo había tragado, estaba en el máximo apogeo de su juventud y sabía perfectamente lo que había consumido, pero no sabía qué efectos tendría sobre ella. Luego de unos quince minutos, llegaron al inicio de la fila, se subieron a los caballos del carrusel y éste empezó a andar. La boca de la chica se sentía seca y estaba un poco inhibida, se sentía parecida a la vez que se había tomado la bebida de aquel chico en el bar.

El carrusel empezó a andar, Mandy miraba sus manos con detenimiento, comenzaba a sentir el frío en sus mejillas y se puso a mirar sus manos, soltando el tubo del caballo en el que se encontraba montada, Alex comenzó a reírse por la reacción de ella y sacó un cigarrillo de su bolso y lo encendió, se estiró a la baranda y le quitó la diadema a una niña que se encontraba en la orilla, tenía una especie de moño encima, simulando un regalo, la miró y se la puso. Mandy lo miró y comenzó a carcajearse.

—Tus pupilas están muy dilatadas. —Dijo él mirándola a los ojos.

—¿Lo están? —Preguntó ella y volvió a reírse.— Te ves muy gracioso con esa cosa en tu cabeza. — Se estiró para tratar de tocarlo, pero casi se cae del caballo. Alex alcanzó a sostenerla y se quedó recargada en su hombro.— Me gusta como se siente. —Lo volteó a ver sin dejar su hombro.— Tus manos están muy frías.

S A F E || John WickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora